Una de las tradiciones navideñas por excelencia en Estados Unidos es ir a comprar un árbol de Navidad. Porque allá eso de tener un pino sintético no se estila. Y el Príncipe Harry será muy inglés, pero se casó con una estadounidense, Meghan Markle, y además se fue a vivir a Los Angeles, en California.
Por eso está haciendo suyas este tipo de tradiciones norteamericanas y, consecuentemente, junto a su mujer fue a comprar el famoso árbol, sin sospechar que protagonizaría una divertida escena que ha repercutido en portales noticiosos de todo el mundo.
Fue un empleado de la tienda a la que asistió la pareja quien contó los pormenores en su cuenta de Twitter, y aunque la publicación ya no está disponible, el sitio Vanity Fair se encargó de reproducirlo. Según el relato, el nieto de la Reina Isabell II fue confundido con un vendedor de árboles navideños.
“Meghan y el Príncipe Harry vinieron a mi trabajo hoy y les vendimos su árbol de Navidad. Teníamos nuestro lote vacío cuando llegaron allí; su agente arregló para que vinieran al lugar antes de que nosotros lo cerráramos”, narró esta persona, añadiendo a continuación:
“Había una familia allí y su hijo pequeño, emocionado, corrió a través de los árboles hacia Harry y le preguntó si trabajaba aquí, sin saber quién era”. El niño claramente jamás había visto al príncipe y creía que podía pedirle un árbol de Navidad.
El equívoco no pasó de ser un momento tierno y Harry y Meghan volvieron a mostrar que efectivamente tratan de llevar una vida normal.
“Honestamente, parecen personas muy agradables. Meghan parecía muy amable y Harry sonaba y actuaba como un chico tranquilo. Estoy muy contento de que les hayan gustado nuestros árboles”, finalizó el testigo de toda la situación.