Alejada de las teleseries tras su bullada salida de “Gemelas”, de Chilevisión, la actriz por estos días se encuentra dedicada a un rol más político, participando como encargada de comunicaciones de la editorial Ceibo, mismo lugar donde editó su libro “Hasta que valga la pena vivir”, el cual creó junto a su pareja Javier Rebolledo.
En conversación con el podcast “Reyes del Drama”, Luciana Echeverría rememoró su paso por “La Poseída” (2015), en TVN, historia inspirada en Carmen Marín, el primer caso comprobado de exorcismo en Santiago de Chile a finales del siglo XIX. Esta teleserie la protagonizó junto a Jorge Arecheta, Marcelo Alonso, Francisco Melo y Amparo Noguera.
La intérprete confiesa que cuando le propusieron ponerse en la piel de Carmen Marín, ella se negó. “Venía desde los quince años con un ritmo muy grande. Quería vivir un poco mi vida. Venía después de ‘Su nombre es Joaquín’ y me dio susto. Yo decía que heavy la actriz que haga esto porque si Linda Blair en un par de escenas quedó cucú, esto en una teleserie de ocho meses… no sabemos cómo va a quedar, cómo son los guiones. Toda la presión y la carga, era heavy”, asegura.
Pasaron los años, y Luciana se había retirado de la TV. Volvió y nadie la llamaba. “Era la conflictiva. Nadie me llamaba para nada y me dijeron que estaban haciendo el casting para ‘La Poseída’ y le escribí al productor si yo podía participar. Lo iba a hacer, pero no estaba preparada. Era para sacarme el gusto, a ver si quedo. Andaban buscando a muchas niñas por todas las escuelas. Era un casting bien grande. Fui y quedé. Era una escena con el cura de Marcelo Alonso. Estaba normal y de repente pasaba el demonio…”, comenta.
Luego de quedar en el casting, la actriz cuenta que se puso a trabajar con todo para hacerlo lo mejor posible sin dañar sus emociones y estar muy pendiente de todo para que se logren los efectos deseados y no quede ridículo. “Me encanta actuar de terror”, expresa.
La teleserie ponía en contraposición la iglesia católica versus la ciencia, temáticas poco exploradas en teleseries chilenas. “Pensábamos que la gente no se iba a comprar esta historia. Y recuerdo que una vez una cajera me quedó mirando como si yo fuera el diablo. Hay una población grande que se cree estas cosas. Como si yo tuviera algo”, manifiesta.
La intérprete comenta que estudió mucho la historia tras esta posesión para poder prepararse mejor para el personaje. “Era una historia bien triste porque a la Carmen Marín real la ocuparon como conejillo de indias con esto. Iban los curas, los médicos. La hipnotizaron. Hicieron lo que quisieron pero gracias a ella se abrió la rama de psiquiatría en Chile. Sino hubiésemos seguido católicos”, asegura.
Respecto a si ocurrieron sucesos paranormales en el ex Hospital San José o en el Cementerio, locaciones de la historia, la actriz negó alguna circunstancia extraña. “A pesar de que grabamos en lugares muy cargados, no pasó nada. No me dio miedo porque me preparé mucho. Tenía como un altar de la Carmen Marín y me conecté mucho con ella. Antes de empezar a grabar le pedía permiso, respeto y me invocaba a ella un poco para hacerlo lo mejor posible”, señala.
Por otro lado, la actriz comentó un episodio extraño del cuál sí tuvo bastante miedo y fue cuando comenzaron las grabaciones. “Fui con una amiga, la Jose Illanes, a un concierto de una película, ‘El Padrino’. Se termina el primer bloque y un niño se empieza a poseer arriba de la tarima y yo nunca había visto algo así. Le empieza a dar un ataque de no se qué. Hablaba con una voz fuerte, se movía distinto. Lo tuvieron que sacar a todos de la sala. Me dio miedo. Le decía a la Jose que esto era muy raro porque yo venía de hacer una escena similar”, recuerda.
Además, en otra ocasión y también en medio de las grabaciones de la teleserie, la actriz vivió otro impactante suceso con su mascota. “Había llevado a mi gato al veterinario y cuando lo fui a buscar empezó a hacer los mismos ataques que yo había estado haciendo en el día…las posesiones. Los veterinarios se lo llevaron, lo durmieron y me dicen que le dió un ataque de histeria. ¡Quedé pa’ atrás! Después me daba susto llevarme a mi gato a la casa porque que hago si le da un ataque de histeria”, comenta entre risas.
La actriz asegura que en los sets de grabación no pasó nada, sin embargo, andaban todos asustados. “Todos estaban súper espirituados. Nos dieron al principio unas pulseritas rojas por si acaso. Yo creo que era más parte de la polémica para generar ruido, pero no nos penaron ni nada”, señala.
Por otra parte, la actriz lamentó la situación de TVN respecto a las teleseries. “Tienen tremendos estudios. TVN debe volver a ser una televisión pública. Esto es por los ejecutivos. Ya en La Poseída habían ejecutivos que no sabían nada. Yo creo que no tienen idea de historias, ni los productores. La gente de más abajo es la que se preocupa que la historia esté bien. Cambiaban los horarios, un día sí, un día no. La gente se empieza a aburrir. Falta de experiencia de un buen programador. Alguien que sepa el timing de la televisión”, reflexionó.