Este martes se vivió la tercera noche del Festival de Viña 2024, la que tuvo como gran protagonista a Luis Slimming quien mató todos los fantasmas que pudieron quedar tras la fallida presentación de Javiera Contador.
Obertura: Un bonito tributo a Celia Cruz a 20 años de su muerte, a cargo de Francisca Valenzuela, Flor de Rap, Sergi, María Becerra y Young Cister.
Conductores. Tuvieron una jornada tranquila después del chaparrón de ayer. Se dieron el esperado beso. A Pancho le gusta vestirse de negro y María Luisa con un hermoso vestido rojo.
Maná. Los U2 de habla hispana. Ricardo Arjona en patota. El periodista Ignacio Lira lo describió claramente en su cuenta de X: ”Maná debe ser la banda que más gente odia, sabiéndose al mismo tiempo 10 canciones completas”.
Musicalmente sólidos y brillantes, una de las mejores bandas de habla hispana y tal vez del mundo. Con un vocalista al que se le notaron los años de edad y de carrete en su voz gastada y en su falta de fuelle. Se han transformado en una excelente banda tributo de sí mismos. Han decidido girar a cuenta de su glorioso pasado, sin tener nada nuevo ni interesante que proponer. Faena cómoda y doble gaviota sin sobresaltos.
Luis Slimming. Poco antes de su show, trascendió que lo iban a hacer actuar después de las competencias para protegerlo después de la infausta experiencia de Javiera Contador, más aún considerando su mal paso en Chile Chico, su incidente en redes sociales y cierta mala onda mediática en su contra. Al final no pasó, y no fue necesario. Luis Slimming se impuso desde el minuto cero con una de las rutinas humorísticas más redondas de la historia del evento. Tallas rápidas y asertivas, simpatía a granel, y un notable manejo de escena.
El libretista regalón de los comediantes chilenos reservó su obra maestra definitiva, su mejor guion cómico, para su propio espectáculo. Esta fue la consagración del “humor pebre”, picante, pero nutritivo y muy bien preparado.
Don Comedia supo jugar al límite del reglamento. Coqueteó con lo políticamente incorrecto e incluso con lo funable. Elevó intelectual y artísticamente el tan criticado humor de doble sentido. Lo hizo trascender del bullying tóxico y gratuito, del chiste cochino de bar, cabaret, casa de remolienda, obra en construcción, taller mecánico o camarín de liceo, y lo llevó al siguiente nivel.
Slimming es la versión siglo XXI de Álvaro Salas. Rescató lo mejor del líder de Pujillay, el chiste corto, el humor rápido, los ingeniosos juegos de palabras, y le añadió actualidad y renovación. La doble gaviota y la ovación de un público que estuvo siempre rendido a sus pies fue más que merecida. Me alegro sinceramente por él, que la ha peleado desde abajo. Toda la manga de buitres tóxicos y mediocres que pronosticaron las penas del infierno para Luchito (Pancho del Sur, Claudia Schmidt, algunos bots ultrafachos) se la tuvieron que comer calladitos. Esta es la consagración de la factoría del “El Sentido del Humor”. Que se prepare el Coronel Valverde para el próximo año.
Men at Work. Desde el inicio se notó que era una banda tributo. Sólida, virtuosa, de gran nivel, pero una banda tributo. Un único integrante de la formación original, el vocalista Colin Hay, de voz impecable; una saxofonista y flautista cubana, y una corista peruana, la pareja de Hay. Cumplieron más que bien, se llevaron su doble gaviota y merecieron salir en mejor horario. Sin embargo, este debe ser el número anglo festivalero más débil del último tiempo. Una banda tributo, por muy buena que sea (y hay excelentes como ésta), siempre será un producto musical de segunda mano. Pasar de Christina Aguilera el 2023 a este show es un bajón importante.
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