No es más que lo mismo de siempre. Eso se siente con el nuevo disco de Foster The People, “Supermodel”. Tras un notorio debut con un hit potente en las listas como “Pumped up Kicks”, y un disco recibido de forma mixta, pero con el respaldo popular, como lo fue “Torches” (2011), se esperaba que la banda californiana lograse un despegue mucho más alejado de la concepción y sonidos de la placa mencionada. Eso no sucede, pese a un dejo de ‘maduración’ en el sonido, ante una producción y masterización de las canciones mucho más cuidada, que da la sensación de ‘paso adelante’, pero que no es más que un señuelo para tratar de no evidenciar que la agrupación aún no logra la tan ansiada variedad.
Se siente, sin embargo, que hay identidad en la banda, pero ello radica principalmente en la voz nasal de Mark Foster. Si nos vamos a la instrumentalización plena, Foster The People no ofrece nada que otras bandas de la escena alternativa mundial no estén haciendo. Incluso en pasajes psicodélicos de algunas canciones, no hay mucha sustancia ni atrevimiento, todo queda en la imitación, por el evidente deseo de comercializar lo mayor posible un sonido que hasta hace varios años atrás era un terreno alejado de los grandes sellos. Por mucho que algunos consumidores se sientan ofendidos ante dicha afirmación, hoy en día existe toda una camada de bandas y artistas que juegan a querer ser alternativos, pero lo cierto es que tan solo añoran en acercar más una imitación de dicho sonido y movimiento a las masas, mediante códigos más populares, que no hacen más que plastificar y dejar inofensivas sus propuestas.
Va mucho más allá de pertenecer o no a un ‘gran sello’. Ejemplos de artistas cuya identidad y sonido no se ve afectada por trabajar con grandes distribuidores hay varios. Pero cuándo el juego es entrar a la copia, al ‘querer ser’, todo queda allí, en la nada. Mucho más pretencioso que algo verdaderamente jugado y con intención de ser diferente bajo nuevas formas, usando los mismos elementos compositivos.
No se puede decir de pleno que es un ‘bodrio’, de hecho es un disco que es fácilmente tachable de mediocre, pero que aún puede guardar potenciales hits ligeros y con aspecto de masividad, como el bonus track “Tabloid Super Junk”. Y el ya difundido “Coming of Age”, que guarda la misma fórmula de los anteriores éxitos radiales de la banda, vale decir, una melodía simple, sintetizadores a modo de respaldo, un riff agradable y una letra a modo de relato que esta vez es menos interpretativa, más literal e identificable al oyente. “Pseudología Fantástica” es una pista mucho más amena y jugada, quizá lo más estructurado, pero con una remanencia a grupos tales como los Flaming Lips, salvo por los falsetes de Foster y los coros mucho más simples. “Best Friend” -otro corte promocional- también es una canción radiable y con potencial de ser pegajosa para las masas.
Quizá el disco sea un éxito. Quizá tenga un buen par de hits. Pero eso no puede cambiar un resultado difícil de defender. Los americanos deberían estar intentando entrar a nuevos terrenos, pero no hacen más que mantener una base y estirarla a algo más pulcro, pero no por ello diferente. No es pedir un cambio radical, pero si algo más sugerente y arriesgado. Todo lo que se obtiene acá no es más que algo inofensivo, con pocos pasajes interesantes, sin canciones potentes y una gama de sonido ya escuchada, sin sorpresas ni giros de tuerca. Bandas como Arcade Fire o Vampire Weekend son la prueba fehaciente de que aún teniendo una masividad alejada de las radios y la promoción grandilocuente, pero con una notoria fama en el público especializado -e incluso, en ambos casos, entrando de a poco en mercados más masivos- se puede variar sin perder una identidad ni propósito concreto. Es difícil saber cómo podría Foster The People cambiar el esquema sin dejar de sonar como ellos. Tienen un tinte de fórmula agotable, y lamentablemente, “Supermodel”, no ayuda en mucho a cambiar esa percepción.