La banda de Montreal vuelve con uno de los discos más esperados y comentados de los últimos meses. El fenómeno previo al lanzamiento de Neon Bible habla de una ansiedad colectiva, de una incontrolable necesidad de descubrir si Funeral (2004), su disco debut, sería sólo un acierto aislado, o como muchos piensan, The Arcade Fire se posicionaría como una de las bandas más influyentes del indie por estos días. Las especulaciones terminaron y el momento de conocer una nueva biblia ha llegado.
Neon Bible, tomado del título de la novela del fallecido escritor americano John Kennedy Toole -quien se suicidó a la edad de treinta y dos años-, es un álbum que logra niveles de emotividad tan intensos y deslumbrantes como en Funeral, pero desde una mirada completamente diferente. Tanto en la temática como en la propuesta sonórica, Neon Bible suena más crudo y desafiante, potenciando la rabia, la angustia y la desesperación, en un viaje de casi cincuenta minutos que zigzaguea entre la urgencia de caos y la oscuridad total, y donde Win Butler (voz y guitarra) nos habla como un predicador dulce y abatido, que sangra, se desgarra y envenena en cada palabra extraída de su Biblia de neón en la mano. El quinteto ha madurado en su sonido de pop experimental / post-punk, y se ha nutrido de nuevos recursos para expresar de manera descarnada y por momentos violenta, puntos de vista que parecen puzzles acerca del comportamiento de personas corrientes, la iglesia, el atentado al World Trade Center, y la industria del entretenimiento. Sin plantear una postura concreta, nos enrostra de forma paranoica y algo brutal, una verdad incómoda, que no importa si está o no en comunión con el colectivo.
El giro en el sonido de Arcade Fire no es tan radical como lo fue romper las guitarras de Ok Computer y embalarse por completo con el sonido más electrónico experimental de Kid A (Radiohead). Hay una línea coherente en su estética, pero toman riesgos y dan un salto al vacío, donde no se puede predecir a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias. El disco abre con “Black Mirror” -elegida como primer single en USA-, una de las canciones más accesibles del repertorio de la banda, donde explotan una interesante psicodelia beatlesca, apoyada en hermosos arreglos de violines, con Butler cantando con una calma angustiosa, previa a la tormenta en una melodía que se vuelve adictiva de inmediato. “Keep the car running”, el single elegido para Europa, es un rock & roll fresco y energético, que da paso a “Neon Bible” donde aflora una claustrofóbica atmósfera construida sobre violines y coros lejanos, que desde la tranquilidad de un rezo repiten una y otra vez: Es la Biblia de neón / Biblia de neón / No hay oportunidad de sobrevivir / Si la Biblia de neón es cierta. “Intervention” es uno de los momentos más catárticos del disco. Todo suena trágico, rabioso y triste a la vez, ácido y dulcemente insano (Trabajando para la iglesia mientras mi familia muere / tu hermana pequeña va a perder la cabeza / cada chispa de amistad y amor morirá sin esperanza), con un órgano de tubo como base, que deja una sensación perturbadora dificil de describir. En “Black Wave/Bad Vibrations”, compuesta de dos canciones concatenadas, es Régine Chassagne quien toma las riendas de la primera con un estilo algo retro e inocente en su ejecución, resignada a ser aplastada por la destructiva calamidad de Butler en su rol de tirano castrador. Se esuchan lamentos y la angustia crece y se desborda. La intencionalidad de manipular la manía y la depresión están perfectamente logradas. “Ocean of Noise” no es un respiro, pero esta brillante, intensa, oscura y preciosa canción, nos transporta de lleno al sonido más entrañable de Funeral. “The Well & The Lighthouse”, “(Antichrist Television Blues)” y “Windowsill” son canciones que exploran sonidos más progresivos y experimentales dentro del espectro Arcade Fire, que reflejan el notable trabajo colectivo de músicos que no solo manejan la técnica, sino que logran ponerle una marca registrada a un sonido parafernálico y delicado, que mantiene como base el dramatismo en cada acorde. “No Cars Go” es una joya rescatada de un EP lanzado en 2003 que la banda ha tocado en la mayoría de sus conciertos. En el cierre, “My body is a cage”, baja las revoluciones, cava una tumba, y sepulta cualquier intento de bienestar. Es el predicador nuevamente quien gime, mientras se entierra él mismo y se eleva en coros religiosos y atmósferas sublimemente opacas. La sensación amarga y fúnebre de las últimas notas es devastadora (Vivo en una era que llama luz a la oscuridad).
Neon Bible es un disco que representa una reinvención sobre una estructura consolidada, donde The Arcade Fire sigue su propia voz, da un paso adelante y brilla más intenso, explosivo y grandilocuente, sumergido en su propia oscuridad. Se cierra una Biblia sombría con bordes iluminados, que carga con la presión del temido segundo disco para cualquier banda, logrando fortalecer los cimientos de su disco debut, y de paso proyectándolos en dimensiones insospechadas hasta ahora.