El reciente Festival del Huaso de Olmué le dejó un agradable sabor de boca a TVN. Uno de los primeras dudas era si se podría desarrollar el evento en forma normal, lo que se logró sin mayores sobresaltos para alegría de TVN y del municipio. Además, ganó en rating en las 4 jornadas, lo que constituye un gran resultado para el desesperado canal estatal.
El estallido social estuvo presente: No podía ser de otra manera. Sin llegar a poner en peligro la realización del evento, el estallido social estuvo latente durante todo su desarrollo, en la obertura del primer día, en los discursos de algunos músicos y en especial en las rutinas de los comediantes. El punto álgido se dio en la tercera noche, con el público del Patagual gritando “¡Renuncia Piñera!”, con Los Jaivas tomando posición y con Alex Anwandter pidiendo “que pague Piñera” y cantando “Paco Vampiro” en vivo y en directo para todo Chile. Lo sucedido en esa jornada fue un buena avant-premiere de lo que se espera en Viña, en especial en la segunda noche cuando actúe Mon Laferte.
Animadores: Karen Doggenweiller va en camino a ser “la conductora que el Festival de Viña se farreó”. Belleza, glamour, simpatía y oficio. Además, un fuerte pilar para un inicialmente nervioso y condoriento Álvaro Escobar. Eso de “ella ha pasado por todos los animadores” fue un epic fail de antología. Con el correr de las jornadas, el “Tío Conductor” se fue afirmando.
Jornada 01, Jueves 16 de Enero:
Obertura: Cargada a la contingencia, con referencias a la contaminación de Quintero y Puchuncaví. El BAFOCHI la rompió como siempre.
Paloma San Basilio: Más que digna presentación de la española. Va por los 70 años y luce muy bien para su edad, manteniendo su elegancia y glamour de toda la vida. Tiene pacto con el diablo (o con un excelente cirujano plástico). Si bien se notó el paso de los años en su voz, aún la conserva y maneja a un nivel aceptable.
Huaso Filomeno: salió del paso con su rutina costumbrista cargado con esas rutinas propias de la “vieja escuela” que le sacan ronchas a las feministas y a los millenials. Partió muy bien con los chistes del Teniente Caviedes. Sin estar de acuerdo con él, encuentro valorable y corajudo que haya manifestado explícitamente su postura en contra del proceso constituyente. Que la “Chiqui” Aguayo lo haya criticado por lo “ordinaria” de su rutina es como si Álvaro Salas criticara a alguien por “caliente”.
Morat: Un golazo de la organización de Olmué que estos simpáticos y educados chicos colombianos hayan pisado el Patagual antes que la Quinta Vergara. Hacen un pop sumamente agradable de escuchar, cargado con elementos folks y hasta aventurándose con ritmos urbanos. Acertaron medio a medio con invitar a Cami para su versión de “Yo No Merezco Volver”. Debieran entrar en la órbita de Viña para el 2021. Otra joya de la música pop colombiana.
Jornada 02, Viernes 17 de Enero:
Obertura: Tributo a la cueca tradicional a cargo de la agrupación “Alma Chilena”. Profesional, elegante y bien realizada.
Los Nocheros: Estuvieron a la altura de los antecedentes. Sonaron perfectos con su mezcla de folklore argentino y exquisitas baladas cortavenas, con voces perfectas y bien armonizadas, e instrumentación perfecta. Lograron superar la salida de su histórico vocalista Jorge Rojas. Cerraron con un cover en clave folk de “Te Vas” de Américo. Grupos como este, que mantienen su nivel con los años, siempre serán bien recibidos
Pamela Leiva: La ex chica reality presentó potentes cartas credenciales para enfrentar al Monstruo de la Quinta Vergara en el corto a mediano plazo. Guapa, con personalidad y desplante, fue capaz de reírse de sus desgracias y a partir de ellas construir una rutina consistente y divertida. Además, se manifestó claramente a favor del estallido social con la cueca con la que finalizó su show.
Garras de Amor: Emotivo aunque sin pasarse de revoluciones. El solitario teclado del fallecido Juan Rodríguez marcó el show, basado en reminiscencias del denominado “Sound” o “Movida Tropical”, con el vocalista Diego Rodríguez amenizando la fiesta desde su silla de ruedas. Cumplieron con su cometido de hacer bailar al Patagual, en quizás uno de los shows más difíciles de su historia.
Jornada 03, Sábado 18 de Enero:
Obertura: Potente homenaje al inolvidable Héctor “Parquímetro” Briceño, entrañable personaje del espectáculo chileno y considerado el mejor trombonista de Chile en música popular. Se presentó la última banda a la que perteneció “Parquímetro”, la “Santiago All Stars”, con Camaleón Landáez (hijo de Luisín Landáez) de vocalista y una muy lograda versión en clave salsa de la clásica cumbia “La Piragua”. Banda como para tener muy seriamente en cuenta para eventos como este. No tiene nada que envidiarle a ninguna del Caribe.
