Lo que ha pasado estas semanas con «Pituca Sin Lucas», la exitosa primera apuesta de la nueva área dramática de Mega, no resiste mucho análisis: simplemente se juntó alguien que sabe cómo se hacen las teleseries con alguien que las sabe programar.
Porque Rencoret no descubrió la pólvora con «Pituca Sin Lucas». El tema del descenso social y la mujer que debe sacar a su familia adelante lo hemos visto hasta el cansancio en producciones de todos los canales y sabemos que es una sandía calada. Sumémosle a esto personajes encantadores interpretados por actores que se manejan en el género de la comedia, un guión ágil con situaciones cotidianas que no necesita caer en el absurdo para provocar sonrisas, historias románticas para todas las edades, un equipo afiatado tras las cámaras, una edición que mantiene el ritmo del capítulo, una buena musicalización y un título simple que deja claro el tema y el tono de la novela. ¿Qué más se puede pedir en una teleserie?
Y por si esto fuera poco, está Patricio Hernández, quien durante su gestión en Canal 13 lo dejó en el primer lugar de sintonía y llegó a Mega con el firme propósito de convertirlo en uno de los canales más rentables de nuestro país. Ayudado por Onur, Sherezade, Fatmagul, y uno que otro movimiento programático, logró cumplir su meta, poniendo en serios aprietos a todos los canales de nuestra televisión abierta, cuyos programas del Prime no volvieron a superar los 20 puntos de sintonía.
Así, con su buen ojo y algo de suerte, Hernández estrenó la primera teleserie de la «Era Rencoret» en la noche, entre los dos fenómenos turcos «Las Mil Y Una Noches» y «Fatmagul», asegurando una tremenda sintonía; repitió el primer capítulo al día siguiente, heredándole el enorme piso que le dejó el partido de la Selección Chilena; y recién ahí retomó el horario normal, convirtiendo a su teleserie en la más vista de las 20:00 horas, donde diariamente obtiene más de 25 puntos… incluso con Transantiago, en horario de verano, y con todas las excusas que siempre aparecen para justificar los bajos ratings de las vespertinas.
Eso es saber hacer teleseries y saber cómo programarlas. Nada de estrenar una nocturna oscura como «Secretos en el Jardín» un par de semanas antes de navidad y menos intentar sorprender al telespectador en los días en que se emite. Nada de echar a competir productos nuevos como «Las 2 Carolinas» y «Mamá Mechona» con una teleserie que está en sus últimos capítulos marcando día a día más de 20 puntos. Nada de separar el último capítulo de la exitosa «Vuelve Temprano» en tres mini episodios de diez minutos que dejó a todos sus seguidores insatisfechos y sin ganas de ver la siguiente. Nada de alargar innecesariamente una historia que se sostiene casi únicamente por el encanto de la dupla protagónica. Nada de incluir comedia en una producción nocturna cuyo tema central es el maltrato a la mujer y después excusarse diciendo que nunca se pensó como un thriller, cuando el título lo deja bastante claro. Nada de poner como pareja protagónica en una comedia romántica a un matrimonio poco querible y menos que sufran por tomarse en serio una terapia llamada «chipe libre». Nada de llorar a mares por ballenas que a nadie le importan. Nada de editar un primer capítulo ultra dramático para quitarle las emociones e incluirle de manera forzada situaciones humorísticas, sobre musicalizarlo y finalmente convertirlo en un Frankenstein que nadie entiende.
Hay que saber hacer las cosas y esta nueva dupla que se formó en Mega definitivamente sí sabe hacerlo, por lo que hay que tenerles miedo: si continúan trabajando de la misma forma y los demás canales no son capaces de reaccionar a tiempo, vamos a terminar con una sola área dramática en Chile.