Estos últimos meses han sido horribles para Miguel Bosé. El icónico cantante español ha enfrentado una serie de situaciones complicadas: un doloroso quiebre sentimental con demandas de custodia incluidas; un notorio deterioro de su voz, evidente en su show del Festival de Viña del 2018, aquel del recordado “collage”, donde se apoyó mucho en el playback y cuando intentaba cantar tenía menos potencia vocal que Leonard Cohen; un aspecto demacrado que ha causado dudas respecto a su estado de salud; y líos judiciales propios en España relacionados con temas de impuestos, y de su madre debido al supuesto robo de una pintura de Pablo Picasso.
En medio de esa tormenta, Bosé se ha comprometido en cuerpo y alma con la oposición al nefasto gobierno chavista de Nicolás Maduro en Venezuela, participando en recitales masivos y manifestándose permanentemente en redes sociales. Y en medio de eso, ha hecho reiterados llamados a la expresidenta de Chile y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet para que se apersone en Venezuela para fiscalizar los problemas de derechos humanos en ese país. Si bien en un comienzo se dirigió a ella en términos respetuosos y apelando a la buena relación previa entre ambos (donde incluso le dedicó una canción), de a poco fue perdiendo las formas y la sensatez, llamándola a “mover las nalgas”, increpándola por redes sociales e incluso llegando a perseguirla por las calles y alojándose en el mismo hotel de ella en su reciente visita a México.
¿Se estará dando cuenta Bosé de que está dilapidando de forma muy absurda su prestigio ganado en años de trayectoria? Por de pronto, su forma obsesiva e irrespetuosa para dirigirse a la ex presidenta le ha traído costos: perdió muchos seguidores en Chile, donde siempre ha sido muy querido, y veo difícil que lo tengamos cantando (o doblando) en escenarios nacionales en el corto plazo.
Se entiende y respeta la postura del español respecto del desastre venezolano. La situación no puede ser más dramática. Ese pueblo está siendo víctima de un régimen negligente e irresponsable que los tiene en la miseria, y además se ha transformado en la sede de un “gallito” entre Estados Unidos, Rusia y China, donde el interés central no es el pueblo venezolano, sino que sus reservas de petróleo. El gobierno de Trump no esconde las ganas de invadir Venezuela y derrocar a Maduro, mientras que Rusia y China bancan con todo al heredero de Hugo Chávez. Ahora último llegaron soldados rusos a Venezuela, lo que enreda aún más toda la situación. En ese escenario, ¿en qué aportaría una eventual gestión de Michelle Bachelet? Su capacidad de acción es muy limitada. Lo más que puede hacer es visitar los lugares que el gobierno de Maduro le permita y hacer un informe con lo que vea. Además, no se manda sola, sino que depende del Secretario General de la ONU. Miguel Bosé parece creer que Michelle Bachelet es poco menos que la “salvadora” de la situación, la persona que puede resolver este entuerto, lo cual demuestra lo poco que entiende de política internacional.
Habrá que esperar a ver qué sucede con el cantante español. Espero sinceramente que esto solamente sea un mal momento en su vida, que recupere su voz y que vuelva a ser el gran cantante de siempre. Sería una pena que su magnífica carrera terminara en una decadencia tan penosa y absurda.