Rara la primera jornada de Viña 2018. Llena de detalles inesperados, momentos importantes y otros sumamente bochornosos. Aquí va el análisis.
Obertura: Nuevamente el gag de inicio tipo Oscar, una gran idea de Chilevisión que ojalá se mantenga en los próximos años. Se echó de menos a Nicolás Massú manejando la Limusina onda “Rápido y Furioso”. La versión en múltiples estilos del clásico «¿Qué hacen aquí?» de Illapu con artistas diversos simplemente A-LU-CI-NAN-TE. Valorable la apertura de criterio y humildad artística del grupo antofagastino, que no tuvo problemas en compartir escenario con reggaetoneros, bachateros, baladistas, cumbieros y otros exponentes de géneros musicales con los cuales otros “puristas” no habrían aceptado compartir escenario. La predilección por la multiculturalidad observada en Olmué se profundiza en Viña
Conductores y Backstage: Juegan de memoria. Carola de Moras regia como siempre con su traje españolado. Notable Rafa en el anuncio del premio ícono para Bosé. En el backstage, Carolina Mestrovic mató con su transparencia tipo baby doll y anduvo a tropezones con Andrés Caniulef.
Alex Hernández se engolosinó: el histórico director de Mekano se puso a jugar con las perillas y llenó la pantalla de pura paja molida: la “FanCam” y las imágenes de Bombo Fica tomando tecito en pleno show de Bosé causaron furia en redes sociales. La estética kitsch me hizo recordar al Jappening con Ja de 1978. En cualquier momento se anunciaba en los parlantes “¡los éxitos musicales……..con Silverio Silva!”.
Miguel Bosé: ¡¡Qué bien envejeció!! En gran forma para sus 61 años. Desde un principio quedó la duda si usó playback o no, algo que es tema en este evento. Cantar con playback en Viña se justifica en el caso de artistas que mezclan canto y baile y que por edad no les da para hacer ambas cosas todo el tiempo como Chayanne y Madonna. Fuera de eso, usar playback en Viña es un sacrilegio. Si lo hizo, es un maestro de la fonomímica. El tipo tiene oficio y repertorio, y sacó provecho de él. Con o sin pista grabada, su voz está definitivamente gastada. Eso se notó especialmente en el segmento de sus canciones de inicios de los 80, para las cuales ya no le da el fuelle. Ya hay que llamarlo “Don Miguel” Bosé. Para la próxima vez va a llegar imitando al fallecido Leonard Cohen. Notable la participación del dúo Ha-Ash, que le dio categoría a “Si Tú No Vuelves” y generaron expectativa para su propio show. Doble gaviota bien ganada y merecido homenaje.
Gran idea, cuestionable ejecución: Lo del premio “artista ícono” es una muy buena idea, casi al borde de la genialidad. Es un premio que hay que ganárselo por trayectoria y que no está sujeto a los vaivenes del Monstruo, así que no corre el riesgo de chacrearse como las Gaviotas. Sin embargo, la concreción dejó mucho que desear. El collage tipo “Casa & Ideas” fue muy poco glamoroso. No costaba nada invertir en un trofeo especial o un galvano bonito. Desde que le regalaron ponchos y sombreros de huaso a Antonio Prieto y Lucho Gatica que no se veía un regalo tan mal pensado.
Bombo Fica: En una palabra, irregular. Alternó buenos momentos en su monólogo, a la altura de sus presentaciones anteriores, con guateos forzados e insólitos. Lo de Willy Benítez se entendía por su hito de 1983, pero su opening fue poco afortunado, claramente inferior al brillante monólogo que hizo en Olmué el año pasado. Su segmento de fonomímica al son de la versión de Rosita Serrano para “Cielito Lindo” estuvo de más. ¿Mariela Montero? Su puesta en escena simplemente sobró, y se ganó impensadas pifias de un público al que solo le interesaban los monólogos de Fica. Es hermosa, talentosa y con personalidad, pero lo suyo es para espacios cerrados, no para el Festival. Aunque se reivindicaron en algo cuando hicieron el sketch de marido y mujer, el incluirlos a la fuerza le quitó ritmo al espectáculo. Bombo se dio el lujo de hacer el show que quería: le dio espacio a sus compañeros; hizo comedia brillantemente con su ingreso al Partido Comunista; jugó al límite de la incorrección política cuando habló de inmigración e hizo alusiones a la belleza femenina que le provocaron urticaria a más de alguna feminista recalcitrante; y en un precioso gesto, le regaló su Gaviota de Plata al reivindicado Willy Benítez. Al final, sacó su doble gaviota y arrasó en rating, pero dejó una sensación extraña.
Illapu: Una total falta de respeto que una banda con la categoría y trayectoria de los antofagastinos saliera a actuar a las 03:30 AM. No me dio el fuelle para seguirlos. Por suerte existen You Tube y las redes sociales. Cumplieron profesionalmente con un show multicultural a todo trapo, con Roberto Márquez luciendo su portentosa voz; hicieron alusiones surtidas a la contingencia bancando con todo a los mapuches. Se llevaron las dos gaviotas de rigor. Lo de los horarios es un problema de nunca acabar.