Y así se cierra un nuevo Festival de Viña del Mar.
Animadores (5,0). Por fin se dio algo de complicidad entre Rafa y Eva. Se vieron en aprietos para cortar el show de Juan Luis Guerra, recibiendo el odio del monstruo. Un duro festival para ambos rostros.
Bombo Fica (6,9): El mejor número humorístico de este año. Mostró las mismas virtudes que lo hicieron triunfar el 2010: ritmo, chistes hilados en historias muy bien contadas e histrionismo. Y agregó lo que se echó de menos el año pasado: la contingencia. Triunfador en todo sentido: en calidad, en premiuos (tetra pack y le quedaron debiendo la de platino) y en rating (casi 60 puntos). Este año nquedó demostrado que el humor tiene que estar en el festival, pero el humor inteligente, ocurrente y contingente. Los únicos que en los últimos años han logrado la «conjunción mágica» de éxito en sintonía, público y crítica han sido Coco Legrand, Stefan Kramer, Bombo Fica y Dinamita Show
José Luis Perales (6,6): Un gentleman. Un caballero. Con una banda que le dio un interesante toque moderno a sus canciones, Perales repasó lo mejor del cancionero romántico español de los años 70 y 80, clásicos que están en el inconsciente colectivo de los que vivimos en esa época. Su voz (que nunca ha sido su fuerte en todo caso) lució menos gastada que la de Adamo. Sacó tetra pack y terminó cantando «Te quiero» con el grupo de amigotes simpaticones con los que conformó el jurado. Como dirían en su país, es un puto amo.
Juan Luis Guerra y 4:40 (6,8): El dominicano ya se puede comparar a Paul Mc Cartney en una cosa: al igual que «Macca», tiene tantas canciones que siempre van a faltar algunas en sus recitales. Con su sólida banda de siempre (donde se echó de menos a la corista Adalgisa Pantaleón), Guerra presentó una sabia mixtura de sus mejores clásicos, temas de sus trabajos más recientes (me faltó «Bachata en Fukuoka») y algunos temas de corte cristiano sumamente movidos, entre los que destacó «Las Avispas». Las mejores canciones cristianas las tiene Juan Luis Guerra, bailables y entretenidas sin perder profundidad. Además, Guerra dio una clase magistral de lo que es una verdadera bachata. Prince Royce es a Juan Luis Guerra lo que Juvenal Olmos es a Marcelo Bielsa. Hizo vibrar al público, sacó tetra pack y fue el mejor cierre de fiesta para este evento. Guerra tiene un particular record festivalero: abrió dos veces el evento (2000 y 2006) y lo cerró dos veces (1991 y 2012), y en todas sus actuaciones ha sido capaz de sorprender y mostrar cosas nuevas. Un crack.
Competencias: Más que nunca, la última lenteja del paquete de este festival. Los merecidos ganadores (Chile en Folklore e Italia en la Internacional) cerraron el evento a las 2 AM, cuando en Quinta empezaban a penar las ánimas.