Este domingo en “De Tú a Tú”, Martín Cárcamo visitó a la animadora Carolina de Moras, durante la conversación, la ex animadora del Festival de Viña recordó la relación con el padre de su hija y entregó detalle de los duros momentos que vivió durante su embarazo.
Carolina de Moras contó en el programa como fueron sus inicios en el modelaje, profesión que la llevó a probar suerte fuera de Chile. «Tuve que emborrachar a mi papá y hacerlo firmar un permiso notarial para que me dejara salir del país a los 17 años”, recordó. Su primer destino fue Miami, donde arrendaba un departamento junto a otras cuatro modelos, incluida Ángela Prieto. Luego se fue a vivir a Europa.
Finalmente regresó a Chile por amor, ya que estaba saliendo con Claudio Khamis, quien se convertiría en el padre de su hija. “Él quería una relación más aquí que a distancia. Además nunca quise ser una súper modelo top, quería recorrer el mundo y viajar, pero la vida nómade me tenía cansada. Estaba súper sola”, explicó Carolina sobre su decisión: “Yo estaba súper enamorada, lo miraba y lo amaba con todo mi ser. Me sentía pololeando con un súper hombre”.
Sin embargo, los 15 años de diferencia entre ambos empezaron a hacer estragos. “Empecé a ceder mis espacios porque estaba con este hombre que manejaba mejor la vida que yo. Me dejé llevar y me dejé estar un poco. Teníamos muchas diferencias de personalidad y de carácter”, contó.
Todo empeoró cuando empezaron a planificar casarse. “Uno trata de engañarse, de imaginarse de blanco, y la fiesta, me probaba vestidos, me gustaban todos, pero me miraba y me decía ‘No soy novia’. Y esta relación, llevándonos así toda la vida, el matrimonio no iba a mejorar las diferencias de personalidad y de caracteres que teníamos”.
La decisión que cambio su vida
Fue así como, ad portas de dar el mayor paso de su vida, decidió dar un paso atrás, sin imaginarse lo que sucedería: “Me iba a casar, decidí no casarme, y me di cuenta a la semana de que estaba embarazada”.
Según narra Carolina, “quedó la escoba. Fue súper duro, yo me sentía súper fracasada, dolida, sola, súper botada, avergonzada ante mi familia, sentía que les fallé. Pasé todo mi embarazo sola en un departamento y volví a bancarme el dolor, el miedo y la frustración sola. Me martiricé harto, me di duro, tuve síntomas de pérdida por el inconsciente, pasé casi todo mi embarazo en cama”.
Cuando finalmente nació su hija Mila, ambos decidieron darse una nueva oportunidad, para arreglar la relación y ser padres juntos. Pero no resultó. “Dijimos ‘Ya, hagámoslo juntos’. Y duramos seis meses. Nos dimos cuenta de que no iba a ninguna parte. Pesqué mi guagua y nunca más volví ni siquiera por un calzón”, contó.