Éxito de rating: la apuesta de TVN en el Festival de Olmué tuvo gran recompensa en sintonía. Duplicaron y casi triplicaron a la competencia. Todo un bálsamo para el duro momento del canal estatal. Y lo lograron sin estrellas en la “cresta de la ola” y con mayoría de artistas nacionales. Como para pensar que los estelares con música y humor podrían ser una alternativa.
Animadores con oficio: Tal como se esperaba, Cristián Sánchez y Karen Doggenweiller hicieron una gran labor juntos. Una pareja sumamente agradable, lúdica, donde se notó fiato y química. Ni siquiera necesitaron darse piquitos en el escenario. Abordaron muy bien el tema del foco incendiado durante el show de “Chiqui” Aguayo y hasta se dieron maña de bailar con la Combo Tortuga. Creo que ambos juntos y también cada uno por separado están en perfectas condiciones de asumir desafíos mayores, como por ejemplo Viña.
Error de timing: Al final, Claudio Michaux, el ganador de “La Huincha”, subirá al Patagual el 2020. Su triunfo se dio muy encima del evento, y no había tiempo para preparar una rutina adecuada para Olmué. Si un humorista profesional con años de circo necesita al menos un par de meses para preparar una rutina para eventos como este, un novato como Michaux necesitará un tiempo mayor. Fue la mejor decisión, pues exponerlo era muy arriesgado. Probablemente habría desentonado en una versión donde los humoristas en general cumplieron muy bien.
La Nueva Cumbia chilena se merece más respeto que el que le damos: Lo de Chico Trujillo, Guachupé, Silvestre y la Combo Tortuga se suma a lo que mostraron en ediciones anteriores La Moral Distraída, Santa Feria, Villa Cariño y Juana Fe. Las bandas de la llamada “Nueva Cumbia Chilena” no son rejuntado de flaites salidos de la “pobla” cantando cumbias «picantes». Son músicos de verdad que se pueden parar en cualquier escenario y no temen mezclar estilos. Además, tienen públicos fieles y militantes que le dan colorido a sus shows. ¿Por qué cuesta tanto llevarlos al Festival de Viña? Solamente en dos ocasiones hemos tenido grupos de este movimiento frente al Monstruo: Juana Fe con una pequeña presentación el 2008 como invitados de Giolito y su Combo, y Villa Cariño el 2011, cerrando el evento en tándem con los Los Vikings 5. Muy poco para su calidad, para lo que representan y para el arrastre de público que tienen. No me cabe en la cabeza que se le den oportunidades en Viña a los restos del movimiento “sound” (Ráfaga y Garras de Amor) y a la cumbia “cheta” (Marama y Rombai), y se deje de lado a este importante grupo de artistas nacionales.
Llevamos una década de stand up ¿y todavía se espantan con los garabatos?: Llama la atención que muchos reclamen por el supuesto uso y abuso de garabatos en rutinas de comedia stand up….en festivales de verano y en horario para mayores de 18 años. El argumento de que “hay que proteger a los menores de edad” luce antediluviano y ridículo, en especial si éstos hace mucho rato que dejaron botada la TV abierta y pasan metidos en YouTube, donde tienen libre acceso a rutinas humorísticas, canciones de reggaetón y trap, y otras cosas mil veces más “hardcore” que las de los Festivales. Que niños vean rutinas para adultos a medianoche no es culpa de los comediantes ni del canal, sino que de los propios padres. A estas alturas ya deberíamos tener claro que la comedia stand-up viene con garabatos incluidos. Salvo honrosas excepciones como Alejandra Azcárate en Viña 2018, es casi imposible escapar a ello, incluso para comediantes de indudable calidad como Stefan Kramer o Coco Legrand.
