El “show de noticias” de La Red está girando progresivamente a la actualidad pura, con cada vez menos espacio para temas “light”. Nicolás Copano parece perfilarse como periodista duro y Sebastián Esnaola desempolvó la pizarra de Pamela Jiles.
En estas últimas semanas, “#Vigilantes” ha tomado un rumbo notoriamente periodístico. Al parecer “el show de noticias” está dejando de lado progresivamente el “show” para centrarse en las noticias. En las últimas ediciones el debate sobre temas de gran interés ciudadano se ha tomado el espacio, quedando cada vez menos espacio para los temas “light”. Ya casi no aparecen comediantes (Paloma Salas) ni personajes “freaks” (“Cogollo” Larraín) dentro del panel, y hasta Felipe Avello, mientras participó en el espacio, tuvo que dejar la ironía y la joda a un lado y debatir con seriedad. De los panelistas originales, solamente sobrevive Sebastián Esnaola y actualmente se han sumado el abogado Aldo Duque y la periodista Cecilia Gutiérrez, el concejal Jaime Parada y la ex directora de la JUNJI, Ximena Ossandón, entre otros. Además de las lecturas de los mensajes de Twitter, donde el programa sigue siendo un potente generador de Trending Topics, agregaron la emisión de llamadas telefónicas, lo cual evoca mucho al recordado programa “El Termómetro” de Chilevisión. “#Vigilantes” parece haber heredado la línea de actualidad dura que tenía “Mentiras Verdaderas” hasta hace algunas semanas.
Otra de las novedades de este último tiempo es la “resurrección” de la pizarra que usaba Pamela Jiles en el fenecido “Chile a Prueba de Jiles” de “Mentiras Verdaderas”. El que tomó la posta dejada por la “abuela” es Sebastián Esnaola, quien con ayuda de plumones, cinta adhesiva y muchos dibujos ilustra diversos temas de actualidad con el mismo afán didáctico y bastante menos sesgo ideológico que el de Pamela Jiles. Una buena idea que merece ser desarrollada, y que ojalá no tenga que ser abandonada debido al “lobby telefónico” que obligó a cerrar la sección de la “abuela”.
En “#Vigilantes” se ha visto a Nicolás Copano en una postura de “líder de opinión”, dejando en el pasado el humor algo adolescente que le conocimos en “El Informal”, “Canal Copano” y en los primeros tiempos del “Demasiado Tarde”. Este Copano “opinante” ya había despuntado en el “Demasiado Tarde” y también se aprecia en sus editoriales en el diario Publimetro y en su programa “#Hashtag” de Radio La Clave, algunas de ellas simplemente notables como la monumental “parada de carros” a Nicolás Larraín del viernes 24 de Octubre. Además, asumió el desafío de hacer entrevistas de actualidad al inicio del programa. Y le han tocado temas pesadísimos: los escándalos de la Iglesia Católica; la crisis del ébola; la colusión en el Transantiago; y el proceso judicial contra Cristián Labbé; y entrevistados como el Padre Fernando Montes, Libardo Buitrago y el abogado del ex-alcalde de Providencia, Cristián Espejo. Copano, que tiene estudios incompletos de periodismo, está teniendo una práctica profesional de lujo, mejor que las que habría logrado si hubiese continuado estudiando. Aunque lleva un buen tiempo haciendo entrevistas, resulta interesante verlo enfrentando a personajes mañosos y complicados como Cristián Espejo. El abogado de Labbé, con la habilidad retórica propia de su profesión, venía recién de hacerles la vida difícil a dos periodistas avezadas como Beatriz Sánchez y Verónica Franco en “Hora 20”, por lo que no extraña que haya sobrepasado a alguien con menos oficio que ellas. Espejo era un caballo salvaje y Copano un jinete que, por más que lo intentó, nunca pudo domarlo. Me pregunto si Espejo hubiera embolado con su verborrea a Pamela Jiles, a alguno de los hermanos Mosciatti o a Constanza Santa María.
Copano es todavía muy joven, tiene menos de treinta años, y, Dios mediante, tiene un gran futuro por delante y amplio margen para crecer y progresar. Como ha declarado en algunas entrevistas, uno de sus grandes referentes es Jorge Lanata, lo que se nota mucho en el estilo de sus editoriales, muy similar a las del “gordito golpista” y otros próceres del otro lado de la cordillera como Marcelo Longobardi y Alfredo Leuco, y en su forma de vestir con ternos impecables y lentes de marco grueso. Aparte de esas características, Jorge Lanata mezcla la rigurosidad periodística de CIPER y María Olivia Monckeberg con el sentido del show de Don Francisco y Stefan Kramer. Es un gran showman, un conversador entretenido, autor de interesantes libros y documentales, y un corajudo que destapa escándalos de corrupción y es capaz de tener por las cuerdas a un gobierno completo sin arrugarse. Por ahora, Nicolás Copano es un “Lanata en estado embrionario”. En la medida que adquiera peso periodístico, experiencia y preparación, podemos esperar cada vez mejores cosas de él. Capacidad, ganas y pasión tiene y de sobra.