A continuación les dejo el recuento de Viña 2016, un festival marcado como nunca por el humor.
Dos muy buenas ideas. La organización se la jugó con dos ideas novedosas que resultaron muy bien y que sería muy bueno mantener: lo de los gags al estilo apertura de los Oscar al inicio de las jornadas, con la notable participación de las estrellas invitadas; y lo de usar el backstage para que los artistas dieran sus impresiones después de finalizado su espectáculo. Con eso lograron dar un cierre definitivo a cada número y resolvieron el problema de artistas que reciben un público pidiendo el retorno de su antecesor, o fenómenos como el de Ana Torroja el 2007. Nota aparte: ¡¡Qué hermosa es Carolina Mestrovic!! Un angelito caído del cielo. El vestido azul de ejecutiva sexy de la gala vecinal es simplemente inolvidable.
Animadores consolidados. Creo que ya se podría decir que la dupla de conductores conformada por Rafael Araneda y Carola de Moras es una de las mejores de la historia del evento. Han logrado un afiatamiento notable en estos tres y años y, Dios mediante, tienen cuerda para mucho tiempo más. Salvo el episodio de Ricardo Meruane, que pasa más por manejo de la dirección, su desempeño fue impecable.
Las competencias merecen preponderancia. Chilevisión ha hecho mucho por mejorar el nivel de las competencias: las puestas en escena tipo Eurovisión para cada canción; la invitación a grandes compositores y cantantes a mandar canciones; y un sistema de votación al estilo de los realities de talentos. Sin embargo, sigue siendo el pariente pobre del evento, la pausa para que el público y los televidentes vayan al baño o a comprar algo para el bajón. Hay tarea pendiente ahí. Este año ambas competencias fueron parejas y de buen nivel. No había canciones particularmente malas.
Programación con aciertos y desaciertos. Entre los primeros, la noche ochentera, el darle más espacio al stand up comedy y las acertadas apuestas de Rodrigo González y Natalia Valdebenito; lo malo se dio en la jornada de cierre: el exceso de reggaetón, y el programar a una artista vanguardista como Javiera Mena y a Ricardo Meruane en esa jornada. Creo que Meruane era para la noche ochentera, y Pedro Ruminot o Los Locos del Humor para enfrentar a los fanáticos del perreo.
El humor la rompió. Este Festival de Viña 2016 quedará en el recuerdo principalmente por la inusitada repercusión de las rutinas humorísticas de Edo Caroe, Rodrigo González y Natalia Valdebenito. Que estas rutinas hayan causado repercusiones en el ámbito político, provocado una nueva baja de aprobación al gobierno, motivado sendos artículos de los más prestigiados columnistas de la plaza y que hasta una editorial de “El Mercurio” haya alertado de los “peligros” para la sociedad chilena de estas rutinas tan corrosivas e irreverentes, habla claramente de que estos tres comediantes lograron canalizar asertivamente el creciente descontento nacional hacia las clases dominantes de nuestro país. Y lo hicieron, además, mostrando un nivel artístico superlativo. Lo de Caroe se esperaba pues sabíamos lo que era capaz de dar desde Olmué, lo de Rodrigo Gonzalez fue sorprendente y lo de Natalia Valdebenito simplemente deslumbrante. Y lo mejor de todo, es que estos tres artistas aún son jóvenes, por lo que tienen amplio margen para crecer y mejorar, y quizás puedan volver al Festival en un futuro con espectáculos mucho mejores.
Cambio de paradigma en el humor. El éxito de los exponentes del stand up y el fracaso estrepitoso de Ricardo Meruane es una muestra de que el escenario del humor en Chile ha cambiado dramáticamente. Los clásicos cuentachistes están empezando a pasar a segundo plano y están siendo desplazados por el humor callejero y en especial por el cada vez más fuerte stand up comedy. Se aprecia poca renovación dentro de los comediantes de la vieja escuela. Lo que era grito y plata hace 20 ó 30 años ahora aparece como revenido y sin gracia, y muchos parecen no darse cuenta de ello. Con una mano en el corazón, después de lo de Natalia Valdebenito, y con el mayor respeto, la “Cuatro Dientes” no tiene nada que hacer en la Quinta Vergara. Es un proceso que ha tenido muchas causas: las rutinas de Yerko Puchento en Canal 13; la consagración de Stefan Kramer desde su histórico show en Viña 2008; la irrupción del Stand Up a través de programas como la “SCA” y el “Club de la Comedia”; los programas de nuevos talentos humorísticos como “Coliseo Romano” y “El Rey del Show”; los “Viernes Sin Censura” de Mentiras Verdaderas; la influencia de Internet y las Redes Sociales, con fenómenos como Germán Garmendia y el Lagarto Murdock, y los virales de Stefan Kramer y Jorge Alís; y rutinas exitosas como la del propio Edo Caroe en Olmué y las de Jorge Alís, León Murillo y Arturo Ruiz-Tagle en Viña. Salvo Coco Legrand y Bombo Fica, los humoristas tradicionales parecen no tener respuestas ante esta avalancha. Habrá que ver si reaccionan, más aún después de ver la estrepitosa caída de uno de sus colegas de generación.