Full crítica social en El Patagual: En una entrevista previa al evento, la alcaldesa Macarena Santelices, militante de la UDI, solicitó que ojalá no hubieran alusiones a la contingencia durante el evento. La realidad puso en evidencia la extrema ingenuidad de la autoridad edilicia al respecto. En el escenario tuvimos a Illapu, a exponentes del Stand Up Comedy y de la Nueva Cumbia chilena, todos ideológicamente de izquierda. Como era de esperarse, las proclamas por las torres eléctricas en la Campana, los femicidios, la contaminación en Quintero y Puchuncaví y el Caso Catrillanca estuvieron a la orden del día. Me imagino lo incómodos que se sintieron en La Moneda viendo como le dan como bombo en fiesta al gobierno en un festival organizado por una municipalidad con alcaldesa oficialista, y transmitido por canal del Estado. Y eso que todavía quedan el Festival de Talca y el de Viña, ciudades que también tienen alcaldes oficialistas. Aquí se entiende porqué Piñera se quiere echar TVN. Por otra parte, no es culpa de la alcaldesa que la derecha casi no tenga artistas con suficiente nivel musical, vigentes y/o con la repercusión necesaria para actuar en estos eventos. Cabe recordar que el año pasado llevaron a los Huasos Quincheros y salieron trasquilados.
Día 01: Jueves 17 de Enero
Chico Trujillo: En 100 minutos demostraron los grandes que son. Hicieron lo que se le dio la gana sobre el escenario: improvisaciones musicales plagadas de virtuosismo de esas que uno suele ver en orquestas de salsa como la de Tito Puente, Rubén Blades o Willy Colón; invitados de gran nivel como los mexicanos Son Rompe Pera con quienes interpretaron el interesante tema “Pájaro Zinzontle”, Camilo Salinas y la banda Wiracocha. Una banda llena de músicos de verdad que sirvió de marco para que el carismático Aldo “Macha” Asenjo, a estas alturas todo un prócer de la música chilena, demostrara porqué es uno de los mejores frontman de la escena nacional. Su repertorio es la cumbia más callejera que uno se pueda imaginar, de esa que se escucha en los tugurios de la bohemia porteña, llevada al máximo nivel de virtuosismo artístico. Canciones como “La Medallita”, “Loca”, “El conductor”, “Gran Pecador” y “La Escoba” ya son clásicos entrañables de la música popular chilena. Quedó claro que Chico Trujillo la rompería con todo en el Festival de Viña. No cuesta nada cumplir sus exigencias. No piden agua mineral de las Islas Fiji ni sushi ni caviar en el camarín, sino que los dejen hacer su show tranquilos, que no los programen a la hora del níspero y no los jodan con la farándula ni el entorno festivalero. Concesiones pequeñas a cambio de tener un show de primera calidad en la Quinta Vergara.
Alto Yoyo: Debe ser intimidante debutar entre medio de Chico Trujillo y Guachupé, pero Altoyoyo logró salir airoso con personalidad. Quizás le faltó preparar algo especial para el evento. Su rutina encajaba perfecto en un bar o en un escenario íntimo, pero no calzaba mucho en un evento masivo. En un momento dado tuvo la poco feliz idea de intentar vacilar a la fanaticada de “Guachupé” que manifestó cierta incomodidad, pero la sangre no llegó al río. Buen debut, pero creo que aún está muy “verde” como para asumir un desafío mayor como Viña.
Guachupé: La banda de ska transformó el Patagual en el viejo estadio de la Avenida Collao de Concepción cuando jugaba Fernández Vial de local. Su estilo es muy asimilable a bandas argentinas como Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decadentes o La Mosca Tsé-Tsé. En la media hora que se mostró por televisión se destaca el bien logrado cover en clave ska del clásico “Es mi vida” de Salvatore Adamo. El fervor de la “barra brava” de Guachupé me recordó a la militante fanaticada de Santa Feria el año pasado. Mostraron calidad musical para animar el cierre de fiesta.
