Este domingo se emitió un nuevo capítulo de “De tú a tú”, programa conducido por Martín Cárcamo. En esta ocasión conversó con la animadora Priscilla Vargas, periodista que en marzo de este año se integró a Canal 13 para conducir “Aquí Somos Todos”.
Durante la entrevista, el comunicador le pregunta a Vargas sobre los momentos duros que pasó en la televisión y en relación a este tema, Priscilla desclasificó la fuerte discriminación que sufrió en los inicios de su carrera, por ser de San Bernardo y por su nombre.
En el primer caso, la conductora desclasificó que en un momento fue a pedir trabajo a un canal de televisión y la persona que la conocía le dijo: “Hola Priscilla, ¿cómo está San Bernardo?”. Comentó que fue la salida de la burbuja, porque pensó que si ella viviera en Providencia o en Vitacura, no le preguntarían “¿cómo está Providencia? o ¿cómo está Vitacura?”.
Luego, ya estando en Mega, reveló que “en algún minuto me crucé con personas que me la pusieron más difícil… en algún minuto yo le pregunto al productor porque yo no puedo salir a hacer móvil… y me dice ‘lo que pasa es que no te quieren porque te llamas Priscilla’. A él le dio mucha vergüenza decírmelo”.
“Días después escucho que dice ‘no, pero cómo la vas a mandar a móvil, se llama Priscilla Vargas’, y yo me acuerdo que me voy y me estacioné en una calle para llorar y yo decía qué raro que esté llorando porque me llamo Priscilla Vargas”, añadiendo que esos primeros años fueron muy duros.
En relación a esto, señaló: “Qué ‘heavy’ porque voy a tener que demostrar siempre más que el resto. Yo vivía en Gran Avenida y nunca llegué tarde, nunca falté al trabajo, siempre andaba bien vestida… porque si había una oportunidad para hacer móvil, yo siempre estuve lista”.
La periodista siente que le ganó a esa adversidad y cuando ve a gente manifestándose en la calle porque este país es clasista o porque unos pocos tienen oportunidad por ser privilegiados, reflexionó diciendo, “tienen toda la razón y todavía es así, porque no se miden las capacidades a las personas en este país y, sobre todo en Santiago, es mucho más difícil”. Sin embargo, recalca y valora que en vez de haber renunciado, insistió, hasta que llegó el momento que su nombre no era importante, pues tenía las capacidades.