En este 2022 han dejado este mundo muchos próceres del espectáculo chileno, siendo los más relevantes: el cantante Patricio Renán (5 de marzo); la cantante María Inés Naveillán (18 de abril); el artista circense Jorge Domínguez, recordado por su rol del Payaso “Copucha” (23 de abril); el histórico locutor de radio y conductor de televisión Javier Miranda (14 de julio); el vocalista de la banda La Rue Morgue Francisco Valenzuela (14 de julio); y el comediante Jorge “Chino” Navarrete (17 de julio). El 21 de agosto Zalo Reyes, el icónico “Gorrión de Conchalí”, se sumó a este panteón de notables.
¿Qué más se puede agregar a todo lo que se ha dicho del gran Zalo? Un showman consumado, capaz de echarse al bolsillo a todo tipo de públicos. Un notable cantante, de gran voz y dueño de un repertorio plagado de clásicos inmortales de la música popular chilena, y donde rescató e hizo suya la tradición de la fusión del bolero “cortavenas” con el rock iniciada por Los Ángeles Negros, y que fue denominada “música cebolla”.
Un hombre fiel y leal a su gente, que cumplió su promesa de “no cambiarse de casa ni de barrio” y echó raíces en su querido Conchalí, dejando de lado la posibilidad de tener una exitosa carrera internacional para la cual tenía condiciones de sobra. Un hombre encantadoramente irreverente que traspasó barreras sociales, que llevó su “chispeza” y su picardía callejera a los encopetados escenarios televisivos de los años 80, destacando particularmente sus participaciones en el “Festival de la Una”; “Sábados Gigantes” y su recordado segmento “Este es mi Barrio”, “Noche de Gigantes” y su recordada parodia de los cuicos y los pobres bailando cumbia; y esos estelares pitucos conducidos por Antonio Vodanovic como “Permitido”, donde lo presentaron de manera sumamente condescendiente, como si fuera un artista callejero invitado al Festival de Viña, y terminó conquistándolos a todos.
Él fue el protagonista de uno de los momentos más recordados en la historia del Festival de Viña, cuando en 1983 fue la figura máxima del evento con un espectáculo de antología que mezcló música y humor, se ganó dos Antorchas de Plata en una época en que no se las daban a cualquiera, y se ganó una Gaviota de Plata cuatro años antes del “Puma” Rodríguez, en un tiempo en que estaban reservadas a los participantes de las competencias.
Sus últimos grandes éxitos fueron “Mi Prisionera” y “María Teresa y Danilo”, a finales de los 80. Lamentablemente su carrera musical perdió preponderancia a partir de los años 90, y empezó a hacer noticia por polémicas personales, como su lucha contra la adicción a la cocaína y el recordado episodio del programa “Hablemos de…” de 1995 cuando se comió una cebolla después de ser supuestamente hipnotizado por el español Tony Kamo (posteriormente se reveló que fue un tongo televisivo). El abandono de los medios y sus problemas de salud hicieron que sus últimas intervenciones públicas estuvieran algo cargadas de resentimiento, e incluso de agrios conflictos con personajes como el fallecido Luis Dimas e incluso su doble oficial Carlos Caro.
Lo último que se supo musicalmente de Zalo fue el notable cover que la banda Ases Falsos hizo de su último sencillo “Mi Caminar” en el programa de TVN “Puro Chile” en el 2016. Este temazo, injustamente ignorado por los medios en su momento, es el equivalente chileno de “Hurt”, el recordado cover de Nine Inch Nails que terminó siendo el canto del cisne del icónico cantante estadounidense Johnny Cash. En el videoclip de “Mi Caminar”, en medio de recuerdos de su época de gloria e imágenes de su colección de galardones, hay una escena de Zalo Reyes entrando a un velorio donde personajes famosos como Marcelo Hernández (Cachureos), Daniel Vilches, Rodolfo Navech, Arturo Ruiz-Tagle, Leo Rey y otros lloraban alrededor de un ataúd. Zalo se acerca al féretro y se sorprende al ver su cuerpo inerte.
“Don Zalo, por temas como este usted vivirá por siempre”. La frase del vocalista de Ases Falsos Cristóbal Briceño al iniciar su versión de “Mi Caminar” en “Puro Chile” refleja lo que representó el “Gorrión de Conchalí”, uno de los personajes más entrañables del espectáculo chileno. Tal como en el video de su última canción, su cuerpo yace en su ataúd rodeado de flores y muchos ramitos de violetas, y sus amigos y fans lo lloran, pero también celebran su vida y su carrera. Seguramente estará mirando esta escena con orgullo, mientras como buen gorrión emprende su vuelo hacia la eternidad.