Hace algunas horas se comenzó a viralizar en redes sociales una particular carta escrita por el personaje de la exitosa serie de Canal 13. La misiva la creó el propio guionista de la ficción con el objetivo de motivar a la gente a votar este domingo.
Juan Herrera es el padre de la querida familia protagonista de «Los 80″, ficción que se basó en los hechos históricos vivido en Chile por esos años, en plena dictadura militar. Rodrigo Cuevas, el guionista, se inspiró en el icónico personaje para realizar una potente reflexión de cara a las elecciones presidenciales.
Cuevas escribió una carta que reveló la postura que tendría Herrera este domingo en las urnas. En el texto, el padre se dirige a Gabriel Boric y se cuadra con su candidatura. El personaje explica los sacrificios y los complejos momentos por los que pasaron, y con ello argumenta que él y su familia votarán uno.
En conversación con La Cuarta, Cuevas confesó qué fue lo que lo motivó a difundir la misiva: “Estas elecciones las siento como las más importantes desde el Plebiscito», dijo en un inicio. «Es muy difícil permanecer indiferente y quise hacer un ejercicio lo más honesto posible. De ponerme de verdad en la piel, en el corazón, en la cabeza de Juan Herrera», explicó.
«¿Por qué él? Porque es tan representativo del alma chilena. Me pareció valioso que fuera él quien escribiera esa carta. Juan no dice exactamente lo que yo, Rodrigo Cuevas, pienso. Traté de verdad ponerme en sus zapatos. Y creo que una persona como él, con su historia, con su recorrido y puesto en una situación como esta, haría saber su opinión”, detalló.
Cuando se le consultó por la reacción de Daniel Muñoz, actor que encarna a Juan Herrera en la ficción, el guionista indicó que gustó mucho. «Estaba muy emocionado. Me dijo que había llorado leyéndola», dijo.
Lee la carta a continuación:
“Estimado Señor Boric. Mi nombre es Juan Herrera, tengo 83 años y soy casado. Con orgullo puedo decir que tenemos cuatro hijos, siete nietos y una bisnieta que desde el primer día me robó el corazón. Estudié en un liceo industrial y en la vida hice muchas cosas para parar la olla. Trabajé 20 años en Textiles Nacionales, una gran industria de esas que ya no existen. Después me agarró la crisis del 82 y quedé cesante. Encontré pega como vendedor de tienda, y llegué a tener mi propio taller de confecciones. Íbamos como avión hasta que me estafaron. Pero me las rebusqué manejando un taxi. Después me afirmé con un videoclub, donde con mi compadre Exequiel arrendábamos películas en VHS, que eran como unos casetes grandes que a lo mejor usted no alcanzó a ver. Ahora tengo una familia grande para tendernos una mano. En todos estos años, he visto lo bueno y lo malo de Chile”.
“Desde el regreso a la democracia he votado en todas las elecciones. Tengo mis chequeos al día y la diabetes bien controlada, pero a esta edad nunca se sabe. Este podría ser mi última elección, y quizás la más importante”.
“Y le confieso que, con la Anita, mi señora, estamos muy preocupados por el futuro porque, mire como son las cosas, parece que mucha gente ha olvidado el pasado. Hace poco más de 30 años Chile era un país pobre y asustado. Uno se arropaba con los amigos y la familia, porque afuera, en las calles, había una dictadura que dividía el país entre chilenos bien nacidos y mal nacidos. Los bien nacidos eran ellos, por supuesto. Los otros teníamos que hablar bajito y agachar la cabeza. Fue muy duro vivir en esos tiempos. Se lo recuerdo especialmente a algunos viejos, como yo, que parece que tienen mala memoria”.
“Hoy mi familia es como la de cualquier chileno común y corriente. Hay de todo, profesionales, emprendedores, estudiantes, a algunas les ha ido bien y otros llegan apenas a fin de mes”.
“Hay casados, separados, vueltos a juntar. Mi hija menor tiene polola y está esperando que salga la ley para poder adoptar a un niñito. Y varios de mis nietos dicen que son bi o no binarios o poco binarios o algo así, la verdad es que yo ya me pierdo con esas cosas. Pero lo importante es que en mi casa todos pueden vivir como lo que son y decir lo que piensan, y a todos se los quiere por igual. Porque en mi familia no hay comunistas ni pinochetistas, ni santos ni pecadores, ni bien nacidos o mal nacidos, hay personas”.
“Uno, que ya es viejo en esto, sabe que los famosos programas de gobierno están llenos de promesas que muchas veces no se cumplen. El papel aguanta mucho. Y si hay algo que aprendimos con esta pandemia es que nadie tiene la bola de cristal para saber con quién habrá más trabajo o más seguridad. O si no mire como terminamos con el presidente Piñera, que se supone que arreglaría todas esas cosas. Así que con la Anita hemos decidido que votaremos por el candidato que, pase lo que pase, cuide lo que tanto dolor y tantas lágrimas costó conseguir: la democracia y el respeto por la dignidad de todas las personas. Votaremos por el candidato que no divida el mundo entre buenos y malos”.
“Es por todo esto, joven, que votaremos por usted. Teníamos algunas dudas, hay que decirlo. Porque habría sido bueno que llegara a este trance con más canas y más cicatrices. Que supiera lo que es criar un cabro chico contando las chauchas, o buscar pega con el diario debajo del brazo. Pero como dicen por ahí, lo perfecto es enemigo de lo bueno. Y la verdad es que el otro candidato tiene más canas y más arrugas, pero de pelar el ajo y buscar pega, sabe menos todavía. Y con la Anita, mi señora, nos convencimos de que usted es un joven inteligente y bien intencionado, que ha entendido que los países son como las familias, donde tenemos que aprender a vivir todos juntos, aceptando nuestras diferencias. Y si no alcanza para querernos, al menos tenemos respetarnos”.
“Con la Anita ya estamos en los descuentos, así que el voto del domingo no será por nosotros, será por el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos. Para que vivan en un planeta donde no haya que matarse por el agua. Para que mis hijas no pierdan los derechos que tanto les ha costado conquistar”.
“Para que nadie los apunte con el dedo en la calle. Para que el trabajador humilde no tenga que volver a humillarse. Para que a nadie le falte el pan en la mesa y no tengamos que volver a esos tiempos oscuros y tristes. Votaremos por usted para no volver a los 80″.
“La responsabilidad que tiene sobre sus hombros es gigante. Recuérdelo cada día al despertar. Gobierne para todos y con todos. Porque como le dije hace mucho tiempo a mis hijos: cuando queda la escoba, la gente como nosotros es la que paga el pato. Los que están arriba, los generales, los políticos, esos nunca pierden. ¡Nunca! O se quedan con el poder o son los primeros en salir cascando, ¡los primeros! Y la gente como nosotros, es la que se queda, la que tiene que seguir trabajando y pelando el ajo para seguir viviendo”.
“Así que por el bien de Chile, con mi señora comprometemos nuestro voto por usted y le deseamos el mejor de los éxitos. Se despide atentamente. Juan Herrera. PD: Saludos cordiales le manda mi señora».