El actor de 35 años realizó una profunda reflexión sobre la nueva televisión y cómo se vive la masculinidad en las teleseries. Además, se refirió a otros temas relacionados con su carrera y vida personal.
Nicolás Oyarzún, artista chileno de 35 años, ha tenido un exitoso paso por teleseries como «Señores Papis», «Perdona Nuestros Pecados», «Isla Paraíso» y «Edificio Corona». Actualmente protagoniza la teleserie «Amar Profundo», dando vida al pescador Fabián Bravo, un padre que busca reconstruir la relación con su hija adolescente.
En conversación con Revista Ya, Oyarzún destaca que el conflicto principal del personaje es con su hija y siente que es «mucho más desafiante, más entretenido y más sabroso». Esto, en comparación a la antigua motivación de las telenovelas de los 90’s, que era básicamente «el amor a primera vista».
«Me gusta el momento que estamos viviendo, en que el galán de teleserie ya no es el fuerte y protector. El galán también es frágil, tiene pena, es vulnerable. Es torpe, siente vergüenza, comete errores. Es mucho más humano y, a fin de cuentas, genera un espacio de referencia más interesante para construir nuevas generaciones», dijo al citado medio.
En adición, recalcó que se repensó por completo el concepto. «De partida, ya no es un galán, es un enamorado (…) Me siento muy cómodo, porque particularmente soy así. A mí me importa una raj… ser cliché. El espacio del romanticismo lo vivo a concho. Me gusta decir lo que siento», sostuvo.
Asimismo, el intérprete nacional explica la pandemia le ayudó a «perder el miedo a perder la pega», algo totalmente distinto a cómo se sentía cuando estudiaba actuación. Por ese entonces, Oyarzún indica que se autoexigió demasiado.
«Para mí la actuación fue una trinchera. En el colegio lo pasé muy mal; tengo muy malos recuerdos. Viví mucho rechazo por parte de los profesores. Sentía que no era mi lugar. Me sentía el bicho raro, el pato feo. Con los años me di cuenta de cómo escogí este oficio inconscientemente para encontrar la aceptación después de un rechazo escolar brutal», desclasificó.
Retomando el tema sobre la masculinidad en la televisión actual, el actor asume que, a su edad, ha comprendido muchas cosas que le permiten solidarizar con colegas mujeres.
«Particularmente, he ido modificando discursos. Tengo dos oídos y una boca; me gusta escuchar y darme cuenta. Si no, las revoluciones no cambiarían a nadie. Fui criado en una casa con un poder súper repartido entre madre y padre, pero la sociedad es súper patriarcal», reflexionó.
«El que quiere se sube a esa micro. Soy alguien que cree que la estrategia que incuban varios de hacer bolsa al que piensa distinto, no es el camino. (…) No quiero hablar como presidente del sindicato de los deconstruidos, pero somos de una generación donde el que está dispuesto a hacerlo, aprende muchísimo», aclaró.
Asimismo, reconoce que siempre se consideró feminista, pero que tuvo que aprender a serlo. «Ahora hay que escuchar. Eso fue lo que me pasó. Y lo que escuché me pareció súper interesante», agregó.
Finalmente, respecto a la farándula y las especulaciones que surgen de su vida personal o amorosa, Nicolás afirma que no le gusta. Aun así, opta por no salir a confirmar o desmentir rumores, porque no quiere caer en esa dinámica.
«No es que no lo haga desde la soberbia; aquí no hay nadie que sea más o menos que yo. A mí ese juego no me parece interesante, no me siento cómodo. Y si voy a desmentir, estoy participando de él (…) Por lo demás, mi vida me parece fome. No para mí, sino fome de exponer. Hay cosas más interesantes y más importantes», sentenció.
Para concluir, el artista reveló que le gustaría volver a teatro, e incluso llegar a dirigir alguna obra. De igual manera, espera poder darle una pausa a las ininterrumpidas grabaciones para parar de procrastinar en proyectos personales.