“¿Qué harías si un día descubres que lo que sabes de tu madre no es real?” Es la premisa con la que arranca “Desaparecida”, la nueva teleserie de suspenso de Sebastián Arrau de las 20 horas para TV Azteca.
Escrita junto a José Miguel Núñez, Jorge Peña, Oriana Zerillo y bajo la dirección ejecutiva de Joshua Mintz, la historia narra la vida de Olivia Zamora (Andrea Noli), una mujer convencional que desaparece misteriosamente justo antes de su matrimonio con el poderoso empresario Gastón Andrade (Diego Soldano). Bajo este escenario, el hijo de Zamora, Francisco Toro, comienza con una exhaustiva búsqueda en la que irá descubriendo una mujer que no conocía, llena de secretos, pasiones y rodeada de intriga.
El destacado guionista, también autor de teleseries como “Tentación” y “Primera Dama”, nos cuenta más sobre su primer trabajo en TV Azteca y como ha sido para él abordar una historia marcada por el suspenso.
Cuéntanos un poco más sobre tu llegada a TV Azteca…
Mi llegada se debió principalmente a que yo conocí a Joshua (Mintz) en Telemundo, y él quería llevar a TV Azteca un estilo de teleserie parecido al que había escrito para ellos. Me refiere a un estilo más parecido al thriller. Le presenté la idea de «Desaparecida» y en menos de un día me escribió de vuelta diciendo que quería que esa fuera la primera telenovela en el horario de las veinte horas. De ahí todo comenzó a avanzar muy rápido, debe haber pasado menos de un año desde eso.
«Desaparecida», junto a otras producciones, es parte del nuevo estilo de ficción de TV Azteca, marcada por la llegada de Joshua Mintz. ¿En qué aspectos la teleserie aporta a esta innovación?
Este estilo de teleserie podría ser una innovación para México, pero en Chile las hemos visto por años y en Telemundo la tendencia por este género también se ha visto hace mucho tiempo. En Chile partió con “Alguien te mira”, que creo que fue un riesgo para su época y rápidamente se convirtió en un éxito. Le siguió “Dónde está Elisa’”. Las dos fueron producidas en Telemundo, y “Elisa” sigue siendo una de las teleseries que le dio más rating a ese canal. Creo que el proyecto de Joshua es ir lentamente encantando al público de Televisa, como lo hizo Telemundo con el público de Univisión.
El miedo a la muerte o desaparición de un ser querido es universal. ¿Sientes que es el gran tema de «Desaparecida»?
A mí lo que me gusta más de “Desaparecida” y lo que la diferencia de muchos thrillers de familiares perdidos, es que más allá de averiguar qué fue lo que pasó con Olivia Zamora, la interrogante a la que se enfrenta el protagonista, el hijo de Olivia, es: ¿Quién era? Como premisa, me interesó el concepto de un hijo, que de un momento a otro se da cuenta que su mamá no tiene nada que ver con la persona que él pensaba que era. La idea de un día enterarte que quien te trajo al mundo, te educó, te enseñó sus valores, finalmente tiene una vida secreta completamente distinta a lo que mostraba, es lo que movilizaba la historia. Por eso el título original era ¿Quién era Olivia Zamora?.
¿Cuál crees que fue la mayor dificultad a la hora de escribir un thriller para las 20:00 horas?
Creo que hoy en día la televisión está tan dinámica, y los contenidos se mueven tanto de un lado para otro, que el horario ya no importa mucho y es más preocupación de programación que del autor. A mí me pidieron un thriller y escribí uno que pudiese servir a cualquier horario. En un comienzo esperé que me bajaran algunos temas, o me pidieran tener cuidado en cuanto mostraba, pero no hubo censura y esta no ha sido una teleserie distinta a la del horario de las 22 horas en Chile. Un canal que está volviendo a hacer producciones propias, creo que necesita la libertad de tener un producto que pueda ir en distintos horarios. Además, si la idea es vender los productos afuera, éste debe estar hecho para que pueda trasmitirse a las 20 horas o a las 22. «La Casa de Al Lado» en Chile la pusieron a las 20 horas y en Telemundo la dieron como nocturna y funcionó igual de bien.
Mauricio Islas, “Félix Fernández” en la teleserie, comentó a los medios que en la historia «no hay buenos ni malos». ¿Te sientes más cómodo escribiendo este tipo de personajes?