Nivel disparejo de calidad. Hasta Lionel Ritchie, el festival iba perfecto, con todos los artistas haciendo espectáculos de gran nivel. Con Pedro Ruminot la cosa se descompuso un poco, pero luego volvió al nivel con Rick Astley y Pablo Alborán, para decaer un poco con Los Locos del Humor. Después de eso, nos fuimos por el despeñadero. Lo de Nicky Jam demuestra el nulo sentido crítico de los fanáticos del reggaetón, a quienes les importó un carajo que el estadounidense desafinara hasta que le dio hipo. Por muchísimo menos, basurearon hasta lo indecible a Javiera Mena. Wisin y Don Omar fueron dignos pero no hicieron nada extraordinario, Javiera Mena salvó la plata y lo de Meruane fue penoso y patético.
Humor y anglos en revisión. Hay dos temas pendientes para la internacionalización del evento. Por una parte, el carácter excesivamente localista del humor, que es grito y plata en Chile, pero que no se entiende fuera de nuestras fronteras. No es llegar y traer humoristas extranjeros a Chile, pues tienen que ser tipos muy especiales como Hugo Varela, Sandy y Carlos García, que sean capaces de enganchar con el público nacional. El humor marca el peak del rating en Chile, por lo que no resulta fácil sacrificar eso en aras de que el público extranjero entienda mejor las rutinas. Por otra parte, está el tema del artista anglo, que invariablemente ha sido lo mejor del evento en los últimos años, pero que causa anticuerpos en los canales de TV internacionales que transmiten el evento, en particular en HTV, que gira en torno a la música latina. Creo que privarnos de los números anglo sería un error imperdonable, pues son lo más esperado de cada año y lo que le sube el pelo al evento en lo artístico. Nadie en su sano juicio se puede oponer a que vengan artistas como Elton John, Cat Stevens, Sting o Lionel Richie.
Una reina del pueblo. Nicole Moreno, alias Luli, logró cumplir su sueño americano en Chile. Ganó el trono de Reina del Festival en un competencia que este año fue harto más decente que los anteriores. Tuvo como adversarias a la bella Vanessa Borghi y a una de las «conejitas» del Pollo Valdivia que al final fue un saludo a la bandera. Este concurso, para bien o para mal, se ha transformado en toda una tradición festivalera y en una instancia estratégica de competencia para los canales. Esta es lo único en lo que Mega todavía no puede ganar. Me alegro por Luli, que como he señalado en un par de artículos antes se ha transformado en todo un paradigma de ascenso social y económico. Su piscinazo, al estilo de «American Beauty», fue de lo más glamoroso y con clase que se ha visto.
La revelación del evento. Rodrigo Gonzalez. Nadie daba un peso por él y terminó haciendo una rutina humorística memorable. Menciones especiales para Rick Astley, mucho más de lo esperado, y Javiera Mena, que logró salir adelante de una previa sumamente complicada.
Lo peor del evento. Del peor al menos peor
1) Ricardo Meruane, protagonista de uno de los momentos más tensos y morbosos de la historia de la TV chilena.
2) Nicky Jam, una oda a la ineptitud artística.
3) Pedro Ruminot, el más débil de los exponentes del stand up.
4) Los Locos del Humor.
Lo mejor del evento
1) Lionel Richie: Un crack, un lujo. Uno de los mejores espectáculos de la historia del evento.
2) Natalia Valdebenito, por una rutina cuasi perfecta, con humor e ideología bien mezcladas.
3) Edo Caroe, porque desató el fenómeno de la crítica política y confirmó las expectativas que existían en torno suyo.
4) Luis Jara, nuestro Tom Jones.
5) Eros Ramazotti.
6) Rodrigo Gonzalez.