Día 02: Viernes 18 de Enero
José Feliciano: el astro portorriqueño se mantiene más que digno a sus 73 años. Nada más apareció en el escenario se notó el “viejazo” de inmediato, pero su voz se mantiene casi intacta, y sigue punteando la guitarra como los dioses. Es el único artista que he visto en Olmué que es capaz de cantar en inglés sin que nadie reclame nada. Fue hermoso escuchar clásicos señeros de radio AM ochentera como “Por qué te tengo que olvidar”, “Paso la vida pensando”, “Que será” y “Para decir adiós”. Tal como lo hizo en sus visitas anteriores a Viña y Olmué, fue capaz de llenar el escenario sin más faramalla que una silla y su guitarra. Un privilegio ver actuar en vivo a este crack de la música.
Belén Mora: Una rutina humorística memorable, como las de Edo Caroe, Bombo Fica, Felipe Avello y otras que de vez en cuando nos regala Olmué. Se notó su oficio de actriz de principio a fin. Mostró una seguridad de puta madre, y sacó a relucir el talento que ha insinuado por años en “Morandé con Compañía”. Se echó el público al bolsillo desde la entrada. Belén vino sumamente bien preparada, y se notó la “mano” de la lúcida y subvalorada Bernardita Ruffinelli (¿cuándo la veremos en festivales grandes?). La rutina fue potente y asertiva, y saco risas en el público durante todo el rato. ¿Mucho garabato? Lo justo y necesario, creo yo. La alegoría del Titanic fue simplemente memorable, al nivel de la rutina de la tarjeta Masterplop de Bombo Fica. Belenaza triunfó a lo grande, y tiene harta cara de Viña 2020. Tal como lo hizo antes Rodrigo Villegas, demostró que el complejo de “flores de invernadero” de los rostros de “Morandé con Compañía” quedó en el pasado.
Silvestre: Los tenía como parte de la “Nueva Cumbia Chilena”, pero en este show demostraron que trascienden por mucho ese movimiento. Hacen muy buena cumbia, pero no son solamente pachanga. También incursionan muy bien en el rock & roll y el pop. Notable puesta en escena cargada a lo “vintage”, con las coristas vestidas como chicas “pin-up” y el vocalista disfrazado de Freddie Mercury. Hacen música pop muy agradable y con contenido, con instrumentistas más que competentes y sumamente bien acoplados. Me llama la atención que no sean más mediáticamente conocidos. Su calidad es digna de mayor difusión.
Día 03: Sábado 19 de Enero
Illapu: Una actuación a la altura de su trayectoria. A pesar de la rotación de integrantes, siguen sonando tan bien como siempre. Como era de esperarse, su presentación estuvo cargada de mensajes relativos a la contingencia, con alusiones a Victor Jara, Quintero-Puchuncaví, las torres de alta tensión en La Campana y un número musical especial alusivo al Caso Catrillanca (con el público pidiendo la renuncia del ministro Andrés Chadwick). Además, tuvieron la posibilidad de salir a actuar a una hora decente, a diferencia de lo que pasó en Viña 2018.
Daniela “Chiqui” Aguayo: Definitivamente le hizo muy bien trabajar en el matinal de TVN. Se notó una evolución respecto de su polémica actuación de Viña el 2017, a la que le sacó el jugo en su incursión al Patagual. Se palanqueó a sí misma, a su origen humilde, a Alberto Plaza, a sus compañeros de TV, a la contingencia, etc. Le subió el pelo a su rutina, diciendo los garabatos justos y necesarios. Incluso superó como toda una maestra el incendio del foco que obligó a interrumpir su show e ir a comerciales (fue ella la que avisó del siniestro), y lo sacó a colación con forma genial cuando Sánchez tuvo la poco afortunada idea de aludir a la pérdida de su hijo al final de su show. A la “Chiqui” versión Viña 2017 le daba solamente para tener un buen pasar en escenarios nacionales. Esta “Chiqui” versión Olmué 2018 está en condiciones de pensar en cosas mayores, como actuar fuera de Chile. Al menos me gustaría verla de nuevo enfrentando al Monstruo. Hasta Alberto Plaza, con quien tuvo una agria polémica después de Viña, con duelo incluido en “Vértigo”, la elogió en su cuenta de Twitter: “Me alegra mucho el triunfo de Chiqui Aguayo en #OlmueDeFiesta. Ha crecido mucho como artista desde Viña, y ha tomado un rumbo que la hará llegar mucho más arriba. Valió la pena todo el debate. ???”.
