Quedan cuatro episodios y los fanáticos no dan más de la emoción. Es que el tercer capítulo titulado «The Queen’s Justice» tuvo de todo y partió con nada más y nada menos que la primera reunión entre Jon Snow (Kit Harrington) y Daenerys Targaryen. Aunque todos imaginamos que sería distinto, la verdad es que estuvo lejos de ser cordial. Ambos demostraron sus posturas y pese a los intentos por ambas partes de congeniar, poco y nada se pudo lograr… en un primer intento.
La Madre de los Dragones no creyó mucho en la historia del Ejército de los Muertos y solo fue gracias a Tyrion Lannister (Peter Dinklage) que se logró dar un paso con el fin de mirar al bastardo de Ned Stark como un potencial aliado en la guerra contra Cersei (Lena Headey): dejar que el ex Guardian de la Noche accediera al Vidriagón que está en los cimientos de Dragonstone.
En Winterfell, Bran (Isaac Hempstead-Wright) regresó a Winterfell donde se reencontró con su hermana Sansa (Sophie Turner), quien lo recibió con los brazos abiertos. Pero la conversación entre ambos tampoco tuvo un buen desenlace, luego de que le confesara que se había convertido en el Cuervo de Tres Ojos.
Los Inmaculados lograron invadir y adjudicarse Casterly Rock, pero se encontraron con la sorpresa de que Euron Greyjoy atacó por sorpresa su flota de buques y el ejército Lannister no estaba en su totalidad. Liderados por Jaime (Nikolaj Coster-Waldau), invadieron Highgarden, hasta llegar donde Lady Olena (Dianna Rigg) con quien sostuvo una interesante conversación. Tras beberse el vino que la mataría, la mujer confesó haber sido ella quien envenenó a Joffrey Baratheon (Jack Gleeson).