La actriz nacional hizo un recabado análisis de su polémico personaje de Violeta en la exitosa teleserie nocturna, transmitida durante el año 2008 en la franja prime de TVN, producción marcada por la alta crudeza y violencia de sus escenas.
En conversación con el podcast «Impacto en el Rostro, la actriz Antonia Santa María además de hacer un recorrido por sus roles televisivos, se detuvo especialmente para recordar su participación en la polémica teleserie nocturna «El Señor de la Querencia» (2008), ambientada a inicios del siglo XX y centrada en la figura de un déspota patrón de fundo, José Luis Echeñique (Julio Milostich).
En la trama, Santa María dio vida a Violeta, hija de María (Patricia López) y Buenaventura (Álvaro Espinoza), quienes trabajaban como empleados en «la Querencia», y eran constantemente abusados por el temido patrón. «Una terminaba más cansada, sobre todo de llorar. Una sensación que me cansaba mucho era el tema del llanto, porque la Violeta igual lloraba harto. Pero a mí me gustan las escenas exigentes y estar en teleseries donde me siento exigida, porque se hace más entretenido y desafiante», confesó.
«Entonces no tengo un recuerdo como de un desgaste emocional. Creo que separo bien las cosas. No tengo problemas en estar una y otra vez y que vamos, que te pegan, porque está todo armado, estás con un par profesional. Como que no debiera pasar nada, es parte del oficio estar ahí», se sinceró la actriz que debutó en teleseries con el divertido personaje de Sharon Janet en «Brujas» (2005).
Si bien admitió haberse sentido desafiada durante todo el proceso de grabaciones, reconoció que la ayuda de María Eugenia Rencoret (entonces directora general del área dramática de TVN) fue fundamental. «La Quena dirige muy bien. Además de tener una gran visión de lo que hay que hacer y de los castings, la pega de ella de dirigir ahí en el piso siempre es muy aguda y eficiente. Y me acuerdo que al principio de la Querencia dirigía ella. Yo estaba aterrada y me dijo ‘en esta escena tienes que llorar como un caballo’», contó.
«Te juro que me dijo eso y nunca más paré de llorar en toda la teleserie. Fue como ‘ya, vamos’. Me abrieron la llave y durante los seis meses de grabación, siete meses, no paré de llorar», reveló.
Tras eso, procedió a referirse a las características de su tierno e ingenuo papel, argumentando que lo más le gustó fue que era «tan inocente y que no fuera el personaje fome, porque a veces las inocentes son los personajes aburridos. Era una teleserie que estaba muy bien escrita. Todos tenían mucha historia, todo se desarrollaba en una historia».
Antes de concluir, la hermana de la periodista Constanza Santa María bromeó sobre el comentado final de dicha ficción, en el que José Luis Echeñique provoca una masacre que acaba con gran parte de los personajes. «Mataron a todos en esa teleserie, creo que fui la única que quedé viva con el (personaje interpretado por el actor) Andrés Reyes. Fue bonito (el final de su personaje) entre tanto asesinato, incesto, abuso, que pudiera sobrevivir algo de amor, es una pequeña esperanza», finalizó recordando.