Con la llegada de «Amazonas«, un tema no deja de dar vueltas y vueltas en mi cabeza, como dice la canción, y es que en un mundo tan diverso, tan lleno de información, tan lleno de opciones tecnológicas, tan lleno de opciones culturales, tan lleno de eventos reales ¿por qué algunos optan por ver y seguir la trama de los realities?
No cabe la menor duda que desde un tiempo a esta parte, los realities que la televisión ofrece en su parrilla programática han acaparado la atención en forma masiva del público, han sabido mantenerse en el tiempo, reinventándose de una u otra forma, tomando diversos caminos y más riesgos, pues los dividendos que se obtienen son cuantiosos.
Lo mismo ocurre con sus participantes, que han visto en esta modalidad una forma de ganarse el sustento, si, ese mismo sustento que se gana usted y yo trabajando diariamente con un jefe que le exige resultados en su trabajo, que cumpla horarios, que los exceda si puede, que ante cualquier imprevisto, usted pueda resolver el problema siempre y sea su fiel guardián a la hora de ocultar algún secreto, y todo eso por un sueldo digamos que “modesto”, porque si bien, las comparaciones son odiosas, la gran mayoría de los chilenos no sobrepasa los $ 500.000.- líquidos que recibe como salario y que dicho sea de paso, hay que darse con una piedra en el pecho de recibirlo, hay que sentirse agradecido y bendecido por tenerlo, porque bien sabemos que si abren la puerta, hay 100 o más personas esperando por nuestro trabajo……el viejo truco del atemorizar, pues bien, dicho esto, a quien no le gustaría ganar varios millones participando en uno de estos realities, claro que no es cosa de querer entrar y punto, no señores, se necesita un buen contacto, un buen manager y tener una buena historia que contar porque al fin y al cabo, el fin último es la caja que se hará al final del camino.
En esto negocio todos ganan, el canal que emite gana rating y todos sus programas aledaños que pululan en torno a ese reality, los auspiciantes ganan, los participantes ganan, hasta los otros canales de la competencia ganan y finalmente ¿qué ganan los televidentes? ¿cuál es el aporte que se recibe en casa al mirar la vida ajena de personas que no son familia nuestra, ni siquiera conocidos y que diariamente invaden la mente de los televidentes? La respuesta es clara y fácil: “Nada”, no se ganó cultura, no se ganó información relevante del país, no se ganó auspicio de nadie, no se ganó dinero, por el contrario, se perdió tiempo en algo que se difuminará en el tiempo pues no tiene ningún valor en sí mismo, tantas horas gastadas frente a la pantalla para nada, pues en un año más, a nadie le importará si esto fue así o de otro modo.
En resumen, puedo apuntar con claridad que un reality es más bien un distractor de la realidad y que carece como base de su propio nombre, pues no tiene nada de real, por el contrario, le quita el poder a las personas de ver la realidad que tienen rozando su vereda, que es la lucha por una buena educación, una buena salud, un buen sistema de vida, una vida digna que no se tenga que gastar mirando vidas ajenas.
Sin duda, el reality es el mejor sistema inventado para hacer escapar a la gente de lo real y hacerla vivir en la burbuja de lo irreal e insustentable, el símbolo del huequismo en plenitud.
Y ahora que nos encontramos ad-portas de otra de estas joyas que reinan el mercado farandulero y que sin miedo a equivocaciones otra vez tendrá de cabeza no sólo a los medios reporteando y usufructuando de este, sino que en cada casa crecerá el interés por saber en qué parada estará ahora su ídolo fugaz, pues el escenario que se viene es el mismo Amazonas, la selva tan llena de peligros, localidad especial preparada para que la puntuación del rating suba por lo menos varios meses y asegurar un buen fin de año para la televisión y los que pululan alrededor del programa.
¿Será el mismo buen fin de año que le espera a usted viendo este programa? ¿o la crisis puede que le pase la cuenta por estar distraído viendo un reality?
Le deseo que al final del camino pueda tener una linda cena de Navidad y de Año Nuevo, tan linda y abundante como la que tendrán los participantes del reality.
Bienvenido a la Realidad.