Muchos pueden pensar que María Eugenia Rencoret, actual directora del área dramática de Mega, ha vuelto a insistir en la misma fórmula que la llevó al éxito durante su estadía en TVN: la fórmula asociada a la lucha entre ricos y pobres, que hemos podido ver en teleseries como «Amores de Mercado», «Pobre Rico» o «Somos Los Carmona». Es fácil criticar desde esa vereda y bajarle el perfil a los méritos que han hecho que hoy la reciente área dramática del canal privado obtenga los sorprendentes resultados que la tienen como líder indiscutida, tanto así que las producciones de TVN y Canal 13 decidieron bajarse de la competencia de las 20 horas. ¿Pero por qué «Pituca sin Lucas» ha tenido un éxito arrollador? ¿Por qué «Valió la Pena» y «Caleta del Sol» no lograron seducir al público?
Una de las grandes razones es que el equipo liderado por Rencoret parece entender muy bien el género y los elementos básicos que debe considerar para alcanzar el éxito. Dentro de ellos, está no olvidar que una teleserie logra una óptima llegada con el público cuando existe una potente historia de amor y cuando el relato que se cuenta consigue identificación con la audiencia. En el caso de «Pituca sin Lucas», el romance está absolutamente presente a través de la pareja protagónica, Álvaro Rudolphy y Paola Volpato, pero, además, prácticamente todos los personajes cuentan con atractivas historias de amor, independiente de su edad, apuntando a un producto totalmente familiar. En cuanto a la identificación, a pesar de verse como una comedia liviana, toca temáticas cotidianas y reconocibles para muchos que hoy la siguen, dejando de manifiesto que al chileno le gusta ver productos representativos de nuestra sociedad.
Otro punto clave es tener claro qué se quiere contar y que el público logre entender rápidamente de qué se trata la teleserie. Esto es algo que, al parecer, el equipo de «Valió la Pena» no consideró en su primer capítulo, absolutamente tijereteado, cortes que dejaron la historia central inentendible. El caso de «Caleta del Sol» es aún peor, ya que parecen no haber tomado en cuenta la importancia de tener un primer capítulo potente para el público, ya que una buena producción se vende prácticamente sola en sus primeras escenas, que funcionan como el atractivo motor de arranque y que le dejan claro a la audiencia cuál es la historia que se le está prometiendo para que la siga viendo por noventa o cien capítulos más. Definitivamente el motor de «Caleta del Sol» no arrancó nunca y todo indica que, esté en el horario que esté, está destinada a no arrancar jamás.
Todo lo anterior se debe, principalmente, a no trabajar de manera óptima las tres variables mencionadas que Mega hoy tiene demasiado claras: buena comedia, identificación y potentes historias de amor.
Uno podría preguntarse cómo es que esto puede ocurrir en los equipos de las distintas áreas dramáticas de nuestros canales de televisión. Todo parece indicar que una de las razones del fracaso de muchas producciones es que existen personas dentro de los equipos que no quieren, o peor aún, no conocen las teleseries, más bien reniegan de ellas y buscan darle nuevos giros, y este intento de “innovar” muchas veces ha ido en contra del mismo género, rompiendo las reglas básicas que están ahí por más de cincuenta años.
¿No será que los canales que hoy buscan repuntar debieran sólo contar con gente entendida en la materia y que, además, ame el género de la telenovela que por tanto tiempo ha sido el caballito de batalla de las distintas estaciones televisivas? Sin duda, queda una tarea pendiente que resolver para que resultados como los de «Caleta del Sol» y «Valió la Pena» no vuelvan a ocurrir y existan cada vez más fenómenos de audiencia como los que está viviendo hoy «Pituca sin Lucas».