Este año el festival estuvo muy acontecido. Hay mucho, pero mucho paño que cortar.
Animadores: Tal como el año pasado, Rafael Araneda salió del paso y Eva Gómez quedó en deuda. Y no es de extrañar, porque Rafael tiene cancha en eventos masivos. Bastián Paz le debe gran parte de su éxito a su labor como bandejero. Respecto de Eva, ojalá que se tome unas buenas vacaciones y tenga tiempo para reflexionar y hacerse una honesta autocrítica. Venía de un mal año, y en la Quinta cometió errores impresentables: se hiperventiló con Maná, dio jugo al tratar de hablar en inglés con los Jonas Brothers y mostró un manejo errático con la entrega de premios. Fue su tercer festival, y sabe que va a estar en la mira de los críticos, en especial por ser esposa del Director General del evento. Lo que sí, le dieron como bombo en fiesta en los medios. La actitud del farandulero concejal Andrés Celis me pareció inapropiada y desleal, y si su marido le pegó el combo, éste fue muy bien pegado. Un detalle: ¿no será mucho pedir que los animadores tengan un manejo razonable del idioma inglés? En años anteriores, Antonio Vodanovic, Sergio Lagos y Soledad Onetto interactuaron perfectamente con artistas anglo. Por último, pónganles un buen traductor.
La liquidación de premios: El tema de los premios para los artistas del show definitivamente colapsó este año. Resulta impresentable que Elton John y 31 Minutos se hayan llevado los mismos premios que Romeo Santos y Los Atletas de la Risa. La manera en que se manejó la entrega fue en general errática, llegándose a bochornos de antología como el vivido con Sir Elton. Este asunto debiera manejarse de otra manera.
Alex Hernández dio el ancho: Me gustó la puesta en escena televisiva del festival: moderna, atractiva, rápida, de nivel internacional. El “Steven Spielberg de la TV chatarra” demostró tener dedos para este tremendo piano y que es capaz de hacer cosas más sofisticadas que “Mekano” y “Yingo”.
Los humoristas salvaron: Todos, cual más, cual menos, cumplieron. Hermógenes con H fue el más débil. Los Atletas de la Risa estuvieron bien, pero se vieron perjudicados por las cortapisas que les colocaron; Nancho Parra sorprendió y Bastián Paz (gracias a Dios) logró salir bien parado. Para muchos, Memo Bunke fue el peor de los cinco. Para mi gusto, fue el mejor, no solamente por su rutina, sino que por las circunstancias que le tocaron. Inicialmente iba Albert Hammond después de Elton John, pero a última hora lo pusieron a él. En otras palabras, lo mandaron como cordero al sacrificio, como cristiano en el circo romano. Y sin embargo, sacó la tarea adelante y salió muy bien parado. Considerando esto, decir que fue el “peor humorista” me parece una mariconada del porte de una catedral.
¿Qué hacemos con el doble sentido?: Curiosamente, muchos programas de TV triunfaron con el festival: “El Rey del Show” (Nancho Parra), “Coliseo Romano” (Bastián Paz), “Síganme Los Buenos” (Los Atletas de la Risa), pero en especial “Mentiras Verdaderas”. Y no solamente por el apoyo que le dieron a Los Atletas de la Risa, sino que además porque lograron que el monstruo coreara en masa su grito de guerra de los viernes “¡Sin Censura, Sin Censura!”. Todo un logro para un programa que supuestamente tiene poco rating. Y esto instaló el tema del humor y la censura en el festival. El precedente del 2011 le pesa demasiado a los organizadores. Si a Hermógenes con H y a Los Atletas los hubieran dejado actuar sin cortapisas ni ataduras, quizás les habría ido bastante mejor. Sin embargo, el efecto “Viernes de Humor sin Censura de Mentiras Verdaderas” lleva a cuestionarse el tema. Nos guste o no, el humor de doble sentido llegó para quedarse, y no se puede prescindir de él, menos aún en un espectáculo que se da en un horario para adultos. Hasta Coco Legrand y Stefan Kramer apelaron a ellos en sus recordadas rutinas en festivales anteriores. El problema del 2011 no fue el doble sentido en sí, sino que la ramplonería y la falta de creatividad. En el programa de La Red hemos visto a Iván Arenas, Don Carter y Edo Caroe dando clases magistrales de cómo se puede hacer humor inteligente usando la picardía, el doble sentido y el garabato. Nancho Parra lo demostró: contó el chiste del conejo y la anaconda, que es un clásico del humor picante, y por el cual en años anteriores lo habrían crucificado públicamente, y sin embargo pasó piola. Pedirle a “Los Atletas de la Risa” que hagan humor blanco compartiendo jornada con Romeo Santos y Daddy Yankee simplemente no resiste análisis.
La competencia: Chilevisión ha hecho denodados y honestos esfuerzos por darle importancia a la competencia, y ha tenido algunos aciertos. Medidas acertadas como el jurado sentado en palcos en el escenario, actuaciones apoyadas por coloridas puestas en escena y jurados poniendo notas al más puro estilo de “American Idol” han revitalizado las competencias, al menos parcialmente. El nivel de las canciones fue disparejo. Las que ganaron los premios eran por lejos mejores que las demás. La parte vergonzosa fue la representante chilena en la competencia internacional. Si esa fue la mejor de las canciones que postularon, no quiero ni imaginarme como eran las otras. En Chile existen cincuenta mil artistas mejores que la tal Azzú, que era una versión de cuneta de Luli. ¿No hubiera sido mejor ofrecerle la posibilidad a gente como Denisse Rosenthal, Daniela Castillo, Mario Guerrero, Javiera Mena, Leo Quinteros, Denver o algún otro que compusieran una canción y la presentara?
