El jefe de los críticos de cine de la revista estadonunidense Variety, Owen Gleiberman, dedicó una extensa reseña a “Ema”, la última película de Pablo Larraín desde “Jackie”. Pero, a diferencia de las loas que dedicó a esa producción hollywoodense, este trabajo del director chileno protagonizado por Mariana Di Girólamo y Gael García Bernal le pareció “un objeto de arte espinoso”.
“Lo novedoso de ‘Ema’ es que Pablo Larraín ha hecho una película que, en su forma, es tan deformada, irregular y discordante y difícil de abrazar como su heroína”, señaló el crítico tras la exhibición del filme en el Festival de Cine de Venecia, donde forma parte de la competencia oficial.
Gleiberman, cabe decir, reconoce en su crónica que nunca ha sido demasiado fan de las películas del chileno (dice que “Tony Manero” le pareció artificial y que «Neruda» es un filme saturado y confuso). Sin embargo, le impresionó lo que hizo en “Jackie”, el psicodrama lírico protagonizado por Natalie Portman. “Esta película sugirió, al menos para mí, que Larraín es un excelente director cuando se aleja de su propio material (…). Pensé que podría continuar haciendo exactamente eso, pero en su lugar regresó a Chile para hacer una película que es casi experimental”.
Añade que “Ema” no tiene historia en absoluto, siendo una serie aleatoria de eventos que transitan entre la realidad y la metáfora. Incluso prevé que la cinta será un fracaso comercial, dada la experiencia de trabajos similares de otros directores que no lograron atraer público a las salas.
Sin embargo, para el crítico de Variety si bien la cinta al principio es una experiencia distante, “lentamente te atrae”, y valora que es “un retrato cristalizado de una nueva actitud femenina, una que trata a los hombres como irrelevantes e innecesarios”. También resalta la actuación Mariana Di Girólamo como Ema. “Tiene una presencia absorta y milenaria (…), es la fuerza solitaria que mantiene una película precaria y prismática”.
Según Gleiberman, Larraín hizo «Ema» con total libertad, «improvisando y haciendo lo que quería, y ese es el sentimiento que imparte al espectador (…). Toda la película, seamos honestos, es una especie de truco. No obstante, es un truco que permanece en tu cabeza”.