Fue en 2012 la última vez que estuvo en la Quinta Vergara y donde fue ovacionado por el público. Pero el paso del comediante en esa ocasión no fue muy grato y así lo reveló hace tan solo unos meses, ocasión donde también aseguró que nunca más volvería a ser parte del certamen.
Fue en febrero de este año cuando Bombo Fica, en entrevista con el The Clinic, reveló que estuvo a punto de ser parte de la edición 2017 del Festival de Viña del Mar, pero todo terminó en nada. Es que en Chilevisión le ofrecieron estrenar su película, una nueva temporada de «El Bar del Bombo» y cerrar todo con un show en la cita más importante de Latinoamérica.
El humorista eso sí, puso dos condiciones claves: la primera era ser quien abriera una noche, tal y como había ocurrido en 2010 y 2012; mientras que la segunda era elegir el día en que se presentaría, para que así los artistas que también se presentaran ese día concordaran con su show. Todo se lo aceptaron, pero «pasaron no más de tres días, yo iba en mi auto y me llama uno de los personeros que estuvo en la reunión. Creo que era el encargado de finanzas, bueno, da lo mismo».
«Me pregunta si puedo hablar y le digo que iba manejando con manos libres. Oye, mira, me dice, con respecto a las exigencias que hiciste, nosotros no las hacemos. ¿Perdón, de qué me estás hablando?-le pregunto. Eso, que nosotros no cumplimos exigencias así que te lo aclaro altiro. ¿Cachai? Como diciéndome, mira, nosotros tenemos el sartén por el mango y ve vos si te gusta la hueá o no», contó.
Evidentemente molesto, el Bombo se lanzó sin filtro ese día: «Por la forma y por el trato, me estaban diciendo tú no tení ningún poder para hacer exigencias (…) Como soy medio indio mapuche le dije ya, entonces, no tenemos ni una hueá más que hablar y le corté el teléfono. Eso fue todo. O sea, si tu quieres conversar un tema importante con un artista nacional con 30 años de trayectoria, lo mínimo que puede hacer es invitarme un café, sentarnos y conversar a la altura del tema, pero no tirarme la hueá por teléfono si era un tema delicado.
«Lo más probable asesorado por alguna persona, que en esto creo que sí tuvo que ver Alex Hernández, que seguramente dijo: “cómo va a estar haciendo exigencias éste”, pienso yo, en mi cabecita inocente, sino para que sale a hablar del tema», agregó.
En ese entonces aseguró que «cuando me preguntan si voy a volver al festival, la verdad no me interesa volver, porque con este tipo de trato, no hay nada que conversar, dime, de qué vamos a conversar», añadiendo que «el Festival me es intrascendente, es una de las 20 mil hueás que no me interesa, es un problema de ellos, me da lo mismo. Por lo menos debería estar a la altura de lo que mostró Olmué. Ojalá a los humoristas les vaya la raja y les deseo la mejor de las suertes».
A todo esto, y para rematar, fue consultado por si volvería al escenario más importante de Chile: «Igual hay una película que dice nunca digas nunca jamás, pero en este momento mi sentimiento es que no tengo ningún deseo de volver a ese escenario. No existe ninguna posibilidad mientras exista este trato peyorativo, como tratando de segunda clase al artista chileno, con este ninguneo ninguna posibilidad. Hay que ponerles un parele, tengo la valentía de decirlo y asumo las consecuencias».
Nueve meses más tarde, Bombo Fica se convirtió en el primer humorista confirmado para Viña 2018 y aseguró, en conversación con «La Mañana» de CHV que «estoy muy ansioso de que llegue el día para enfrentarme a ese público maravilloso y poder entregarles lo mejor que sé hacer en la vida. Estoy preparado para subirme a cualquier escenario, y por supuesto a éste, el más importante de Latinoamérica“.
En Emol, profundizó y confesó que lo que lo hizo cambiar de opinión, fue que Jorge Carey, director ejecutivo de la señal del grupo Turner, lo fue a ver a su obra en el Teatro San Ginés a principio de año y «me comentó que todavía tenía la esperanza de que me presentara en el Festival de Viña. Me convenció ese gesto de nobleza de que la persona más importante de CHV me fuera a hablar personalmente, yo lo valoré mucho porque me di cuenta de que el trato era distinto y de que había una nueva disposición. Me sentí dignificado como artista».