El gran evento del verano llegó a su fin, y con esto también la concesión de Chilevisión, quedará esperar los próximos meses para ver quién se queda con el certamen viñamarino, por el momento es hora de analizar la versión 2014.
Carola pasó la prueba: Entre Eva Gómez y Carolina De Moras, me quedo por masacre con Carola, quien logró salir del paso y aprobar el examen sin problemas. Es cierto que cometió errores, como dar por muerto a Gustavo Cerati, pero la época en que los animadores tenían que ser un paradigma de corrección como César Antonio Santis ya es parte del pasado. Además, muchos animadores anteriores, incluyendo el mismísimo Antonio Vodanovic, cometieron errores mucho peores que ese y nadie se los saca en cara hoy. A diferencia de Eva Gómez, no fue competencia de Rafael Araneda, sino que su partner y aliado, lo que permitió que el Rafa fuera el maestro de ceremonias que siempre debió ser, sobrio y oportuno, y además con demostraciones de profesionalismo, como el quedarse a darles sus antorchas a Yandar y Yostin. Si Chilevisión vuelve a ganar la concesión, lo más razonable sería mantener y potenciar esta dupla.
Ya no da para más: Lo de las competencias ya se está haciendo insostenible. Como salían tan tarde y son tan irrelevantes, opté por no seguir comentándolos. Se supone que lo central del Festival son las competencias, pero ahora solamente son un pretexto para que el público vaya al baño, y a comprar bebidas y sandwichs. O se busca una manera de darles la importancia que se merecen, o mejor les dan una digna sepultura y se sinceran las cosas de una vez por todas: el festival de Viña son seis días de recitales.
El lío de los horarios y los fixture: Que casi la mitad del fixture de cada jornada partiera después de las 2 AM resulta insostenible e insano para el público y los televidentes, y una falta de respeto para los artistas que tienen que salir a esa hora. ¿No es posible partir a las 21 horas y poner un límite de horario en las cláusulas de contratos de los artistas? Salvo el divo insoportable de Morrisey, los artistas anglo se han caracterizado por ser respetuosos del cronograma y de los colegas que vienen después de ellos. Tocan lo que tienen planificado y nada más. Los artistas latinos, por el contrario, suelen alargarse más de lo necesario. No se pueden repetir chascarros como el de Yandar y Yostin, y artistas como Melendi y Tommy Torres que, más allá de la calidad de su show, los encajaron con fórceps en el último día. El esquema es simple: Artista de entrada – competencias – humorista o jurado – artista de cierre.
El eterno problema del humor: Jorge Alís fue la revelación y la sorpresa del evento, y le dejó la vara muy alta a los próximos exponentes de la comedia stand-up que pretendan enfrentar al monstruo. En cuanto al humor basado en imitaciones y música, Stefan Kramer dejó la vara alta el 2008, y Ruddy Rey pagó las consecuencias este año. Gigi Martin y Paya Hop salvaron la prueba sin sobresaltos, Los Locos del Humor salieron trasquilados y Ruddy Rey pagó muy caro su falta de profesionalismo y recursos. Insisto con el punto: el uso de garabato y el doble sentido no son el problema. Coco Legrand y Stefan Kramer también lo usaron en su momento y nadie se los sacó en cara. Para bien o para mal, la época de Jorge Romero ‘Firulete’ quedó atrás. Si el garabato y el doble sentido trascienden de los clichés gastados y el humor revisteril, y están insertos en un contexto adecuado, son un recurso perfectamente válido en un espectáculo nocturno, en horario para adultos. Viña no solamente parece estar preparado, sino que espera con ansias un humor más fuerte, más adulto, más sofisticado, con mayor contenido e incluso ácido, cruel y negro, con gracia y valor agregado, como el de Iván Arenas, Murdock, Yerko Puchento, León Murillo y Edo Caroe.
Vecinos de piel sensible: Este festival sin lugar a dudas trascendió internacionalmente, aunque no por lo artístico, sino que por las reacciones en ciertos sectores en Argentina, Perú y Bolivia en torno a las rutinas humorísticas, y la boliviana respecto a la actuación de Gepe. De partida, el actual estado de las relaciones con nuestros países vecinos, en especial los del norte, hace que este no sea el momento más indicado para presentar rutinas humorísticas con referencias burlescas a ellos en un festival que se transmite para toda Latinoamérica. Pero Los Locos del Humor, Jorge Alís y menor medida los PayaHop lo hicieron, causando indignación y hasta amenazas de reclamos a nivel diplomático. Eso sí, hay que diferenciar entre los chistes burdos de los dos dúos callejeros y las alusiones a la idiosincrasia chilena y argentina que hizo Jorge Alís. Por otra parte, el ‘argentino culiao’ fue muy criticado en su país por reírse de la desgracia del pueblo argentino, de la Guerra de las Malvinas y del Papa Francisco. En el programa argentino “Duro de Domar”, que se caracteriza por el humor fuerte y la crítica ácida, lo hicieron pedazos con un reportaje sesgado y editado maliciosamente. Me llama la atención que ciertos sectores del otro lado de la cordillera rasguen vestiduras por un tipo de humor al cual están perfectamente acostumbrados y que es usado hasta por eminencias como Jorge Lanata.