Los Jaivas: No es poca cosa que se hayan pronunciado abiertamente a favor del Estallido Social. En contra lo que se pudiera pensar, la banda viñamarina no se ha caracterizado históricamente por manifestar posturas políticas, lo que les permitió acceder a la TV abierta y hasta al Festival de Viña en plena época de Pinochet. Su show estuvo marcado por el grito de “Renuncia Piñera” del público. Aunque el “Gato” Alquinta es irremplazable como voz, aún están en condiciones de ofrecer shows de gran nivel. La versión de “Arauco Tiene Una Pena” de Violeta Parra llegó al borde del virtuosismo. Siempre es bueno ver a Los Jaivas.
Cristián Henríquez: Hizo una rutina muy similar a las de “Morandé con Compañía”, encontrando un partner perfecto en Julio Jung Duvachelle (casi la reencarnación de Felipe Camiroaga), quien entre medio se mandó un monólogo de stand up más que aceptable. Henríquez es antes que nada un artista de circo, y todo lo que hace sobre el escenario tiene inevitablemente esa impronta. No le pidan que haga crítica social. Lo suyo es el show con morisquetas y movimientos divertidos al estilo del cine mudo. Y en eso, Henríquez es un maestro consumado.
Alex Anwandter: Corajudo, con unas agallas del porte de un buque, y tremendo músico. Con sus temas solistas y los recuerdos de Teleradio Donoso armó un show corto pero donde demostró por qué está en la órbita de los Grammys Latinos. Un pop elegante, fino, muy bien construido, super agradable de escuchar. “Paco Vampiro”, parte de la banda sonora del Estallido Social, es una muestra de ello. Le da duro y sin contemplaciones a Carabineros, pero con una música sumamente agradable y “oreja”, donde hasta el “conchetumadre” del coro (de la letra del coro de la canción, no de algún integrante del coro) le sale musical. Esa canción me recuerda a “Mujer contra Mujer” de Mecano, por ser un canción que habla sin tapujos de un tema polémico, pero cuyo alto nivel musical la protegió de los censores. Anwandter dictó cátedra de valentía en el escenario, y creo que tiene méritos artísticos de sobra para ser considerado para Viña a corto o mediano plazo.
Jornada 04, Domingo 19 de Enero:
Mocedades: F-I-A-S-C-O. Habiendo dos agrupaciones que llevan el nombre, más otras como El Consorcio integradas por ex miembros, justo tenían que traer a la facción más culera de Mocedades, la de la histórica Izaskun Uranga, la señora de pelo blanco que tuvo el accidente al finalizar el show. Por TV lo que se escuchó fue horripilante: desafinaciones a granel, poca armonía, coros desorganizados y una cantante principal que necesita al menos de tres reencarnaciones para siquiera equiparar a la tremenda Amaya Uranga. Parecía una banda tributo de esas reguleques o un grupo de amigos jubilados haciendo karaoke. Si algo ha caracterizado a Mocedades durante su historia es la excelencia artística: cantantes afinados, coros casi celestiales, orquestación perfecta, etc. Dio pena escuchar clásicos entrañables como “Eres Tú”, “Amor de Hombre”, “Quién Te Cantara”, “La Llamaban Loca”, y los covers de “Take Me Home, Country Roads” de John Denver y “Somebody To Love” de Queen destrozados por este remedo precario de Mocedades. Por suerte para ellos el público del Patagual fue educado y de guante blanco, y estaba incrustado de fans agradecidas que les perdonaron todo. En Viña el Monstruo se los hubiera devorado merecidamente y sin misericordia. Una falta de respeto al inmenso legado de este querido conjunto musical español.
Pato Pimienta: Su rutina fue una versión extendida de lo que hacía en el Club de la Comedia. Se notó su oficio, y logró entretener al público durante la hora que estuvo. Le copió lo de la camiseta a Natalia Valdebenito y el diálogo con el público a Fabrizio Copano. ¿Está como para desafiar al Monstruo? Con un poco más de preparación, creo que sí.
Claudio Michaux: El ganador de la “La Huincha” pasó bien la prueba, aunque necesita más rodaje para poder pensar en Viña. Rutina corta y correcta, con la que sacó risas en el público.
3×7 Veintiuna: Raro cerrar la última noche con este número. Lo habitual sería algún número bailable fuerte tipo Jordan. Daniel Muñoz y su banda de cuequeros choros le dieron un cierre folklórico a Olmué, con permanentes guiños a la contingencia, como la polera de Muñoz y la cueca dedicada al mítico Negro Matapacos.