A finales de junio el mundo se enteró sorprendido que “la reina del pop”, Madonna, había tenido que suspender su gira “Celebration Tour” debido a problemas de salud.
Con el paso de las horas se supo que los problemas de la diva eran delicados, al punto de que tuvo que ser ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un recinto hospitalario. El pronóstico: una infección bacteriana grave.
Pese a que Madonna desde hace ya varios días está en su casa recuperándose tras recibir el alta por parte de los médicos, lo cierto es que el susto fue enorme. Tanto, que estuvo a punto de morir justo antes de llegar al hospital.
Preparados para lo peor
En declaraciones al Daily Mail, uno de sus familiares contó que la cantante de 64 años fue hallada inconsciente en su domicilio de Nueva York, y que incluso temieron un desenlace fatal.
“Todos creíamos que podíamos perderla. Nadie sabía en qué dirección iba a evolucionar la situación y su familia se estaba preparando para lo peor”.
Si bien es una versión no confirmada, aparentemente al momento de encontrarla desmayada debieron suministrarle una droga para que pudiera “revivir”. Concretamente, una inyección de Narcan, un medicamento que suele utilizarse para revertir posibles sobredosis.
Gracias a ese medicamento, el cuerpo de Madonna pudo combatir el shock séptico agudo que la estaba atacando, ya que elevó rápidamente su presión arterial de manera (la que, en esos casos, llega a un nivel bajo en poco tiempo).
En todo caso, el informe médico puntualizó que el uso de Narcan en esta ocasión no tuvo que ver con una sobredosis causada por el uso de drogas.
Lo peor, sin embargo, parece quedado atrás. Aunque Madonna sigue muy débil, aparentemente superó el peligro y cuenta los días para volver a los escenarios.