En los años 90 Sharon Stone fue probablemente la estrella femenina más brillante del universo cinematográfico del momento, pero antes de alcanzar dicho sitial pasaron muchos años durante los cuales sus apariciones correspondían a papeles menores o protagónicos en películas tipo Cine B. La fama definitiva le llegó en 1992 gracias a su rol de Catherine Tramell en “Bajos Instintos”, muy impulsada, además, por una famosa escena donde su personaje hace un cruce de piernas mientras está sentada con un corto vestido y sin ropa interior.
Casi 30 años después la actriz señala que dicha escena fue el resultado de un engaño.
La revista Vanity Fair publicó un extracto de la autobiografía que la actriz está pronto a publicar, titulada “The Beauty of Living Twice” (Le belleza de vivir dos veces), donde asegura que durante el rodaje le dijeron que el color blanco de su calzón reflejaba la luz y aquello estropeaba la toma, y que le aseguraron que sus partes íntimas no se verían en la película.
Sin embargo, no fue así, y cuando vio el resultado, en una sala llena de agentes y abogados que poco tenían que ver con el proyecto, se dio cuenta de lo que realmente había sucedido. “Así fue como vi mi la toma de mi vagina por primera vez”, escribió sobre el momento.
Stone cuenta que fue a la cabina de proyección enfurecida y le dio una bofetada al director de la cinta, el holandés Paul Verhoeven. Luego se fue de la sala, subió a su auto y llamó a un abogado para tratar de “obtener una orden judicial” diciendo que la película no podía estrenarse así. Esto calificaría la película como X, perjudicando las opciones comerciales del filme.
Posteriormente le dijo a Verhoeven las opciones que su abogado le había presentado y que había sido ilegal “apuntar a mi vestido de esta manera”.
“Por supuesto, él negó con vehemencia que tuviera opciones. Yo era solo una actriz, solo una mujer; ¿qué opciones podía tener?”, señala en el libro. “Pero tenía opciones. Así que pensé y pensé y decidí permitir esta escena en la película. ¿Por qué? Porque era correcta para la película y para el personaje; y porque, después de todo, lo hice”, reconoce.
Agrega que tenía 32 años, estaba envejeciendo y llevaba años “haciendo un montón de películas de mierda” hasta que le dieron el papel de Catherine Tramell. Era consciente de la “peligrosidad” que el personaje representaba para ella, pero concluyó que era su última oportunidad de conseguir un éxito que le había sido esquivo.
Gracias a “Bajos Instintos”, y a la escena en cuestión, logró ese objetivo. No obstante, pagó un alto precio: “Fue espantoso. Caminé dormida tres veces durante la producción, dos veces me desperté completamente vestida en mi auto en el garaje. Tuve horribles pesadillas”, cuenta.