La nueva temporada del multimedial programa de Nicolás Copano y sus secuaces ha evidenciado una notable madurez, tanto en las formas como en el contenido, y se ha transformado en una interesante alternativa para la TV de trasnoche. Un justo premio para la visión y la audacia de Copano, quien se ha jugado por esta idea y está convirtiéndose en el gran referente de la TV por internet en Chile.
“Demasiado Tarde” partió el 2010 como un cuasi-artesanal programa satélite del Festival de Viña transmitido por internet; el 2011 mutó a un espacio de debate en un pub santiaguino con músicos invitados los domingos a la tarde; y ahora están transformados en todo un late show de lunes a jueves, con una escenografía de noticiero, conductores vestidos como si fueran a leer las noticias (no deja de ser significativo que Copano sea rostro de una marca como “Trial”, asociada a ropa formal para hombres), y un mayor énfasis en los contenidos, combinado en dosis exactas con relajo y buena onda. Es decir, todo lo que esperábamos de la versión chilena de CQC, y que nunca llegó a ser.
Se deshicieron de personajes freaks de escaso aporte, y dejaron en pantalla al simpático trío formado por el propio Nicolás, el experto en redes sociales Ignacio Stark y la guapísima Estefanía Opazo. Copano lleva claramente el pandero, mientras los otros dos cumplen bien el papel de “bandejeros”, es decir, complementos y apoyos para su lucimiento. Estefanía se ve todavía muy tímida y Stark aguanta estoicamente el bullying al que lo somete su jefe, y se muestra simpático y hasta adorable cuando baila y se hiperventila.
No es un programa 100% serio, pero tampoco es una joda sin contenidos. En “Demasiado Tarde” hay espacio tanto para el relajo como para la conversación seria. Por algo gente de como Fernando Paulsen, Sergio Nakasone, Franco Parisi y Andrés Velasco se han atrevido a ir. En los temas de actualidad, Copano y sus boys evidencian una buena preparación periodística, y logran establecer un desempeño que nada tiene que envidiarle (y que incluso sería deseable) a los programas periodísticos serios. Incluso en las sección de los “Trending topics”, en el cual se analizan las noticias del día con una mirada irónica, hay espacio para ideas rescatables, en especial de parte de Nicolás, quien hace rato ha demostrado ser un tipo con opinión.
Da gusto ver programas quijotescos como “Demasiado Tarde”, que partieron como proyectos hechos a pulso, y que poco a poco han ido creciendo y evolucionando. Y si siguen así, el margen de mejora es muy amplio aún. Ante la falta de ideas en la TV abierta, la salvación para los que queremos buena TV está en el cable y en Internet. “Demasiado Tarde” es una nueva demostración de que la buena TV es más un tema de ideas y talento que de recursos y marketing. Ojalá que sigan por esa senda.
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