El Domingo 29 de Noviembre del 2015, una semana después de la derrota del kirchnerismo a manos de Mauricio Macri en el balotaje, y 12 días antes de que Macri se transforme en el inquilino de la Casa Rosada, “Periodismo Para Todos” (PPT) emitió su último programa. Jorge Lanata y su equipo se van en la gloria más absoluta, con éxito en sintonía, en crítica, en excelencia periodística y en efecto político.
Desde el 2012 a la fecha, el programa de Jorge Lanata se transformó en un verdadero dolor de cabeza para el gobierno encabezado por la soberbia y megalomaníaca Cristina Fernández. La combinación de periodismo investigativo de primer nivel con comedia irreverente arrasó desde el comienzo. Se aburrieron de ganar en rating y de acumular premios “Martín Fierro”. Ni siquiera pudieron ganarles los partidos de River Plate y Boca Juniors, peligrosamente programados los domingos en horario nocturno en un país donde el problema de las barras bravas es mucho más complicado que en Chile. El trasfondo corrompido del gobierno kirchnerista quedó fielmente retratado en reportajes como “La Ruta del Dinero K” (por el cual incluso fueron nominados a un Emmy el año pasado), el escándalo “Hotesur” y más recientemente el que ligó al aún jefe de Gabinete Aníbal Fernández con el tráfico de efedrina. Lanata contó a su lado un equipo de periodistas de primer nivel, cada uno con peso y vuelo propio, además de sumamente valientes: Luciana Geuna, Nicolás Wiñazki, la bella Marú Duffard, Mariel Fitzpatrick, Rodrigo Alegre y otros. Lo de Lanata y su gente es el equivalente argentino a lo que hace Mónica González con CIPER en Chile.
Obviamente, el principal factor de todo esto es Jorge Lanata, considerado el mejor periodista del momento y uno de los más grandes en Argentina, y llamado “el Toro Salvaje argentino” por la Revista Rolling Stone. Su presencia es ineludible, al punto que en un día domingo tuvo un problema de salud y se suspendió el programa a último momento. Además de sus monólogos llenos de ironía, destacaron algunos discursos notables, como por ejemplo aquellos en los que habló sobre el miedo: Hace pocas semanas, a propósito de la patética campaña del terror de los medios oficiales contra Macri, Lanata dijo: “el miedo nos hace inseguros y nos vuelve conservadores”. En uno de sus discursos de la primera temporada, hizo una verdadera declaración de principios respecto del tema: “yo no sé para qué va a servir este programa, pero yo querría que si para algo sirve es para que perdamos el miedo. No se puede vivir con miedo, no conduce a nada. Aparte, el miedo es siempre peor a la realidad. Siempre lo que te imaginás es peor a lo que puede pasar. Por eso es miedo, por eso es tan subjetivo, por eso te paraliza. Y después te das cuenta que nada era tan terrible, que después de todo, todo pasa, y que a lo mejor hubiera valido la pena tener un poco de dignidad frente a algunas cosas. Me gustaría que pudiéramos juntos perder el miedo, porque nos vendría bien para la vida”. Lanata logró que buena parte de Argentina le perdiera el miedo a la soberbia matonesca de CFK y sus secuaces. Me atrevería a decir que, en un gran porcentaje, Macri le debe su triunfo a “Periodismo Para Todos”. Otros discursos notables fueron: cuando destrozó a Aníbal Fernández por sus acusaciones de chantaje a propósito del tema de la efedrina; uno acerca del problema de los fondos buitres, a quienes los denominó “los maestros de los hijos de puta”, y criticó ácidamente la histórica tendencia argentina de gastar más de lo que ganan; cuando destrozaron el video de las pericias en el departamento del asesinado fiscal Alberto Nisman y la entrevista de CFK a un periodista estadounidense (“bad information”).
Otros momentos notables del programa fueron esas ilustraciones didácticas y con harta dosis de humor de los escándalos del gobierno K, como cuando construyeron una réplica de la bóveda donde tenían guardadas las bolsas con euros; la vez en que salieron todos disfrazados de futbolistas cuando empezaron a hacerlos competir con el campeonato argentino; la vez en que mostraron tarjetas gigantes con asignaciones de cargos inventados a última hora y de nombres ridículos para ciertos funcionarios “K”, y en especial la vez que ilustraron las pantagruélicas “fiestas” que hacía el entonces Jefe de las Fuerzas Armadas General César Milani mientras los soldados argentinos en Haití estaban sin balas ni chalecos antibalas.
Respecto a la labor de los comediantes, hay que decir que fue perdiendo terreno. En un comienzo tenía mucho espacio, y vimos, entre otros, a la despampanante modelo sueca Alexandra Larsson y los notables imitadores Mareke, y Fátima Flórez, la que se destacó por su notable parodia nivel Stefan Kramer de Cristina Fernández. Además, habían espacios de comedia desopilantes donde vacilaron a toda la clase política argentina. En el último año, la labor de comedia se limitó a los aportes del caricaturista Nik, los personajes de comic “Tino y Gargamuza”, y al verdadero bullying mediático que le hicieron a la comediante de stand-up Malena Ginzburg, a la cual le pusieron todos los disfraces ridículos que encontraron.
Se acaba PPT, pero al parecer tenemos Jorge Lanata para rato. Seguirá haciendo TV, pero de otra forma. Se anuncia un documental sobre las inteligencias múltiples del estilo de los que hizo anteriormente, como “BRIC” o “Deuda”. También se insinúa que podría entrar al periodismo digital. Se merece un relajo después de cuatro duros años, donde enfrentó valientemente al poder kirchnerista, soportó las peores acusaciones y donde además superó una complicada situación de salud, con trasplante múltiple de riñones incluido.
PPT va a pasar a la historia como uno de los grandes programas periodísticos televisivos del continente. Un verdadero modelo a seguir. Vuelvo a preguntarme lo mismo de siempre: ¿Cuándo tendremos un Jorge Lanata o un Michael Moore en nuestra atribulada TV chilena? Salvo Nicolás Copano, Víctor Gutiérrez, Pamela Jiles y alguno más, no se ve quién pueda tomar ese rol. Los que preferimos seguir a Lanata desde Chile los Domingos en la Noche en vez de “Tolerancia Cero”, extrañaremos la imagen del dedo medio levantado, con la canción “Fuck You” de Lilly Allen de música de fondo. Al menos tenemos Youtube para recordar.