Me encantan ese tipo de personajes, y creo que ayudan a que la historia tenga matices y vuelcos. Obviamente, malos y buenos hay, pero lo que yo creo que da profundidad a los personajes, es que su maldad o bondad, tiene tonalidades y un discurso que lo sustenta. Además, en el thriller se puede jugar con la pregunta de cuál es el malo y eso pone a todos bajo el foco del acusado. Creo que eso en México, en la telenovela clásica, no se da mucho y para los escritores en Chile se nos hace más natural. En Telemundo para la versión de «Cerro Alegre» llamada «La Impostora», nos pidieron que fuéramos más al melodrama clásico; buenos buenos, y malos malísimos. Lo pasé muy mal y siento que la historia perdió su frescura. Para escribir 120 capítulos, para mí es necesario tener que avanzar con personajes que tienen momentos de debilidad; una protagonista que cuando no da más, se emborracha y se mete con medio mundo si ha sido cartucha, o un malo que llore y que ame.
Generalmente, en teleseries «thriller», las historias de amor no existen o quedan en segundo plano. ¿Qué papel jugará el romanticismo en «Desaparecida»?
Más que no existir, no es una historia clásica con violines y miradas, donde los protagonistas se dedican a luchar por quedar con el otro, pero yo creo que, en cualquier historia, la historia de amor es fundamental. Acá la historia de amor existe, pero como dice Marcela, uno de los personajes protagonistas de la teleserie, «Nuestro amor, es un amor en tiempos de muerte». Eso le impide a la pareja vivir su romance, porque hay un objetivo más importante que cumplir, antes de que esto pueda pasar. «Desaparecida» tiene romance, tiene un triángulo amoroso, pero la historia no se afirma en ellos.
La teleserie se desarrolla en 80 capítulos. ¿Te hubiese gustado una historia más extensa?
Esta es la primera vez que escribo una teleserie de 80 capítulos y ¡me encantó! Me hubiese gustado desde un comienzo saber que serían 80, porque hubiésemos podido dosificar mejor la trama, pero creo que 80 capítulos es una extensión perfecta. Eso sí, espero que sean los 80 al aire, y no la conviertan en una historia de 120 con micro capítulos.
¿Cuál es la principal diferencia que tiene «Desaparecida» con tus otros trabajos en televisión?
Es un thriller, algo que no me ha tocado escribir mucho y que me encanta. Jamás he escrito un thriller para Chile, pero cuando trabajé en «El rostro de la venganza» lo pasé muy bien. Es un género donde hay muy poco espacio para la improvisación, pero en ese espacio lo pasé muy bien. Me gustan todos los géneros, y me gusta mezclarlos. Me gusta meter en este thriller, por ejemplo, personajes que provocan risa desde su rareza.
La televisión abierta, tanto en Chile como en México, ha experimentado una considerable baja en materia de sintonía. ¿Es un escenario que te quite el sueño? ¿Cuál es tu postura frente a la actual crisis de la televisión abierta?
No me quita el sueño, pero me inquieta intentar entender para dónde va y como seguirá. Lo mejor de todo, es que la ficción no está en crisis. Netflix y el cable está cada vez produciendo más y canales pequeños están mirando el mercado en español. Son los canales abiertos los que están en crisis y aunque me da pena, porque creo que afecta a la calidad y la innovación, el mundo ha cambiado y la televisión también lo hace. Mega está siendo una muy buena excepción a la regla, lo que da esperanzas de que se seguirán haciendo producciones un tiempo más.
Tu último trabajo en Chile fue «Matriarcas». ¿Qué recuerdos tienes de esta producción?
Es tan difícil hablar de «Matriarcas». Estrenamos en un escenario muy complicado y creo que las ganas de levantar TVN, nos hizo cometer muchos errores. La historia a mí y a todos nos llenaba de entusiasmo, creo que hablar de inseminación en Chile, era un tema novedoso y arriesgado, pero queríamos por un lado innovar con un tema muy complejo, pero sin atrevernos a dejar la comedia, que era la tendencia en ese horario. Pienso que ahí nos hicimos una zancadilla. Tratamos luego de hacer una campaña principesca para tomar a la audiencia más infantil, y esa fue otra zancadilla, porque con una protagonista de 60 años, es difícil identificar al público y los temas de niños. El último gran error, es que cuando el rating estaba bajo, quisimos levantarlo, y terminamos traicionando la premisa principal, con lo que terminamos de aporrear la historia, que empezó a desinflarse y a sustentarse solo en los personajes. Era un equipo nuevo, un área que se reabría y estábamos probando. El problema en la televisión abierta actual, es que ya no hay tiempo para probar y equivocarse, y así es difícil innovar y diferenciarse. Yo me hago responsable de todos los errores, porque es muy fácil después de que a una teleserie le vaya mal, echarle la culpa al resto, cuando el entusiasmo inicial, era general.
Por último, ¿por qué la gente debería ver «Desaparecida»?
Es una historia entretenida, no he visto demasiado material, pero está llena de giros inesperados, con personajes muy bien delineados y atractivos. Esta es la primera vez que termino de escribir una teleserie antes de que salga al aire, así que será toda una experiencia verla, pero siento al equipo de producción y al elenco tan contentos, que espero que nos vaya muy bien.