Jornada marcada por la histeria causada por Maluma, el reconfortante triunfo de Rodrigo Villegas y la clase magistral de Américo en el cierre del show.
Obertura: ¡Cómo se notó que Maluma era el plato fuerte del evento! Primero mostraron un mini-documental sobre su paso por Viña. Y luego lo hicieron participar en un simulacro del programa “Espías del Amor”.
Animadores: Quinta vez consecutiva que Carola de Moras celebra un cumpleaños sobre el escenario. Tiene las mejores fiestas de cumple de Chile. Los animadores en general se vieron acertados: rellenaron mientras Maluma se cambiaba de ropa y bancaron a Rodrigo Villegas mientras se resolvía el incidente en la galería. Bien Rafa en la forma que zanjó el tema del 2011 con Américo, cuando el ariqueño se sintió herido con él por aleonar a “Aventura” y Romeo Santos en medio de su show.
Maluma: Su actuación revela que sus tres mayores fortalezas son: su asesor de imagen, su agente de prensa y su representante (¿será el mismo de Mauricio Pinilla?). Siendo sincero, no es la gran cosa el colombiano en términos artísticos. Apenas discreto como cantante, con repertorio lleno de hits pero muy corto para un show como el de Viña, y con una puesta en escena no muy diferente a la de otros reggaetoneros. Lo que sí tiene es una tremenda facha, los encantadores modales educados propios de los colombianos y mucha simpatía. A diferencia de algunos de sus colegas boricuas a los que parece gustarle mucho asumir el rol de maleantes o pandilleros, Maluma es como un estudiante de la Universidad Adolfo Ibañez que canta reggaetón. Eso que los animadores rellenen mientras se cambia la ropa es muy de “amateur”, no es propio de artistas que juegan en las ligas mayores. Los grandes artistas resuelven esto de otra forma: muestran un video o le dan la oportunidad a sus músicos y coristas de lucirse, como lo hizo Peter Cetera la noche anterior. El coro destemplado de fans gritando como desaforadas las misóginas letras de “Cuatro Babys” es una muestra de lo mucho que falta por recorrer en el tema del respeto hacia la mujer. En resumen, como fenómeno mediático Maluma cumplió todas las expectativas y se ganó las dos gaviotas. Como artista, le falta una barbaridad.
Rodrigo Villegas: Parafraseando a su personaje de ”Morandé con Compañía”, fue una verdadera “máquina”. Me alegró verlo triunfar. Un tipo humilde, simpático, algo ansioso y que sabe reírse de sí mismo. Como gordo crónico, me sentí super identificado con su descripción de las pellejerías de quienes luchamos contra los kilitos de más. Se nota que se preparó y que quemó las naves (renuncia a MCC incluida) en este show. Tuvo el contenido y la profundidad que le faltaron a la “Chiqui” Aguayo. No fue 100% blanco, hubo garabatos, doble sentido y alusiones a la escatología, pero bien medidas y mejor contextualizadas en una rutina consistente. Además, supo salvar un insólito bache cuando su show se vio interrumpido por un incidente policial en la galería. Como si la Ley del Karma quisiera hacerse presente, un molestoso de la “galucha” como su personaje «Mathiu Focker» le interrumpió el espectáculo. Aunque los animadores lo bancaron de manera oportuna, logró pasar el momento a punta de muy buenas tallas, lo que habla muy bien de él. La parte de las canciones de Topo Gigio y Raphael fue notable. Merecidas las dos gaviotas. La pregunta ahora es: ¿le convendrá volver a “Morandé con Compañía”, o es hora de que vuele con alas propias? Villegas está para mucho más que solamente ser parte de “El Muro” o tener exclusividad en un programa que le asegura pantalla e ingreso estable, pero que lo limita en lo artístico.
Américo: Una verdadera demostración de excelencia artística de parte del más internacional de los cumbieros chilenos. Ya el 2010 y el 2011 había mostrado shows de gran nivel, pero lo de anoche fue simplemente de clase mundial. Mezcló sus ya clásicas cumbias de autores peruanos con arreglos donde coqueteó con la salsa, la bachata, la balada y hasta el rock. Lo suyo fue una sucesión de temazos uno tras otro, con una Quinta Vergara prendida a las 3 de la mañana. Su banda de acompañamiento era espectacular, y sus dos coristas realmente excepcionales. Incluso se dio el lujo de invitar a una preciosa cantante gringa con la que cantó una bachata. La influencia de Marc Anthony y Bruno Mars resulta evidente, pero el ariqueño no es una mera copia al carbón, sino que adapta ideas, mezcla e inventa, lo que habla de trabajo y profesionalismo. Se ganó sus dos gaviotas e hizo méritos para la de Platino. Su nivel fue tan alto que hasta los recuerdos de su época “sound” con el grupo “Alegría” ganaron categoría artística. Con el clásico sound “Mujeres y Cervezas” (el “Final Countdown chileno” según “Ases Falsos” que la toca en sus conciertos) la Quinta se transformó en una gran fonda dieciochera. La guinda de la torta fue su notable cover en clave Bruno Mars del clásico de Jorge González “Esta es para hacerte feliz”, el mismo con la que se lució en “Puro Chile” el año pasado. No me tiembla el teclado para afirmar que Américo le pegó 1000 patadas a Maluma en lo artístico. Después de esto, el medio artístico chileno le quedó chico al ariqueño. Tiene que irse a Miami o a México si quiere seguir creciendo.