Quien sea fanático de las películas de espionaje, aventuras y fugaces romances con las chicas del momento, tiene en su check list toda la saga del agente 007, James Bond, y las excéntricas misiones que se le asignaban.
Hoy, el entonces galán que utilizaba ingeniosos “gadgets”, falleció a los 90 años. La información fue entregada por su familia y BBC, sin precisar las causas de la muerte del intérprete escocés, quien se encontraba retirado de los escenarios desde 2003.
El que fuera hijo de un camionero y una limpiadora y que vivió durante su niñez una pobreza que le parecía natural porque era la de todos sus vecinos, deja tras su partida un legado difícil de superar. Porque de los actores que han interpretado al espía más sensual de la pantalla, fue sin duda Sean Connery el más emblemático y estiloso, dándole vida en siete de sus películas entre 1962 y 1983, entre las que se cuentan “007 contra el Doctor No”, “Goldfinger”, “Desde Rusia con amor” y “Nunca digas nunca jamás”, entre otras.
A ellas se sumaron interpretaciones más dramáticas en producciones como “Marnie, la ladrona” de Alfred Hitchcock, la bélica “El día más largo”, «La Caza de Octubre Rojo», o de entretenidas aventuras interpretando al padre de Indiana Jones en “Indiana Jones y la última cruzada”. Sin embargo, fue en 1986, con su papel de monje detective en “El nombre de la rosa”, de Jacques Annaud, que fue premiado por la Academia Británica de Cinematografía y luego, en 1988, ganó un Oscar como actor de reparto en “Los Intocables de Elliot Ness”, de Brian de Palma.
En el 2008 lanzó el libro autobiográfico “Being a scot” (Ser un escocés) y en muchas ocasiones manifestó su adhesión a la causa independentista escocesa.
Gran aficionado al golf, desde 1975 el actor estaba casado con la pintora Roquebrune Micheline y tenía un hijo de su primer matrimonio con la actriz Diane Cilento.