Testosterona, estrógeno, nerds, zombies, chicas que matan zombies jugando paintball, chicas chupasangres, música de Tarantino, Lucila Vit haciendo de escolar, un tipo llamado «Marío Joaquino», metarrealidad, malas actuaciones y efectos especiales de Atari. ¿Alguien esperaba otra cosa del capítulo estreno de «Vampiras«, el nuevo delirio de Alex Hernández y el universo Yingo?
En cualquier proceso creativo uno elige entre dos caminos: o intentas hacer algo de calidad, o haces basura asumiendo las consecuencias. El genio macabro de Hernández nunca ha dejado de optar por lo segundo. Y eso es lo que lo transforma en un tipo consecuente y respetable (palabras que quizás él tomaría como un insulto, lo que lo haría aún más respetable). Esto no intenta ser televisión premium. Ni siquiera se toma en serio. Ni siquiera hay trama realmente. Se trata de una seguidilla de clichés de películas y series teen, humor nerd ochentero, ideas geniales e ideas estúpidas en la misma proporción.
Es válido, entonces, preguntarse: ¿merece una teleserie así estar en pantalla a las ocho de la noche en un canal propiedad de Time Warner (empresa productora de la mejor ficción televisiva del mundo) que aspira a ser el líder de la televisión chilena y un productor de contenidos internacional? Creo que, aunque a muchos espante, la respuesta es: si funciona, sí. No es que tengamos la tele que nos merecemos y no podamos exigir más (quien suscribe opina que, si «Vampiras» trascendiera el mero freakerío y realmente tuviera una trama y personajes, sería una joya), pero si la tendencia del rating de hoy, que ya se insinuó el año pasado entre productos tan disímiles como «Don Diablo» y «La Familia de al Lado«, se mantiene, es que algo pasa. ¿Por qué TVN y Canal 13 no logran hacer una juvenil con la frescura pop de las boludeces de Hernández? ¿Por qué, hace quince años, «Adrenalina» logró contar una historia adolescente reflejando de lujo a una época y su generación, y hoy sólo pueden ofrecernos cosas como «Corazón Rebelde» o «Feroz«? Dicho sea de paso, es preocupante que, en contraste con el pobre desempeño de sus pares femeninas, Karol Dance y Gallina actúen mejor y tengan más carisma que varios de los lolos-Témpano.
Así que preparémosnos para escuchar a alarmistas anunciando, tal como el fin del mundo, el fin de las teleseries de las 20:00 hrs. Pienso que no debería destruirse, sólo transformarse. Y es misión de los demás canales y sus áreas dramáticas «serias» estar atentos, sin mirarse el ombligo, a lo que quiere el público y a lo que la competencia hace bien. Directores como Peter Jackson partieron sus carreras haciendo cine que objetivamente es una mugre y da vergüenza ajena, y hoy son respetados y están a cargo de superproducciones, aumentando su altura de miras sin perder su lenguaje freak. Y como sea, siempre es mejor hacer basura sabiéndolo, que hacer basura creyendo que es de calidad.