Movimiento Original: Uno de los grandes exponentes nacionales del hip-hop tuvo su oportunidad en un festival grande, y la aprovecharon a full. No es hip-hop puro, sino que hay fusión con ska, música andina y reggae. Los que esperaban letras cargadas a marginalidad, delincuencia y muerte se fueron decepcionados. La banda de Pudahuel tiene letras cargadas de buena onda, crítica social y mensajes edificantes, al punto de llegar a sonar en ocasiones como pastores evangélicos. Aquí escuchamos música muy bien construida, ejecutada por instrumentistas más que competentes.. Presentaciones como esta llevan a cuestionarse lo de Festival “del Huaso”.
Día 04: Domingo 20 de Enero
Tributo a Lucho Gatica: Hace varios años atrás, durante una presentación de Pujillay en El Patagual, el “chico” del entonces quinteto humorístico porteño caricaturizó a Lucho Gatica cantando casi sin voz, como si necesitara un balón de oxígeno. Aquella vez pasó colado, porque en esa época ese tipo de humor era considerado “aceptable”. Si eso lo hiciera ahora, la crítica sería lapidaria. Desde entonces, Olmué le debía un desagravio a Gatica, y pagaron la deuda como corresponde. El video de entrada, con la voz de su hijo Luis, fue emotivo a más no poder. Cuesta dimensionar lo grande que fue Lucho Gatica en una época en que no existían internet ni redes sociales. Ahora le toca a Viña reivindicarse de los dos homenajes de morondanga que le hicieron al “Rey del Bolero”.
Pimpinela: Un show sorprendente por muchos motivos. De partida, los hermanos Galán han resistido muy bien el paso de los años en lo físico y en las voces. En particular, Lucía Galán canta igual que en los años 80. Notable el aire rockero de sus arreglos musicales. Interesante su puesta en escena usando recursos multimedia para rememorar su historia y contar anécdotas. Notable el diálogo con el video de la madre de ambos. Llamativo que un grupo supuestamente «del recuerdo» use estos recursos. Su originalísima propuesta de montar verdaderas escenas de teleserie musicalizadas en el escenario es una marca registrada que me llama la atención que no haya sido replicada. Se despacharon una verdadera batería de clásicos de radio AM ochentera: “A Esa”, “Valiente”, “Dímelo delante de ella”, “La Familia”, “El amor no se puede olvidar” y Olvídame y Pega la Vuelta”, que están en inconsciente colectivo del público. Serían una gran carta para Viña, escenario que pisaron una única vez en 1984.
Juan Pablo López: Al igual que la “Chiqui”, se notó una evolución (o “revolution” como la denominó) respecto de su presentación en Viña. Aunque su rutina partió algo lenta, mantuvo la atención del público todo el tiempo. Una rutina contingente y cargada a la crítica social, con palos a Lavín, a Carabineros. Lo suyo fue mucho más cercano al stand up de tiro largo que practican Coco Legrand, Bombo Fica y León Murillo. Muy bien lograda.
La Combo Tortuga: Otra banda de cumbia con hinchada de equipo de fútbol. Salvo el tema que cantaron con “Movimiento Original”, quedó claro que lo suyo es la pachanga pura y dura, sin complejos y sin mayor vuelo artístico, y eso lo hacen muy bien. Fueron el fin de fiesta ideal para un gran evento.