Hace algunas semanas, en “Demasiado Tarde”, Nicolás Copano hizo una editorial a propósito de la “Operación Heidi”, en particular respecto a Jaime Román. Señaló que, a pesar de que muchos le preguntaban por qué no se jugó por aparecer en la TV abierta, por gente como Román optó por canalizar su exitoso programa a través del cable e internet. Por otra parte, su hermano Fabrizio, conductor de “El Late”, señaló en una entrevista que su objetivo al crear ese programa era hacer un producto de nicho en TV abierta.
Claramente el cable y la internet por una parte, y la TV abierta por otra, son mercados distintos. Salvo el caso del “Club de la Comedia”, nacido de las cenizas de la primera versión de la SCA de “Vía X”, los programas exitosos del cable que han pasado a la TV abierta no han logrado replicar el mismo éxito. Están los ejemplos de “Cabra Chica Gritona”, programa de culto de Zona Latina que duró menos que un candy en Canal 13; “Los Improvisadores”, fenómeno de Vía X que no prosperó en Mega; y “Los Parisi”, que de interesante programa diario en Vía X pasó a un espacio irrelevante los domingos a la hora de almuerzo en La Red. Respecto de rostros, el asunto ha sido más bien dispar: algunos han logrado hacer una exitosa transición, como el actor Juan José Gurruchaga que aprovechó su participación en “Los Improvisadores” para reinventarse como animador; y Julio César Rodríguez, quien usó inteligentemente sus late shows en Zona Latina y Vive Deportes para mantenerse vigente hasta su retorno triunfal a la TV abierta. Otros no tanto, como Ignacio Franzani, que pasó de ser figura en Vía X a estar en el limbo más absoluto en TVN; otros ejemplos son Federico Sánchez y Marcelo Comparini, dupla consular de Canal 13C, pero que en la señal abierta apenas han sumado una incursión como panelistas ocasionales de “A tu día le falta Aldo”.
Sin embargo, hay un caso digno de análisis: Iván Arenas, el Profesor Rossa. El año pasado tuvo un éxito rotundo junto a Don Carter y Guru-Guru con “La Mansión Rossa” en Vía X y actuó exitosamente en el pasado Festival del Huaso de Olmué. Sin embargo, “La Dimensión Rossa”, programa con el cual TVN buscaba capitalizar éxito en el cable para competir las noches de sábado, fracasó estrepitosamente ante “Teatro en CHV” y el fenómeno de “Las Iluminadas”. Por otra parte, Arenas y Don Carter se convirtieron en asiduos participantes de los “Viernes de humor sin censura” de “Mentiras Verdaderas”, en donde se han consagrado como los emperadores del humor de parrillada. ¿Por qué el Profe y su tropa fracasaron en TVN y triunfaron en La Red y Vía X? La clave la ha dado el mismo Arenas: mientras en el cable y en la Red los dejaron ser y les dieron libertad para hacer lo que quisieran, en TVN les cambiaron los libretos y les pusieron exigencias que terminaron por desnaturalizar su idea.
Ahí está la madre del cordero. Es que en el cable, en internet y en los canales “chicos” (Telecanal, La Red, UCV-TV) no existe la psicosis por el rating de los canales “grandes” (TVN, Canal 13, Mega, CHV). Ello les permite generar proyectos novedosos, audaces, creativos e interesantes, con espacio para la experimentación, pensados en nichos específicos de público, y a los cuales se les da el tiempo necesario para que mejoren y maduren. Por otra parte, la urgencia de ganar en sintonía por parte de los canales grandes los lleva a apostar por lo seguro, por lo que va a funcionar a corto plazo, por lo que la lleva, por lo que atrae a la “gran masa”. El ejemplo del “Red Quake Alert” fue clarísimo: bastó que aparecieran en “Mañaneros” prediciendo temblores para que todos los canales los empezaran a invitar. En esas condiciones, la posibilidad de arriesgarse con proyectos novedosos, y menos aún darles tiempo, se hace cada vez menor. Los canales grandes se han transformado en verdaderos “locales de comida rápida”, en donde venden productos estandarizados para el consumo masivo. Llevar a un tipo del cable o canal chico, acostumbrado a un ambiente de mayor libertad creativa, a un canal grande es como llevar a un cocinero gourmet a un local de Mc Donalds. ¿Qué demonios va a hacer ahí?
Algunos de los programas y personajes más exitosos de TV chilena tuvieron su génesis en proyectos novedosos, algunos de los cuales terminaron fracasando y otros pasando desapercibidos. Está el caso del canal de la Rock & Pop, un desastre en lo económico y con poca sintonía, pero que terminó siendo un verdadero vergel de personas e ideas. De ahí salió gente como Sergio Lagos, Martín Cárcamo, Consuelo Saavedra, Soledad Onetto, Margarita Hantke, Maritxu Sangroniz, Juan Andrés Salfate y José Miguel Villouta. También salieron de la Rock & Pop Álvaro Díaz y Pedro Peirano, creadores de “31 Minutos”, que partió como un simple segmento de “Tronia” los sábados por la mañana y se terminó transformando en el programa infantil más importante de la historia de la TV chilena. Muchos de los grandes personajes humorísticos salieron antes en programas “alternativos”. El Profesor Salomón y Tutu-Tutu aparecieron en “Panoramix” (ese engendro raro de Sergio Lagos del 2002 en CHV) antes de irse a “Morandé con Compañía”. “Las Iluminadas” dieron sus primeros pasos en “Inútiles y Subversivos”, programa de humor absurdo que pasó sin pena ni gloria por TVN el 2011.
Muchos de los rostros más importantes de la TV chilena partieron en canales chicos, en los cuales les dieron tiempo y espacio para desarrollarse: Rafael Araneda partió en La Red a inicios de los 90. Gran parte de las virtudes del finado Felipe Camiroaga las desarrolló durante su paso por Canal 11 (ahora Chilevisión), en donde era un simple asistente de dirección antes de que Kathy Salozny se fijara en él y le diera una oportunidad en pantalla. Es probable que, si Camiroaga hubiera empezado en TV en un canal grande, hubiera realizado carrera como asistente de dirección.
Hay un ejemplo especialmente notable: “Mekano”, el símbolo máximo de la TV chatarra. Entre 1997 y el 2002, era un programa parecido al “Extra jóvenes”, bastante piola y que pasaba casi desapercibido. Sin embargo, por alguna razón Mega nunca lo cortó y lo dejó desarrollarse, hasta que el 2002 le pegaron el “palo al gato” con el Axé… y el resto es historia conocida.
En resumen, la mejor televisión no se cocina en olla a presión, sino que a fuego lento. Hoy en día se hace mucha mejor TV en el cable y en internet que en los canales tradicionales. Y me temo que mientras el imperio del people meter siga perseverando, las cosas van a seguir así.