Mañana debuta por las pantallas de Canal 13, su nueva apuesta «Solteros, En Busca del Amor», un programa donde en cada capítulo veremos a dos hombres y dos mujeres, conocerse por primera vez y donde tendrán que convivir durante 48 horas para ver si tras continuas decepciones amorosas podrán finalmente darse una nueva posibilidad de enamorarse.
La conducción estará a cargo de Sergio Lagos, quien vuelve a la pantalla chica tras su paso por «The Voice». El animador conversó con nosotros sobre este nuevo programa, su visión del amor y, además, nos dio su fórmula para tener una relación estable y duradera.
Te hemos visto en distintos formatos. ¿Qué fue lo que te llamó la atención de este en particular?
Primero, el equipo, que es uno con el que no había trabajado nunca. Es un equipo que yo admiro mucho y los encuentro muy capos en lo que hacen, tienen una cohesión muy especial. Pero con respecto al proceso, me pareció que este era una oportunidad para mirar un mundo que yo nunca he estado muy cerca. O tal vez sí he estado, pero ahora el vértigo es tan rápido, es tan vertiginoso todo el proceso que es muy nuevo para mí. Este rol de ‘macho maker’, así como un cupido profesional, es muy nuevo y estoy muy en el tono del aprendiz, como tratando de cachar que puedo aportar. Pero me gusta porque tiene una honestidad brutal, lo que ocurre en el programa, que es muy sorpresivo. Siempre es sorpresivo que gente venga y diga: ‘aquí estoy, este soy yo’ con todos los vemoles y que tengan el desparpajo para enfrentarlo. Eso yo lo encuentro admirable.
En los spots se revelan varias historias, muchas anécdotas de los participantes. ¿Te has sentido reflejado con alguna o te ha pasado algo similar?
Hay relatos que comentan los flacos que se parecen, sin duda. Porque en mi caso es bien protocolar la cosa, como jovencito en la etapa del descubrimiento, cosas que le pasan a los jovencitos. Después un poquito más grande los romances, los quiebres. Después como una cosa un poco más intensa, más loca. Luego la decepción, nunca voy a encontrar el amor, que me pasó a mi la sensación esa de «¿de verdad no existe ella?». Y al final, tercer capítulo y final: existe. Eso a mí me ocurrió con una convicción feroz. Afortunadamente no tuvo que meterme a ninguna aplicación, ni ir a un programa. Pero creo que, en lo que comento, y que es lo que le va a pasar a la gente en el programa: todos tenemos una historia de amor, todos sufrimos por amor. Cuando estamos en pareja sufrimos por amor, cuando no estamos en pareja también sufrimos por amor.
En ese sentido, el programa busca reflejar una identificación…
Yo creo que es una lengua común, es un lenguaje que todos entienden. Además es el ABC de cualquier obra dramática, desde el teatro griego, Sheakspeare, las teleseries, las canciones.
Y de haber estado en esta etapa de desilusión, de nunca voy a encontrar el amor, ¿te habrías metido a un programa como «Solteros»?
Yo soy mucho más pudoroso de lo que ustedes creen. Creo que no hubiese tenido esa capacidad hermosa que tienen los participantes de desnudarse en cámara, porque lo hacen, literalmente. Yo soy más pudoroso.
¿El programa va más enfocado a los adultos o también veremos jóvenes ser parte él?
Hay gente joven, hay adultos más adultos que los del primer capítulo. Es bastante amplio el espectro. Tiene que ver también con la gente que se comunicó con el programa, que es bastante feroz: más de 2000 personas. Hay chilenos, extranjeros, gente con recursos, sin recursos, hay unos que no tienen historias, otros que han estado casados, hay unos que han hecho el amor y otros que nunca lo han hecho. En fin, hay de todo y eso es muy interesante.
¿Cómo ha sido trabajar con Paty López? ¿Te había tocado estar con ella en algún proyecto?
La conozco hace muchos años, soy un admirador de su trabajo. La «Sagrada Familia» es una de las películas más potentes, que yo considero, del cine chileno y ella tuvo una importantísima labor ahí. Nunca nos había tocado trabajar juntos. Me alegra que sea ella porque es una mujer que tiene experiencia, capacidad y empatía de conectarse con las mujeres en el relato y la historia, y también con los hombres.
Existe también «Espías del Amor» que toca este tema, ¿lo has visto?
No lo he podido ver, pero sé que les ha ido muy bien. Hablaba el otro día con Juan Pablo González, que es el director, me contaba que estaba muy contento y que les estaba yendo muy bien. Pero me alegro que eso ocurra.
¿Cómo ves esto de que la gente ocupe redes sociales o aplicaciones para encontrar el amor?
Loquísimo, pero es real. Hay gente que todavía se conoce por carta, que es más loco pensarlo. Las posibilidades de que esta energía de ‘yo te gusto’ ocurra, diste para todo. Tiene que ver con los ritmos, con la velocidad, con la nueva emocionalidad de un mundo hipercomunicado. Lo que acabamos de ver en 48 horas, podría haber demorado dos años. Pero la velocidad de la cosa afectiva, también la capacidad de ver frívolamente la relación con el otro y tener como una sensación de cultura de libre mercado: que venga uno, que venga el otro, que venga el otro, también es real. Estamos en un mundo en que el amor es un invento. El amor antes no existía, es un invento del siglo XVIII, antes la gente se casaba con el que la familia decidía o lo que había que ocurrir, no existía la palabra amor, es una invención. Empieza a ser más real en el siglo XIX o XX. Entonces va cambiando esto. Tal vez qué va a ocurrir en un futuro cercano, en Japón la gente pololea con una máquina. Ya lo dice Spike Jones en esa película «Her» donde el protagonista se enamora de su computadora.
¿Cómo esperas que sea el recibimiento de la gente en el debut?
Yo soy muy cauto, nunca prometo ni la sobrevendo. Me parece que ahí está, que lo vean y si les gusta, bueno está bien, disfrútenlo. Nosotros hacemos esto con la mejor gana y con el optimismo natural que nos permite el hecho de hacer cosas. Pero ahí está, hecho con cariño.
Para terminar: Tú tienes una relación consolidada hace años, ¿cuál crees que es la fórmula para tener una relación estable y duradera desde tu punto de vista?
Un consejo: la pasión. Yo creo que encontrar a alguien apasionado, no en ti, sino que la pasión lo gobierne es lo que a mí me hace entre las muchas razones que tengo para estar feliz donde estoy, es que convivo con una persona que tiene un mundo propio potentísimo, que yo me deslumbro y la admiro y agradezco la oportunidad de ser parte de ese camino. Creo que el amor debe tener millones de posibilidades pero cuando uno tiene la posibilidad de admirarse en el otro o encontrar cosas que aprender todo el tiempo, es muy potente.