Embajadores de marcas en redes sociales, conductores de programas radiales, emprendimientos y algo de teatro son hoy las alternativas que los actores han debido buscar para complementar sus mermados ingresos luego de que el mercado de las telenovelas en Chile tuviera que ajustarse a la situación de crisis económica que vive la industria televisiva en el país.
Un reportaje publicado este domingo por La Tercera fechó en enero de 2014 el momento en que los sueldos de los protagonistas se fueron a los cielos. Fue cuando Álvaro Rudolphy y Paola Volpato dejaron TVN para irse a Mega a cambio de un sueldo muy superior al que percibían en el canal público, abriendo la puerta para que otros exigieran lo mismo. “La refundación del área dramática de Mega hizo subir los sueldos, en promedio, en un 50%, calculan personeros de la industria, en una guerra de precios que secundó Canal 13, mientras se profundizaba la crisis económica de la TV chilena”, se afirma en el artículo.
Por ejemplo, Claudia di Girólamo y Alejandra Fosalba, en TVN percibían $10 millones; Luis Gnecco recibía $14 millones. Pero la burbuja se rompió y actualmente Di Girolamo y Fosalba empezarán a ganar $6,7 millones y unos $4 millones, respectivamente. Solo Álvaro Rudolphy y Jorge Zabaleta mantienen -gracias a Mega- salarios a nivel de gerentes de grandes empresas, con más de $20 millones líquidos al mes, según La Tercera, mencionando a fuentes de la industria “involucradas en el negocio de las teleseries”.
De hecho, hoy Mega es la único canal con área dramática propia. Canal 13 y CHV externalizaron sus producciones y TVN, que desarmó su área, solamente tiene a tres actores contratados: Carolina Arregui, Francisco Reyes y Marcelo Alonso, cuyos vínculos, al momento de vencer, no serán renovados.
La realidad actual, entonces, es muy distinta. Según la publicación, en Mega el sueldo promedio no supera los $10 millones, siendo la realidad de actrices como Francisca Imboden o Paola Volpato. En cambio, Pedro Campos obtiene $2,5 millones y Alejandra Araya alrededor de $1 millón, ambos por “Juegos de Poder”. Una excepción es Mariana di Girólamo, que ganaba $2,2 millones en el canal de Bethia y ahora firmó por más de $10 millones, mientras que Gabriel Cañas y José Antonio Raffo, sus co-protagonistas, obtendrán $1,5 millones.
Enfrentados a esta nueva realidad muchos de los actores, acostumbrados a ingresos millonarios, tuvieron que ajustarse el cinturón o buscar opciones para mantener estándares de vida propios de ricos y famosos. Es el caso de Luis Gnecco, que para economizar el año pasado tuvo que cambiarse de casa, en tanto que Álvaro Morales inauguró en marzo un negocio de pizzas para eventos a domicilio llamado “Don Giovanni”. El emprendimiento fue también el camino seguido por Mariana Loyola, la que comercializa una mantequilla llamada Amma Ghee, y Katyna Huberman posee una marca de carteras hechas a mano.
Otra alternativa ha sido buscar espacios en la radio, como Francisca Imboden y Begoña Basauri en Romántica, o Elisa Zulueta en Concierto, además de combinar ese trabajo con el teatro. “Me permite hacer algo diferente y es estable. Soy peatona, no tengo grandes gastos, no me compro ropa, entonces no he tenido que ajustarme tanto. Si la tele está en crisis, es lógico que no haya contratos a largo plazo”, señaló Zulueta a La Tercera.
Hacer publicidad a marcas en las redes sociales es igualmente una actividad que reditúa, y bien. Personeros que trabajan en agencias afirmaron al matutino que por una foto en Instagram se paga entre $300 mil y $500 mil (rango en el que están María José Prieto, Alejandra Fosalba, Javiera Díaz de Valdés y Matías Assler), y habitualmente se les entrega un texto para que acompañen la foto. Por cuatro historias en la misma red social se paga en promedio $800 mil. Algunas marcas piden que un rostro vaya a un evento suyo y luego suba una foto o historia, ofreciendo por ello entre $300 mil y $700 mil, dependiendo del rostro. “Los actores que trabajan con tres marcas al mes pueden ganar más de $5 millones”, acotó una de las fuentes.
Como conclusión, en adelante los actores tendrán que adecuarse a una combinación de ingresos, entre publicaciones en sus redes sociales, teatro, negocios, otros trabajos y, por supuesto, sus labores en ficción televisiva. Pero los sueldos de varios dígitos aparentemente no volverán. Elocuente, un ejecutivo de televisión lo resumió contando que tiempo atrás una conocida actriz solicitó reunirse con él y le pidió $17 millones para cerrar un acuerdo, y él le dijo que no: “La industria ya no da para pagar esos montos. La fiesta se acabó y los sueldos para un actor siguen siendo altísimos para este país. Todos aprendimos la lección: esa burbuja es la que nos tiene hoy así”.