Si bien «Sin Filtros» ya no mantiene el preponderante rol mediático que tuvo durante el primer proceso constituyente, el polémico programa de debates de la productora Scylla sigue fogoneando la discusión política y dando material para virales de redes sociales.
El programa más relevante de la historia de TV por cable en Chile. “Sin Filtros” es el programa que ha logrado mayor repercusión del limitado ecosistema de la TV pagada chilena. Para buscar un fenómeno similar, habría que pensar en la “SCA” de Vía X, que terminó siendo el germen de “El Club de la Comedia”. También se podría pensar en otros tres productos de Vía X: “Cabra Chica Gritona”, “La Mansión Rossa” y “Los Improvisadores”, fenómenos notables en el cable en su momento, pero cuyos pasos por la TV abierta fueron irrelevantes; y también en “Sin Dios Ni Late” (Zona Latina) y “Síganme Los Buenos” (Vive!), los Late Shows de bajo presupuesto de Julio César Rodríguez.
Rol decisivo en el primer proceso constituyente. “Sin Filtros” fue un enclave importante de la campaña del “Rechazo” para el plebiscito de septiembre de 2022: Invitaron a muchos convencionales de izquierda lisa y llanamente para aportillarlos, hacerlos ver mal y generar material que se viralizó por redes sociales. Si bien hubo muchos más factores que explican la no aprobación de esa propuesta constitucional (el falso cáncer de Rojas Vade, los “gustitos” innecesarios de cierta gente de izquierda y episodios inoportunos como la tristemente célebre “performance de la bandera”), bien se puede decir que el resultado final de la votación fue un fulgurante éxito para ellos.
El ambiente se corta con “Cuchillo”. Detrás de este programa está el tóxico y polémico periodista Sebastián Eyzaguirre, más conocido como “Cuchillo” o como “el peor error de Pantalla Abierta”. Desde hace años, el ex CQC hacer noticia por sus exabruptos y su carencia de control de impulsos, incluyendo una denuncia de una expareja por violencia de género. Eyzaguirre es uno de los dueños de la productora Scylla, y su agresiva impronta se nota mucho en el programa.
Un conductor con problemas de manejo. Gonzalo Feito es el maestro de ceremonias de este circo romano, rol desde el cual resulta muy poco creíble. Feito se dio a conocer en su rol de “notero irreverente” de la versión chilena de CQC, en el cual logró destacar, pero en el cual se tuvo que comer más de un episodio desagradable, como la vez que el actor español Javier Bardem lo avergonzó en una rueda de prensa del Festival de Cannes ante una desubicada pregunta suya. Resulta raro ver a un conductor que en el pasado se declaró “feminista” al hacer sus descargos respecto del tema con Bardem, agarró a garabatos a Carabineros en un incidente y hasta encaró al mediático fiscal Alejandro Peña en una entrevista en “Mentiras Verdaderas”, asumir el rol de “irreverente de derecha”. Además, muchas veces se le va en collera el panel y le cuesta poner orden.
Un debate entre barras bravas ideológicas. «Sin Filtros» es una especie de “’Show de Goles’ para políticos”. No deja de ser curioso que el editor periodístico sea Eugenio Figueroa, quien justamente fue conductor del mítico programa futbolero cuando estaba en el CDF. Es un duelo entre “hinchadas” de derecha e izquierda. Lo que sí, hay una notable diferencia en cuanto a los ambientes en el set. En el “Show de Goles”, tanto en el CDF como en la recordada versión de UCV-TV conducida por Máximo Clavería y Carlos Alberto Bravo, el ambiente era relajado, simpático, distendido, con muy buena onda y harta picardía. Guardo lindos recuerdos del programa de finales de los 80 y de los 90, en la cual los “contertulios” eran comediantes (Álvaro Salas, Marcos “Charola” Pizarro, Memo Bunke) y distinguidas voces radiales del Gran Valparaíso, algunos de los cuales posteriormente hicieron carrera destacada en radio y TV a nivel nacional (Leo Caprile, Rodolfo Baier, Álvaro Lara, Lolo García, Gianfranco Bassolo y los fallecidos Moncho Silva, Hernán Camacho y Gustavo Pradenas).
Bajísimo nivel de discusión. En contraste, el ambiente en “Sin Filtros” es más tóxico que un vertedero ilegal en Chernobyl. Más que un elevado, o al menos interesante intercambio de ideas, lo que hay es un duelo entre “barras bravas” con alma de “trolls” y sumamente tóxicas, donde se busca aplastar al rival con argumentos o recursos mediáticos bastante espurios. Es un programa incómodo y difícil de seguir y de mirar para los que quieren escuchar razonamientos y argumentos, los cuales en “Sin Filtros” importan un reverendo pucho. Aquí la visceralidad está a flor de piel, se apela a la manipulación emocional a todo lo que da, e interesa más “hacer ver mal” al contendor con puras ramplonerías. Hay mucho más desarrollo de ideas en los programas de Lucha Libre que en éste.