La verdadera Reina del Festival: la elección de reina terminó siendo lo de siempre: una pelea entre chicas ávidas de pantalla y con predilección por mostrar poca ropa: al final ganó Dominique Gallego, quien superó a Antonella Ríos (torpedeada por su propio canal) y a la hija de DJ Méndez. Azzú fue tan intrascendente como en la competencia internacional, y a la “Iluminada” Angélica definitivamente le hicieron la cama, pues la excluyeron de las actividades. Una pena que La Cuarta no se haya atrevido a darle un toque freak al concurso, impidiendo las candidaturas de Patana y Pola y haciéndole bullying solapado a Angélica. Sin embargo, la verdadera reina del festival no necesitó empilucharse, regalar comida ni tirarse a la piscina con un bikini, sino que demostró su belleza y talento en el escenario: Francisca Valenzuela.
Thanks, Sir Elton: Fue un privilegio, un sueño ver a Elton John en la Quinta. El artista de mayor categoría que jamás ha estado en el Festival. El año pasado surgieron algunas voces, como la de Antonio Vodanovic, sugiriendo que el festival debiera reservarse exclusivamente para artistas de habla hispana, y no traer cantantes anglo. Creo que, después de la venida de Sir Elton, esa idea debiera ser enterrada en un pozo, y a varios kilómetros de profundidad. Tal como en años anteriores, los músicos anglo son los que le dan categoría al evento (Albert Hammond hizo un gran show y los Jonas Brothers no desentonaron), y prescindir de ellos sería discriminatorio, anacrónico en un mundo globalizado y absurdo desde el punto de vista artístico.
El fenómeno “31 Minutos”: De todo corazón me gustaría decir que fueron lo mejor del festival, pero lo de Elton John me lo impide. Un espectáculo lleno de talento y creatividad, de gusto transversal y que fue éxito de público, crítica y sintonía. Picaron a 53 puntos de rating, que es algo que solamente lo logran los partidos de la selección chilena. Incluso consiguieron algo inédito: que Patricia Maldonado y Pamela Jiles estuvieran de acuerdo en algo, pues ambas fueron las únicas que osaron criticar negativamente a Tulio Triviño y compañía. La panelista de “Mucho Gusto” esperaba algo con mayor “doble sentido” (que hubo y mucho, pero no relacionado con temas sexuales) y dijo que era inapropiado hacer un show para niños en la Quinta Vergara (¿Y lo era en Lollapalooza?). Creo que la Maldonado, o está prejuiciada ideológicamente, o no es capaz de entender el fenómeno, o ambas cosas. Lo de la Jiles, en cambio, no es más que una provocación. Acusó a los muñecos de “antivalóricos”, a Diaz y Peirano de venderse al mercado y de hacerse millonarios con fondos estatales y de escudarse en los muñecos para no decir las cosas en la cara. Una periodista mediocre con ínfulas de “combativa” y «transgresora», que trabaja en un programa de farándula porque no le dio el ancho para el periodismo de verdad, que fue echada de “Informe Especial” por floja y chanta y que se llena la boca con discursos a favor de la educación pública siendo que hace clases en una universidad privada, atacando a dos de los integrantes de “Plan Z”, uno de ellos además productor de “La Nana“ y “No”, y a un grupo de artistas talentosos que cambió la televisión chilena. ¡¡Nadie puede!!. Después de este exitazo, resulta incomprensible que una nueva temporada de “31 Minutos” en TVN dependa de si se logran los fondos en el CNTV, mientras en el canal estatal ni se arrugaron en gastar millones en ese bodrio que fue el docureality “Las Argandoñas”. Parafraseando a Daniel Alcaíno, no hay plata para la TV de calidad, pero si para la TV basura.
Lo peor del evento (del peor al menos peor)
1º) Romeo Santos: a medida que pasaron los días quedó en evidencia lo penca de su actuación. Grandilocuente, sin repertorio y demagógico. Un asco de artista, y una locura que se haya llevado los mismos premios que Sir Elton.
2º) Chino y Nacho: Absolutamente prescindibles.
3º) Wisin y Yandel: Un compendio de los clichés del reaggetón
4º) Hermógenes con H: Salvó, pero fue el peor de los humoristas. Perjudicado por la censura.
5º) Los Auténticos Decadentes: Cumplieron con lo suyo, pero estaban demasiado repetidos.
6º) La Sonora de Tommy Rey: Hicieron lo suyo, triunfaron y estuvieron muy bien, pero les tocó la Quinta casi vacía y una jornada donde eran “chicharrón en paila marina” (¿qué demonios tenían que hacer el mismo día con Elton John y Albert Hammond?)
Lo mejor del evento
1º) Sir Elton John: Nada más que agregar.
2º) 31 Minutos: El triunfo del talento y la creatividad. Son los «Muppets» de habla hispana y el mejor programa infantil de la historia de la TV chilena.
3º) Miguel Bosé: Una clase magistral de madurez artística
4º) Francisca Valenzuela: La verdadera reina del festival. Una artistaza.
5º) Albert Hammond: un show corto, pero contundente y de calidad.
6º) Maná: La «banda más influyente de la historia del rock» según Eva Gómez hizo un gran espectáculo. Gusten o no, son una de las mejores bandas de habla hispana y lo demostraron
Menciones honrosas: Memo Bunke, Pablo Alborán, Gloria Trevi, Daddy Yankee y Jorge González.
Las revelaciones del evento: Francisca Valenzuela, Pablo Alborán y Nancho Parra.