Esta viernes se vivió la quinta noche en el Festival de Viña del Mar donde la música urbana se tomó el escenario del evento musical latino más importante del mundo.
Animadores: Muy sobrio y correcto el homenaje al recién fallecido Miguel “Negro” Piñera. Correspondía, ya que hace una semana atrás cantó en la gala. Destacada performance de Tita Ureta, lejos la mejor de los coanimadores. Bellísima, carismática, con personalidad y desplante. Algo que destaco de Tita es que logró separar su imagen de la imagen polémica, conflictiva y tóxica de su padre Emeterio Ureta. Perfectamente eso le podría haber jugado en contra, pero se ha manejado de manera inteligente y ha logrado brillar con luces propias.
Competencias: Por primera vez en años se le dio la importancia que merecía. Las canciones fueron en general parejas y de muy buen nivel. Las puestas en escena no tuvieron nada que envidiarle a las del Festival de Eurovisión. En Folklore ganó la chilena “La Baba del Sol”, un vals peruano modernizado interpretado por el dúo de hermanos “Metalengua”, en polémica definición fotográfica con la boliviana “Tupay” con la canción «No le tengas miedo a la soledad». Terminaron empatados en puntaje y el que tuvo que dirimir fue el presidente del jurado Claudio Narea. La decisión se presta para cuestionamientos nacionalistas, lo que resulta paradójico pues nadie podría cargarle el mote de «nacionalista» o «facho» al histórico integrante de Los Prisioneros. En la internacional, ganó la canción mexicana “Tierra trágame” de Kakalo, una canción de género regional mexicano, superando a Dani Ride y su “Infernodaga”. Mejores intérpretes las excelentes “Damas de Oro” ecuatorianas en el Folklore, y la prometedora española de origen caribeño Nia en la Internacional.
Duki: El clamoroso éxito de este show es una nueva muestra que los artistas urbanos argentinos se merecen mayor respeto artístico del que reciben. Duki se sumó a los notables desempeños de Tini Stroessel, Emilia Mernes (su actual novia), Nicki Nicole y Trueno. Duki es un mago del arte del rapeo free style, con una banda en vivo de gran nivel y una puesta en escena digna del primer mundo. Se ganó sin problemas su Doble Gaviota y reafirmó el poder del género urbano.
Pam Pam: Para resumir, es algo así como la prima de la “pobla” de Natalia Valdebenito. Con un tono pausado, relajado y agradablemente hipnótico, hizo un relato ameno e interesante, aunque algo lento, con una dicción notable, aunque intercalada de chilenismos y sus buenas dosis de tallas de doble sentido. Aunque tuvo mucha menos intensidad y se vio débil en comparación del desmadre rockero de Edo Caroe y Juan Pablo López, igual logró sacar algunas risas del público del género urbano, que como ha sido la tónica de años anteriores, se ha mostrado especialmente empático con los comediantes, tal como pasó con Bonco Quiñonco y Layla Roth, y por último prefirió mirar el celular antes que pifiar. Al final jugó su carta fuerte que fue Ana María Muñoz, la recordada “Zapallito Italiano”. Apenas sacó Gaviota de Plata. Salió airosa, pero siento que le faltó pasar previamente por el Festival de Olmué.
Eladio Carrión: Un espectáculo demoledor. Puesta en escena alucinante y un trapero con un dominio escénico impresionante. Tuvo al público hipnotizado desde el segundo cero. Merecida su doble gaviota, y candidato a lo mejor del evento. Tiene toda la cara de transformarse en visita recurrente al Festival en los próximos años.
Kidd Voodoo: Una rareza ver a un urbano chileno que toca guitarra y maneja los códigos de la balada y el rock. El regalón de Viña 2024 tuvo su momento con su propio show, y lo aprovechó a full, mostrando su trabajo y, como ha sido tónica en la comunidad urbana chilena, invitando a colegas como Young Cister, Easykid, DrefQuila y Katteyes. Incluyó un homenaje a Los Bunkers interpretando “Angel Para Un Final” a pura guitarra y anunciando una colaboración con ellos. Presentó una apuesta en escena a la altura de sus colegas extranjeros. Se ganó merecidamente la doble gaviota y dejó bien puesto al género urbano chileno en Viña.