Rafael Garay ha marcado la agenda en esta última semana, y lo hará quién sabe por cuánto tiempo más. Su historia es digna de las mejores series de Netflix: durante años se mostró como un reputado economista, con la habilidad de explicar “en fácil” temas sumamente complicados, requerido con frecuencia por medios de comunicación, avanzado practicante de artes marciales, con incursiones en la academia y la política, y ahora último afectado por un cruento cáncer. Sin embargo, en menos de 7 días se cayó toda la estantería, y se reveló una espantosa verdad: nunca fue economista; su Doctorado en Economía nunca existió; se le acusa de estafa a diversas personas que invirtieron en sus empresas de finanzas, entre ellos a amigos entrañables como el periodista Iván Nuñez; su “cáncer”·jamás existió; resultó ser bueno para la chupeta, los autos lujosos y los carretes VIP en el cabaret “Passapoga”; dejó a su polola embarazada en Chile mientras tenía paralelamente un número indeterminado de “pololas” en otros lados; se atribuyó historias fantásticas y poco creíbles de rescates heroicos de amigos en el tsunami de Thailandia y en Fukushima; y huyó a Europa, donde en estos momentos está escondido y muerto de la risa. Un puto genio de película, un estafador y charlatán sofisticado que tuvo engañado a todo un país. Si tiene alguna enfermedad en su cabeza, no es un cáncer sino que una alteración de la personalidad, como mitomanía, psicopatía o sociopatía.
Lo de Garay se suma a la debacle de otros “economistas de TV”. Tenemos de partida el caso de los hermanos Franco y Antonino Parisi, que cayeron en desgracia después de la incursión presidencial del primero. Los escándalos en la administración de los Colegios Lafontaine y Las Américas y del sistema de educación a distancia “Educación Sin Fronteras”; los reembolsos de la campaña electoral del 2013 por concepto de ropa interior cara por parte de Franco, y las denuncias por “comportamiento inapropiado” contra el mismo Franco en su estadía en universidades estadounidenses han minado la credibilidad de los hermanos. Otro caso es Marcel Claude, de quien trascendieron problemas de deudas por concepto de pensión alimenticia durante la campaña presidencial del 2013, y después de ella fue cuestionado públicamente por la productora que le hizo la franja electoral por no pago de honorarios; y también está el caso del economista y corredor de bolsa Francisco Montaner, conductor de “Sáquele Partido a su Dinero” en el canal 13C, y que actualmente está procesado por estafa a clientes.
La economía es una ciencia compleja de explicar para el gran público. Si uno lee los libros de Mónica González y María Olivia Monckeberg sobre escándalos de corrupción, se encontrará con decenas de páginas con descripciones de movimientos bursátiles de creación y cierre de fondos de inversión, fusiones, divisiones, compras de acciones, etc., que son tantas y tan sofisticadas que llegan a marear hasta al lector más preparado. Los grandes “gurúes” de la economía como Hernán Büchi, José Ramón Valente y José Piñera no se caracterizan por ser muy “didácticos” que digamos, y por el contrario parece gustarles hablar “en complicado”. Ya sea por elitismo o por eso de que “el conocimiento es poder”, a esta gente no parece gustarles que se le enseñe economía “con peras y manzanas” al populacho, sintiendo ante ello la misma aversión que sintió la Iglesia Católica ante la idea de que la Biblia fuera traducida a idiomas distintos al latín durante la Reforma Protestante. Los economistas “tradicionales”, que nunca tuvieron muchas simpatías con estos colegas mediáticos (José Ramón Valente llegó a acusar a los Parisi de “fomentar la lucha de clases”) ahora se soban las manos al ver que se autodestruyeron por vicios propios.
