Fue la jornada más extensa de lo que lleva el certamen este año con un show único e inigualable de Isabel Pantoja y la excelente rutina del «Mono Sánchez». Los únicos perjudicados con la hora fueron Río Roma, quienes a pesar de todo, salieron airosos con su presentación.
Inicio de Transmisiones: Opening emotivo, marcado por el emocionante tributo a Juan Gabriel. El minuto de silencio al inicio de la jornada fue emocionante. Aquí es donde uno se da cuenta de la profunda penetración en la gente de artistas como Juan Gabriel e Isabel Pantoja.
Animadores: nada que decir. El manejo al que nos tienen acostumbrados, y Carola espectacular con su vestido dorado. Lo que sí, mala onda que se hayan sumado al coro de dardos indirectos a la “Chiqui” Aguayo siendo que ayer la adulaban.
Isabel Pantoja: Un espectáculo de primerísima categoría, como los de antes. Tenía noción que la española tenía gran arrastre, pero nunca se me pasó por la mente que era de esas que juegan en otra liga en términos artísticos. La Pantoja es la última sobreviviente de esa raza de divas españolas de la canción integrada por Rocío Jurado, Rocío Dúrcal, Lola Flores y Paloma San Basilio: vozarrón potente (tenía el micrófono a un metro de distancia de su boca); estupenda (considerando su edad y que viene de estar un buen rato en cana); carismática; con notable manejo escénico; y con personalidad fuerte y avasalladora, que se vio más que nunca reflejada en el reto de antología que le dedicó a un par de integrantes del jurado que estaban cuchicheando mientras actuaba. Si a todo eso se le suma: un público incondicional y rendido a sus pies; una maravillosa orquesta de acompañamiento; y un repertorio repleto de clásicos de la música popular especialmente marcado por el aporte de Juan Gabriel, tenemos el que va a ser con toda certeza el mejor espectáculo de este festival. Había que ser de piedra para no emocionarse con “Hasta que te conocí” y “Así fue”. Genial decisión que la organización le sumara una Gaviota de Platino especial a las dos de Plata y Oro que se ganó muerta de la risa, porque pone de una vez por todas las cosas en su lugar: una artistaza como la Pantoja no podía irse con los mismos premios que colegas que no le llegan ni a los talones. Si la elección de reina fuera realmente en serio, la pelea sería entre la Pantoja y Olivia Newton-John. Gala Caldirola, Kika Silva y las otras no están ni para limpiarle los zapatos a estas divas de la canción. Si se puede criticar algo, es que debieron dejarla al cierre de la jornada. Sus casi 3 horas de show hicieron que “Río Roma” saliera pasadas las 3 AM.
Carlos “Mono” Sánchez: Muchos temíamos por su suerte: era extranjero y salía después del show de la Pantoja. Sin embargo, se echó al bolsillo al monstruo desde el inicio. Dio una clase magistral de profesionalismo: Se nota que tiene oficio y que se preparó adecuadamente. Se hizo asesorar por chilenos, e incluyó elementos criollos como palabras y música como “El Galeón Español” y “El Baile de los que Cobran”. Su humor fue evidentemente menos picante que el de la “Chiqui” (a quien le dio como caja cada vez que pudo), pero no se puede decir que haya sido 100% “blanco y familiar”. Humor blanco hacían Sandy y Hugo Varela. Su rutina recordó elementos de los humoristas invitados a “Viva el Lunes”, pero resultó claramente efectivo. Se llevó las dos gaviotas y se transformó en el mejor comediante hasta el momento, no solamente por rutina sino que porque le tocó la situación más difícil. Lo del “Mono” Sánchez es de esos hitos que abre las puertas de la Quinta a estilos humorísticos completos, al igual que “Dinamita Show” con el humor callejero, Jorge Alís con el stand up comedy y Natalia Valdebenito con las comediantes mujeres. A partir del 2018 debiéramos ver al menos un comediante extranjero por año. Sería interesante tener en la Quinta a alguno de los del “Club de la Comedia” español o a esos geniales exponentes argentinos del stand up como Ezequiel Campa, Malena Pichot o Malena Guinzburg.
Río Roma: Salieron a la hora del níspero, cerrando una larga y emocionante jornada. Los hermanos Ortega cantaron sus éxitos de teleseries, deleitaron a su incondicional público, trajeron a Mario Guerrero de invitado y se llevaron sus dos gaviotillas. Se merecen volver en dos o tres años más, con mayor repertorio y abriendo el show.