El cierre del Festival de los Festivales estuvo prendidísimo con el fenómeno J Balvin, el humor inteligente de Fabrizio Copano, el despliegue de Lali Espósito, la calidad de Mon Laferte y el baile desenfrenado de Marama y Rombai.
Obertura: Entretenido opening con J Balvin, el jurado de los Auténticos Decadentes y los demás participantes del día de hoy.
Animadores: Carola más guapa que nunca, y Rafa elegante. Lo suyo ya es trámite. Supieron manejar bien lo de la solicitud de Gaviota de Platino para Mon Laferte. Si Chilevisión vuelve a ganar la licitación tienen que seguir a cargo del evento.
J Balvin: Tal como su “pana” Maluma (el cual no apareció ayer, y con el cual parece tener una fuerte rivalidad), entró precedido por un gran revuelo mediático; y al igual que el hombre de “4 Babys” desató euforia, hizo bailar a la Quinta y se ganó la doble gaviota. En lo artístico, me gustó más Balvin, me pareció con mayor y mejor despliegue, aunque dentro del nivel habitual de los exponentes del reggaetón. Si Américo le pega 1000 patadas a Maluma, le pega 800 a J Balvin.
Fabrizio Copano: Lo que hizo el Copano chico se describe en una palabra: OFICIO, ese que se adquiere después de años actuando en diversos escenarios, chicos y grandes, en Chile y en el extranjero, en particular en Estados Unidos, la mismísima tierra del stand up. Es lo que hicieron Los Beatles después de meses tocando en cabarets de mala muerte en Hamburgo a inicios de los 60, y que les permitió afiatarse para llegar a ser lo que fueron. Se vio tranquilo, relajado, sin más recursos de apoyo que un vaso de agua y sin siquiera alguien que le sople instrucciones vía “muela”. Su rutina fue inteligentemente concebida y trabajada, una montaña rusa que pasó rápidamente de un tema a otro, donde supo incorporar lo ocurrido durante el desarrollo del evento como las polémicas por las rutinas groseras de algunos de sus colegas y la carta de Alberto Plaza. Eso de poner “Que Cante la Vida” al cerrar su show fue sarcasmo puro. Además, hizo improvisaciones pequeñas pero geniales, como lo de la risa de Viñuela y los delfines; lo del letrero de Pepsi “Cambia tu rutina”; y el troleo al tipo de las señas en la parte de los pitufos. Se atrevió a interactuar con el público en un Mega-escenario y lo logró sin perder el hilo del show. No había visto a nadie hacer eso en el Festival, ni siquiera a los grandes del humor. Políticamente niveló la cancha después de la rutina reaccionaria de Ja Ja Calderón de la cuarta noche. Fabrizio es militante de Revolución Democrática (el “Stand Up Party”, por tener otros “standaperos” en sus filas como Jani Dueñas, Paloma Salas y Felipe Avello) y eso se notó en su discurso político, cargado al progresismo y hablando de temas delicados como el aborto. Fabrizio fue el más cercano a lo que mostraron Edo Caroe y Natalia Valdebenito el año pasado. Para mi gusto, el mejor número humorístico de este año. Me dio gusto ver a su hermano Nicolás, a su padre y al resto de su familia bancándolos en la platea. Y me dio más gusto todavía que les haya salido el tiro por la culata a los idiotas que lo querían funar por redes sociales, ya sea por discrepancia política o por aversión (con mucho de envidia) por todo lo que tenga apellido Copano.
Lali Espósito: La estrella Teen argentina aprovechó a full su estadía en la Quinta. Se llevó las dos Gaviotas, la bendición pública de la mismísima Isabel Pantoja y una experiencia valiosísima para su carrera. Tal como la influencia de Mark Anthony resulta evidente en Américo, para Lali el modelo a seguir claramente es Beyoncé. Un show que no tiene nada que envidiarle a ninguna estrellita Teen estadounidense. Para más remate, fue por demolición la artista más popular del evento compitiendo con Maluma, J Balvin, Isabel Pantoja y Olivia Newton-John. Y pensar que Chilevisión se farreó patéticamente “Esperanza Mía” al emitirla a la hora del níspero y con un innecesario doblaje al “chileno”. Al “genio” que tomó esa decisión ya tendrían que habérselo “penqueado”. Vaya uno a saber cómo habría sido el fenómeno Lali en Viña si su teleserie sobre monjas hubiera tenido gran sintonía en Chile.
Mon Laferte: Reconozco que me sorprendió. Una voz privilegiada, guapa a más no poder, una gran banda de apoyo, y un repertorio exquisito. Mon Laferte es de la misma cuerda de la portorriqueña Ile y las mexicanas Julieta Venegas y Natalia Lafourcade: cantantes jóvenes, talentosas, que saben de música y con un cariño especial por los elementos “vintage” y autóctonos. Lo suyo es actualizar y restaurar brillo a la herencia del cancionero popular latinoamericano, y lo hace con categoría. Tenía noticia de que estaba en un gran momento, pero me fui de espalda cuando el público pidió la primera gaviota después de la primera canción. Un show de categoría, con música “de verdad” y con músicos “de verdad”. Se mereció las dos gaviotas, con méritos para la de platino… que fue pedida por el público, pero que no se podía otorgar porque no existía. Ello provocó que el “Monstruo” se desbordara y pifiara la presentación del ganador de la competencia folklórica y la premiación internacional.
Marama y Rombai: Los trajeron para hacer un fin de fiesta y lo lograron. Musicalmente ofrecieron un “sound” estilizado, desprovisto de todo rastro de marginalidad propio del original. Todas las canciones son como cortadas por la misma tijera. Me pareció que Marama es musicalmente más consistente, con más elementos. Rombai es un grupo prefabricado, con un cantante carilindo y agradable y una rubia exquisita como vocalista. Para ellos, ser el número de cierre siendo tan jóvenes fue un gran desafío, y lo superaron de gran forma, con merecida doble gaviota. Gran cierre para el evento.
Un apunte respecto de la competencia: En el folclore Chile ganó con justicia. En la parte internacional, la excelente rapera cubana Danay Suárez corría como amplia favorita hasta que, impulsada por sus creencias cristianas, cambió la letra de su canción “Yo aprendí” por otra con referencias al evangelio y contra el aborto, y generó una situación insólita. Al contrario de lo que muchos sostienen, creo que fue acertado postergar la decisión del ganador para analizar la situación. Podrían haber aplicado el reglamento sin anestesia y haberla descalificado de una, pero optaron por aplicar criterio artístico. Dieron por ganador a España, pero reconocieron su talento y le regalaron una gaviota. Después de ello, la cubana leyó un pasaje de la Biblia en el mismo escenario donde Maluma cantó “4 Babys”, Fabrizio Copano se pronunció a favor del aborto y la “Chiqui” habló de lunares en la vagina. Más allá de estar o no acuerdo con ella, lo que hizo fue respetable en lo ideológico y admirable en lo musical.