Esta vez la polémica la instaló en el papel impreso y le puso por título “El hijo del Capitán Trueno”. Allí depositó sus recuerdos, mucho de ellos tristes y oscuros, que apuntan básicamente a la relación que tuvo con su padre. Ya se sabía que ésta no era buena, pero ahora Miguel Bosé le dispara ahora desde las letras.
Con la publicación de su memorias, texto que se podrá encontrar en las librerías de Chile a partir del 10 de noviembre, el artista español da rienda suelta a la descripción de episodios que marcaron para bien y para mal su infancia y juventud, y en donde la presencia del torero Luis Miguel Dominguín tiene un rol protagónico. Sea porque quería construir un modelo de hijo a su manera y también porque fueron muchos los malos ratos que le hizo pasar a su mujer, Lucía Bosé, a quien el artista adoraba.
El cantante habla sobre la la creencia y convicción que su padre tenía sobre la masculinidad, asociándola a la fuerza, el deporte, andar a caballo, ir de caza y la relación dominante con las mujeres, por lo que a Dominguín no le cabía en la cabeza que su hijo prefiriera leer que acompañarlo a estas actividades que a él tanto le gustaban. “Maricón, Lucía, ¡el niño va a ser maricón!”, reclamaba ante la condescendencia de la madre del intérprete.
Temeroso al fantasma de la homosexualidad, el torero solía repetirle con insistencia que “te guste o no, voy a conseguir hacer de ti un hombre” y se empeñó en ello a cómo diera lugar. En ese desafío por «llevarlo por el buen camino», se fueron de safari a África cuando Miguel tenía solo 10 años. “Si no te gusta cazar, ni pescar, ni nada de esas cosas… dime tú cuándo voy a estar con mi hijo (…) Tienes que hacerme el favor que te guste o voy a pensar que no eres mi hijo…porque de mí… por ahora que yo sepa, no has sacado nada”, le decía.
Pero aquel viaje, para el entonces pequeño Miguel Bosé, fue un desastre. Estando ya en Mozambique, su padre no le prestó mucha atención y se preocupó más por las mujeres del lugar. Sobre ello, el artista recordó un triste y oscuro episodio, cuando intentó que una “bellísima nativa de 16 años me iniciase en la hombría”, de la que fue salvado gracias a la intervención del guía del viaje. “Simoes le propuso que se fuese él con la chica (…) y mi padre, a quién no había que retarle con asuntos de mujeres, la agarró del brazo y se la llevó a su cabaña”.
Y luego, Miguel Bosé se enfermó de malaria. El intérprete narra en el libro que Dominguín se negó a darle alguna medicina para prevenirla porque consideraba que eso era una “mariconada”. Al regresar a Madrid, había perdido mucho peso. Un día, entró en coma, tras lo cual detectaron que la enfermedad estaba instalada en su cuerpo. Se recuperó, pero fue el comienzo del temor hacia su padre.