Respecto a lo de Gepe, quien fue acusado por el gobierno boliviano de “profanar el folklore de su país” al usar los ritmos, bailes y trajes altiplánicos de una manera considerada ‘incorrecta’ por ellos, yo defiendo al cantautor chileno. Entiendo la molestia por los de los chistes, pero en lo de Gepe ciertos sectores del país altiplánico están exagerando hasta la hiperventilación. De partida, el folklore andino no es monopolio boliviano, sino que es una expresión cultural multinacional que le pertenece por igual a Chile, Bolivia, Perú y Argentina. Y Gepe no es Margot Loyola ni Violeta Parra, es decir, no es ni académico ni investigador musical, sino que un artista pop que toma influencias de la música andina, así como otras, las mezcla y usa a su regalado amaño y genera con ello un producto musical original, que podrá gustar o no, pero que es artísticamente legítimo. No es muy diferente a lo que hacen Los Jaivas, Inti Illimani, Congreso, Illapu y tantos otros grupos con las mismas influencias andinas; es lo mismo que hace Calle 13 al mezclar diversos estilos musicales; y si escudriñamos más en la historia de la música, es lo mismo que hicieron los precursores del jazz y del rock & roll al tomar elementos de la música afroamericana; es lo mismo que hizo el grupo The Police al incorporar elementos de reggae en su música; lo mismo que hicieron los maestros de la salsa al sazonar los ritmos tradicionales caribeños con elementos de jazz; lo mismo que hizo George Harrison al incorporar elementos de la música hindú al rock, y pare de contar. Gepe es un creador, y como tal no está obligado a respetar formalidades ni a seguir tradiciones ni cánones artísticos. Toma lo que le interesa y arma algo propio. Eso ha existido siempre, y es el motor que hace evolucionar a la música.
La revelación: Jorge Alís. Era ‘el’ candidato a ser devorado por el monstruo, y terminó él devorando al monstruo. Con esto se ganó el cetro del rey de la comedia stand-up en Chile. Hace algunos meses escuché una entrevista en una radio chilena a Enrique Pinti, muy conocido por su humor ácido, satírico, cargado a la grosería y a la crítica social más dura (en pocas palabras, el Coco Legrand del otro lado de la cordillera). En ella, Pinti confesó que no se atrevía a ir al Festival de Viña porque le daba miedo. Es decir, Alís, hasta hace una semana un absoluto desconocido en su país, pisó y triunfó en el mismo escenario al que el mejor comediante de la Argentina le tiene terror. Eso realza aún más la hazaña del ‘argentino culiao’.
Lo peor: No hay mucho que pensar acá. Del ‘más’ al ‘menos’ peor:
1°) Yandar y Yostin: Muy a su pesar. Sin repertorio, entraron ante una Quinta Vergara semivacía y dieron un espectáculo penoso. Un lamentable error de la comisión organizadora.
2°) Ruddy Rey: Hasta un dúo de cuenta chistes de micro con apenas dos bongós de apoyo como los PayaHop se vieron más profesionales que él. Ojalá saque lecciones de esto y salga adelante.
3°) Los Locos del Humor: No se los devoró el monstruo, pero salieron trasquilados con las polémicas posteriores. Viña exige y merece humor más sofisticado.
4°) Melendi: Estuvo absolutamente de más. Usó mal el poco tiempo que tenía disponible.
Lo mejor: A pesar de todo, la mayor parte de los shows fueron de gran nivel artístico, así que resulta difícil escoger. Con todo, aquí está mi apreciación personal, partiendo por el mejor:
1°) Laura Pausini: Se tituló de diva. Si no fue un espectáculo perfecto, pega en el palo.
2°) Rod Stewart: Como todos los años, el pop y rock anglo es garantía de calidad segura.
3°) La Ley: Una gran banda que vuelve después de nueve años como si nunca se hubiera separado y mostrando de que tiene potencial para algo más.
4°) Jorge Alís: El ‘argentino culiao’ hizo una audaz apuesta y ganó, en base a profesionalismo e inteligencia.
5°) Jesse & Joy: Pop adolescente de primer nivel. Y recién están comenzando. Dios mediante, pueden hacer historia.
6°) Ricky Martin: Un crack de los escenarios. Un espectáculo de gran nivel.
Menciones honrosas: Paloma San Basilio, Los Tres (a pesar de su aburguesamiento artístico), Ana Gabriel, Fito Páez, Carlos Vives, Raphael y Gepe.