Es viernes en la tarde y Roger Waters, cofundador de Pink Floyd, refugiado en su hogar ubicado en las afueras de una Nueva York fuertemente golpeada por la pandemia del COVID-19, decide enviar un mensaje de apoyo a sus seguidores latinoamericanos. ¿Y cómo lo hace? Enviando dos vídeos a la cuenta en Twitter de la revista argentina La Garganta Poderosa en los cuales cuenta que acaba de grabar un cover de «El derecho de vivir en paz».
La psicodélica situación comienza con el músico británico enseñando su estudio. “Acá es donde trabajo”, dice, y luego de hacer una especie de breve tour mostrando algunos de sus instrumentos, agrega: “Como pueden ver, estoy solo y aislado, como está la mayor parte de las personas, si pueden estarlo, por el coronavirus. Pero yo puedo seguir trabajando. Entonces, voy a tocar esta canción, ¿sí? Recién la acabo de grabar, literalmente, hace diez minutos. Y pensé, en este mismo momento, que los llamaría”.
Tras otras palabras en las que se refiere a la gente de Sudamérica, anuncia: “Bueno, ¿listos? Esto va a grabar ahora”. Y mirando las líricas en su computador, comienza a cantar, en castellano e inglés, su versión recién hecha de la famosa canción de Víctor Jara.
«El derecho de vivir, poeta Ho Chi Minh. Que golpea de Vietnam, a toda la humanidad. Ningún cañón borrará, el surco de tu arrozal, el derecho de vivir en paz”, entona, primero en español para luego interpretar, en inglés, lo siguiente: “Desde mi celular en Nueva York, puedo escuchar el cacerolazo. Puedo olerte, Piñera, todas las ratas huelen igual. Pueden dispararles a los ojos de los niños. Siempre fuiste tan jodidamente insano. Pero nunca vas a apagar la llama. Y en Jaffa, y en Quito, y en Bagdad, y Delhi y Maine. En Saskatchewan y en Río. Estamos hartos de vivir encadenados. El río que fluye por las calles es un río de amor fraternal».
Una vez que finaliza la canción que desde octubre pasado se ha transformado en un himno del movimiento social chileno, Waters se dirige directamente a sus seguidores y les dice: “Los quiero. De parte de su hermano Roger, de Nueva York; les deseo lo mejor”, para, a continuación, enviarles un mensaje final.
“Por favor, manténganse seguros. No se junten, abracen ni besen con gente por las calles, porque se van a enfermar. Probablemente no sea buena idea estar cerca de mucha gente, porque esta es una enfermedad muy contagiosa. Y cuantos menos se enfermen más podrán luchar por cosas valiosas una vez que esta epidemia pase. Por eso, tengan mucho cuidado. ¡Quédate en casa!”, recomendó Waters, terminando una escena que recuerda aquellos tiempos lisérgicos del Pink Floyd de los años 60.