El advenimiento de escándalos financieros como La Polar, PENTA. SQM, Cascadas, U del Mar y ahora último el cuestionamiento al sistema de AFPs, generó la necesidad de expertos que fueran capaces de explicar la contingencia económica “con peras y manzanas” y de orientar la toma de decisiones financieras a una población con poca o nula educación en la materia, y para la cual el dinero es un tema tabú. De ahí surgieron los Parisi, Montaner, Garay, Claude y Gino Lorenzini, jefe de “Felices y Forrados”. Inicialmente aparecieron en programas como “Buenos Días Mercado” de Radio El Conquistador y “Síganme Los Buenos” del canal Vive!, desde donde empezaron a ser requeridos no solamente en canales de TV, sino que además en radios y en prensa escrita, incluso en la especializada en finanzas como el “Diario Financiero”. Además tuvieron incursiones en el mundo académico, incluso con cargos administrativos (Franco Parisi fue Vicedecano de Economía en la U de Chile, Director del IEDE y fue invitado a dar clases en universidades en Estados Unidos, y Rafael Garay fue Vicerrector en la Universidad Central), y en el mundo político: Franco Parisi fue candidato presidencial independiente el 2013, llegó a causarle más de un susto a la Alianza por Chile y terminó cuarto en la primera vuelta con cerca de un 10% de los votos en enconada pelea con ME-O por el tercer lugar; Marcel Claude compitió en la misma elección, aunque con resultados más modestos; y Rafael Garay fue candidato a senador por Concepción por el PRO, obteniendo cerca de un 10% de los votos, lo suficiente como para destruir el doblaje histórico de la Nueva Mayoría en esa zona.
Los Parisi, Claude y Garay cayeron en desgracia por carencias de moral y ética, por torpezas administrativas, vicios personales y por problemas psicológicos, pero no por no saber o no ser competentes en economía y finanzas. Más allá de sus títulos académicos, claramente sabían de lo que hablaban, eran capaces de explicarlo de manera didáctica y acertaron en muchas de las cosas que dijeron. No se trata de que hayan engañado solamente a gente ignorante y poco preparada. También periodistas “serios” como Iván Nuñez y Libardo Buitrago, entidades especializadas en economía como el “Diario Financiero” y “Felices y Forrados”, y hasta prestigiosas universidades les creyeron. El mismo Gino Lorenzini reconoció en «Mentiras Verdaderas» que Rafael Garay hizo una gran labor mientras trabajó en “Felices y Forrados” antes que le encontrara inconsistencias que lo llevaron a desvincularlo.
Aunque ahora parezca locura decirlo, creo que estos economistas le hicieron un gran servicio al país, el cual les tenemos que agradecer. En un momento en que la opinión pública reclamaba a gritos que le enseñaran de economía, lo hicieron y de gran manera. Gracias a ellos, muchos abrieron los ojos y empezaron a cuestionar lo que pasaba en ese ámbito, lo que generó la masa crítica que explica, al menos en parte, el surgimiento de movimientos ciudadanos como “No + AFP”. Por esto es que resulta aún más penoso que hayan terminado cayendo en desgracia por estafadores, chantas y hasta psicópatas, porque ese aporte valioso pierde credibilidad. El único que sigue impoluto hasta ahora es Gino Lorenzini, al que no pocos desearían verlo caer también.
Los hermanos Parisi volvieron hace poco al ruedo comunicacional a través de TNE (Televisión Nacional Evangélica) con un programa convenientemente llamado “Economía entre hermanos”, donde en esencia replican lo que hicieron en Vía X y La Red. Sin embargo, después de todo lo ocurrido dudo que disfruten de la credibilidad y relevancia que tuvieron anteriormente. Todavía se necesita y necesitará gente que explique la economía “en fácil”, pero después de esto la pista se les pondrá pesada a los que pretendan hacerlo. A partir de ahora no solamente bastará con que sepan de economía y la expliquen bien, sino que además deberán acreditar con certificados en mano que tienen los títulos académicos que dicen tener; que están en el pleno uso de sus facultades mentales; que si tienen negocios o emprendimientos, son honestos, se rigen por las leyes y no tienen ninguna “segunda intención”; y que tienen una vida privada honorable, sin mayores vicios.