La Abuela está “on fire”. En medio de la mayor crisis institucional de Chile desde 1973, la periodista y actual diputada está tomando un vuelo impresionante. Su protagonismo, en especial a propósito del primer y eventual segundo retiro de 10% de las platas de las AFP, la catapultó a los primeros lugares de preferencia ciudadana, al punto que está empezando a sonar seriamente como candidata presidencial.
Ante su irrupción, en redes sociales surgieron muchos comentarios respecto a que Pamela Jiles sería lo más cercano que hay en Chile al recientemente derrotado presidente de Estados Unidos Donald Trump. El twittero @floro_ceballos describió esta idea con claridad: “Hizo su carrera desde el showbiz; se tomó un partido para usarlo de plataforma; no tiene escrúpulos ni lealtades, solo intereses personales; tiene una manga de incondicionales bancando haga lo que haga; mientras + pasado para la punta, mejor; no es Trump. Es Pamela Jiles”.
La biografía de Pamela Jiles está llena de detalles llamativos. Es lo que podríamos llamar una “cuica rebelde”, nacida y criada en la élite, pero con convicciones ideológicas y políticas muy contrarias a ella. De acuerdo a la información que consta en su Wikipedia, es hija del ingeniero comunista Juan Jiles Caffarena y de María Inés Moreno, quienes viajaron con ella a Cuba a inicios de los años 60 para ayudar en la naciente revolución encabezada por Fidel Castro. A los 16 años fue secuestrada por agentes del estado, siendo torturada y violada. En los años 80, luego de titularse de Periodista en la Pontificia Universidad Católica de Chile, empezó a trabajar en medios de oposición a la Dictadura como Solidaridad, Apsi, Análisis y Fortín Mapocho, y en 1989, un año antes del retorno a la democracia, entró a trabajar a TVN. Su árbol genealógico ofrece pistas reveladoras: su abuela paterna fue la histórica activista feminista Elena Caffarena; es sobrina nieta del general Ricardo Izurieta Caffarena, sucesor de Pinochet en la Comandancia en Jefe del Ejército; y es bisnieta de Blas Caffarena Chiozza, fundador de la empresa textil Caffarena, de la cual sería socia, accionista y/o heredera, y que le proporcionaría potentes espaldas financieras, lo cual es un detalle para nada menor.
Si bien su carrera mediática estuvo inicialmente centrada en el periodismo de actualidad, con un recordado paso (y una más que recordada salida) por «Informe Especial», ganó notoriedad con su incursión en el ninguneado mundo de la farándula televisiva, con pasos por «SQP,» «En Portada» y «Primer Plano». Ahí surgió el personaje de “La Abuela” y tuvo la oportunidad de desarrollarse a sus anchas. Tal como otros periodistas, ya sea Julio César Rodríguez y el fallecido Ricarte Soto, Pamela Jiles reinó sin contrapeso y trabajando a media máquina intelectual en un rubro periodístico para el que estaba claramente sobrecalificada y que le ofreció una libertad editorial que jamás tendría en el periodismo de actualidad. Jiles fue capaz de advertir las analogías entre la farándula televisiva y el mundo político (“La política es la farándula de los feos”), y la transformó en una inigualable “escuela de guerrillas”, donde tuvo la posibilidad de mejorar sus destrezas mediáticas, comunicacionales y políticas a la vista del público y sin que nadie la cuestionara mucho.
Desde que juró como diputada logró marcar presencia… Hasta antes del Estallido Social se destacó su particular interés por el tema de adopción y el conato de agresión al diputado pinochetista Ignacio Urrutia. Después del Estallido Social y en especial en medio de la Pandemia, asumió un rol estelar en los proyectos de retiro del 10% de la AFP. Si bien no fue la autora de la iniciativa (o al menos no la única), fue factor decisivo para su aprobación a contrapelo del gobierno. Su memorable carrerón “a lo Naruto” una vez lograda la aprobación del primer 10% es una de las grandes imágenes del 2020.
Ya están empezando investigarla hasta el fondo para buscar algo con qué atacarla, tal como lo hicieron con Leonardo Farkas, Franco Parisi y otros outsiders que estaban amagando las posibilidades de los candidatos tradicionales. Muchos están recordando la mítica Carta al Director al The Clinic del periodista Santiago Pavlovic en donde ningunea brutalmente a Pamela Jiles, tratándola sin anestesia de “floja”, “chanta”, “arribista” y “maltratadora”, entre otras cosas. En ciertos sectores del periodismo se cuestiona su idoneidad profesional en términos muy similares. Claramente con lo que tenía le bastaba y sobraba para la farándula, pero no queda claro si le hubiera alcanzado para el periodismo investigativo “de verdad”. Sería interesante conocer qué piensan de ella destacadas próceres del periodismo como Alejandra Matus y las premios Nacionales Mónica González (con quien coincidió en los 80 en la revistas de oposición) y María Olivia Monckeberg (con quien Jiles y María Eugenia Camus co-escribieron el libro “Crimen Bajo Estado de Sitio” en 1986)
Como candidata presidencial sería un espectáculo digno de ver igual que el de Trump. La duda es cómo sería como eventual presidenta. ¿Cuál sería su equipo de gobierno: el “abuelo” Pablo Maltés (su actual pareja y máximo asesor), Florcita Motuda, Renato Garín y algún nietito más? ¿Sería capaz de responder a la hora de mostrar resultados? ¿Alguna vez ha administrado o gestionado algo, más aun considerando que, al igual que José Antonio Kast con Bavaria, su riqueza provendría de la herencia de un antepasado inmigrante? Si bien Jiles ha demostrado sentido político y capacidad de diálogo y negociación, aún falta ver cuántos puntos calza a la hora de administrar el poder “de verdad”. En el manejo mediático ya ha demostrado su gran talento, pero para gobernar necesitará mucho más que eso.