Desde que se fue a “Tierra Santa”, Mauricio Israel se ha convertido en el prófugo más mediático de Chile. Dejó cosas pendientes en el país: muchas deudas sin pagar, muchos acreedores esperando que le devuelvan su dinero; y una esposa y una hija abandonados a su suerte, cargando con problemas judiciales en los que no tiene nada que ver y hospitalizados producto del stress. De ser uno de los rostros más reconocibles de la TV chilena, Israel se ha transformado en el “niño símbolo” de la delincuencia de cuello y corbata, y en la más reciente encarnación del “Padre Gatica”, que predicaba acerca de la transparencia y despotricaba contra la corrupción en sus afiebrados noticieros matinales, mientras dejaba clavados a amigos, familiares y conquistas.
En lo personal, nunca me gustó Mauricio Israel. Su despetar mediático surgió en pleno auge del “fenómeno Bonvallet”, y siempre me pareció que era una copia de segunda mano del “Gurú”. Ver a Israel vociferando y levantando la voz como lo hacía Bonvallet era como ver al empleado que quiere imitar a su jefe copiándole el traje en vez de esforzándose por estudiar un posgrado: trataba de imitar la forma, pero jamás tuvo la fuerza del “Gurú”, ni menos su conocimiento futbolístico. Al final, Bonvallet se aburrió de agarrarlo para el tandeo, y si no ha mencionado el tema, es simplemente porque tiene sus propios dramas que lo tienen ocupado (la “desaparación” con prostitutas de hace algunos meses, y luego las denuncias de supuesto acoso sexual de Marisela Santibañez).
Parafraseando a Coco Legrand, ver a Israel en TV es como observar una vaca pastando en la copa de un árbol. Uno se preguntaba “¿y cómo demonios logró llegar tan arriba?”. Israel no es periodista; no sabe nada de fútbol ni de tenis ni de ningún deporte (era patético verlo diciendo tonteras en las transmisiones tenísticas al lado de Horacio de la Peña, que tenía que aguantarlo y corregirlo); y más encima, es sumamente feo. En resumen, un chanta de tomo y lomo. ¿Cómo demonios logró todo lo que logró?. La respuesta para mi es clara: es un chanta, pero de la peor especie, de la más peligrosa de todas: uno de esos con dinero, poder, influencias y, en especial, un gran manejo comunicacional. No en vano es publicista e hijo de uno de los referentes de esa profesión en nuestro país. Debe ser, junto con el manager de Mauricio Pinilla, uno de los mejores “engrupidores” del país. Su prontuario es envidiable.
- Comentarista deportivo prinicipal de Chilevisión, dejando en segundo plano a Juan Cristóbal Guarello y Edgardo Marín, dos verdaderas enciclopedias ambulantes del fútbol, y autores de libros.
- Panelista fundador del “Tolerancia Cero”, junto con Alejandro Guillier, Fernando Villegas y Libardo Buitrago. De más está decir que Mauricio Israel estaba a años luz del nivel de los partners.
- Comentarista deportivo prinicipal de Mega, dejando en segundo plano a Aldo Schiappacasse y Rodrigo Sepúlveda, dos profesionales mucho más competentes y preparados que él.
- Conductor de sendos noticieros matinales en Mega y La Red, en los cuales se dedicaba a fustigar a las autoridades, a leer el diario en pantalla mientras escuchaba a Marco Antonio Solís y a “jotear” a sus compañeras de trabajo.
Este notable manejo quedó en evidencia en la reciente entrevista que le hizo Felipe Camiroaga. Para contar “su verdad”, Israel escogió a alguien al que pudiera manejar, que supiera que no lo podría apretar, y Camiroaga se prestaba para eso. El conductor de “Animal Nocturno” es un excelente animador, pero no es periodista, por lo que no tiene oficio para manejar entrevistados astutos. Israel manejó los tiempos, mostró lo que quería mostrar, se autoflageló cuando le hablaron de sus deudas, amenazó con terminar la entrevista cuando Camiroaga intentó “apretarlo”.
Israel usó sus influencias (auspicios, contactos) para obtener estos logros, y se construyó una imagen de comunicador exitoso y millonario, con un estilo de vida marcado por los excesos y los gastos desproporcionados…..y eso al final le pasó la cuenta. Empezaron sus problemas con impuestos internos y sus deudas con diversos online casino canada acreedores. Y ahí quedó en evidencia su realidad: se le acabó la plata, se alejaron los contactos y auspiciadores, perdió sus influencias……..y automáticamente su imagen “exitosa” se fue al suelo. El resto de la historia es ampliamente conocida.
Si hay una lección de la historia de Mauricio Israel, es la importancia de tener un buen manejo comunicacional, y también de sus limitaciones. Hay mucha gente super preparada, competente y honesta, pero que no se ha preocupado de este tema, y que por ello se han visto superados por chantas con buen manejo comunicacional. En el libro “Inteligencia Intuitiva”, de Malcolm Gladwell, se menciona la historia de Warren Harding, un limitado y mediocre político estadounidense que, gracias a su distinguida estampa y su voz estereofónica, llegó a ser presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, murió en el ejercicio de su mandato y fue considerado uno de los peores mandatarios que ha pasado por la Casa Blanca. Ni hablar de Hitler: un chanta rematado, con menos fondo que un dedal (intenté leer su libro “Mi Lucha” y en la página 20 renuncié a seguir, porque nunca había leído tanta estupidez junta) y loco de atar, pero con un brillante manejo comunicacional que sedujo a un pueblo humillado y lo llevó a lo que todos sabemos: la 2º guerra mundial
Un chanta con buen manejo comunicacional se puede quedar con la mujer que te gusta, te puede arrebatar el puesto que ambicionas y hasta puede llegar a ser presidente. A corto plazo, tiene muchas posibilidades de ganarle a un tipo competente pero sin manejo comunicacional. Sin embargo, a largo plazo, cuando la imagen ya no basta y hay que demostrar consistencia y fondo, el chanta sucumbe inevitablemente: nunca va ser buen marido, ni buen jefe ni buen presidente. Y cuando es detectado, ya es tarde. El daño causado es irreparable.
En otras palabras, alguien sin fondo y con forma le puede ganar en el corto plazo a alguien con fondo y sin forma. Por ello, lo mejor es trabajar en ambas cosas: tener fondo y un buen manejo comunicacional. Esto es importante, porque no me parece bueno ni sano que gente como Mauricio Israel aparezca ante nuestros ojos como modelos de éxito y referentes a seguir. Y ojalá Israel dé la cara y responda por sus errores. Hasta ahora, no le creo ni lo que reza. Y muy pocos le creen en Chile.