Un “callejón oscuro” para la izquierda. En “Sin Filtros” los dados están evidentemente cargados hacia la derecha, lo cual no sorprende si tenemos en cuenta la preferencia política de los realizadores y detalles como que, en algún momento, contó con el “gentil auspicio” de la Asociación Chilena del Rifle. Los “contertulios” de derecha, una mezcla de figuras de la “fachósfera” y de rostros de segunda línea de Chile Vamos, como Magdalena Merbilháa, Francisco Orrego y Gabriel Alemparte, actúan coordinados y juegan “de memoria”. La contraparte “progre” de izquierda se divide entre rostros poco acostumbrados al debate duro y tóxico, y que en este ambiente parecen esgrimistas participando en un duelo a cuchillazo limpio en La Legua (René Naranjo), y “cabezas de pistola” que representan a una izquierda tan extrema que llega a ser caricaturesca, como Dauno Tótoro, Víctor Chanfreau y Hugo Gutiérrez. El programa está configurado de manera que el pelotón de panelistas fachos ataquen a los desprevenidos izquierdistas con intervenciones efectistas y fácilmente viralizables.
Hay “progres” que han lucido. A pesar de este ambiente complicado, hay contertulios de izquierda que han logrado marcar presencia e incomodar a los “trolls” de la fachósfera. Un caso notable es Valeria Cárcamo, una jovencísima militante de RD de Valparaíso, que ha llamado la atención con su arrolladora personalidad y asertivas intervenciones. Otros casos son los socios fundadores de “La Cosa Nostra” Alberto Mayol y Darío Quiroga, que han decidido valientemente entrar en la boca del lobo y han hecho pesar su mayor jerarquía intelectual y capacidad de análisis frente a contendores que son pura vociferación con cero contenido.
Goebbels estaría orgulloso. “Sin Filtros” es un engranaje clave a nivel nacional de una estrategia mediática de la ultraderecha a nivel global, que se resume en la adaptada y rigurosa aplicación de los tristemente célebres “11 Principios de la Manipulación Política” formulados por el jefe de propaganda de la Alemania Nazi Joseph Goebbels. Gran parte del éxito electoral y la llegada a posiciones de poder de gente como Donald Trump, Jair Bolsonaro y Javier Milei se explica por el uso de estrategias de propaganda insidiosas y de dudosa moralidad, pero sumamente efectivas, en donde se apela a la emocionalidad y visceralidad de la población, y donde se saca provecho de su alienación, sus problemas de salud mental, su analfabetismo cultural e informático y su carencia de educación cívica. La ultraderecha aprendió rápidamente a jugar este juego, y lo sabe hacer con destreza y efectividad, mientras que su contraparte aún está tratando de entender lo que está pasando.
El mundo “progre” tiene un gran desafío. La ultra derecha llegó primera a las redes sociales, y ya sabe sacarles el máximo jugo en beneficio de sus intereses. La contraparte tiene que partir remando desde atrás, y eso la obliga, entre otras cosas, a aprender a jugar este juego. Muchos consideran inconveniente que gente de izquierda participe de estos paneles, que es como jugar un partido con el árbitro comprado y la cancha inclinada a favor del rival: Sin embargo, considero que es necesario que vayan, se acostumbren a este tipo de ambientes y aprendan a desenvolverse en ellos. Nos guste o no, gran parte del debate público se da en los medios de comunicación y en las redes sociales, y negarse a ello significa regalarle terreno al contendor. Por ello resultan valiosas iniciativas como “La Voz de los que Sobran”, “La Cosa Nostra”, “32 Minutos”, “Las Monas”, “Copano.News” y otras similares en donde se intenta nivelar la cancha.
Anarquía informativa. Estos tiempos de medios tradicionales en decadencia y proliferación de medios alternativos a cargo de personas muchas veces carentes de preparación y escrúpulos constituyen un verdadero “parque de diversiones” para manipuladores mediáticos. Resulta penoso constatar que el que prevalece muchas veces no es el que presenta mejores argumentos, sino el que logra “manipular mejor” a la población. Como lo demuestra la historia, ese camino suele terminar muy mal.
Hay que educar mediáticamente a la gente. Estamos llenos de “Flautistas de Hamelin” mediáticos, que están en condiciones de encantar al público y llevarlo sin dificultades hacia el barranco. Soy un convencido de que los mencionados “11 Principios de la Manipulación Política” debieran enseñarse de manera abierta, sistemática y didáctica, de manera que la opinión pública sepa la manera en que la pueden manipular y tenga insumos para poder defenderse de ello. Hay que enseñarles los diversos sesgos psicológicos que pueden ser usados en su contra, las estrategias que pueden usar para venderles ideas o productos, etc. Es un proceso largo y difícil, pero cada vez más necesario en estos tiempos.