La acción judicial relata las escabrosas acciones realizadas por el joven, tras supuestamente enterarse que su padre habría abusado sexualmente de su pareja, mientras vivían juntos en el mismo departamento.
La querella criminal presentada por Hernán Calderón Salinas en contra de su hijo, Hernán Calderón Argandoña, muestra la realidad de la violencia ejercida aquel día 11 de agosto, además de aclarar por qué la acción judicial fue catalogada como «parricidio frustrado».
«Mi hijo, empuñando el cuchillo que había traído previamente y que guardaba en su pantalón, me ataca de frente, intentando apuñalarme en el estómago, fallando sólo por mi reacción, dándome el ataque en mi antebrazo izquierdo mientras me gritaba ‘¡¡¡¡AHORA SI QUE TE VOY A MATAR MALDITO CONCHA DE TU MADRE!!!. VAY A VER WEA CULIAO COMO AHORA SI TE MATO!!!!’ (sic)», comienza relatando el texto.
«El querellado, al encontrarse con la mitad de su cuerpo sobre mí, ser mas alto y mas pesado que el suscrito, además de mas joven como es lógico, procede a inmovilizar mi mano derecha con su mano izquierda, y con su mano derecha, en la que continuaba sosteniendo el cuchillo, procede a apuñalar múltiples veces mi mano derecha gritando ‘¡¡¡¡TE VOY A MATAR CONCHA DE TU MADRE TE VOY A MATAR!!!!’. De esa forma, siguió intentando desgarrar la mayor cantidad de tejido posible de mi mano, con el fin asumo dado el movimiento y su acción de amputarla (sic)», agrega.
Además de relatar diversos ataques de los cuales fue víctima, Calderón Salinas detalló una circunstancia que lo descolocó: «En el ascensor existe una cámara, y hay otras en el estacionamiento (…) Lo más impactante para mí, es el hecho que se le aprecia cuando se retira, después de haberme apuñalado, yo esperaba ver a un hijo a lo menos afligido por la gravedad de los hechos, nada más distante de la imagen que aparece, en la que él primero se mira a un espejo, luego posa mostrando las manchas de mi sangre sobre su ropa, procede a tomar una fotografía de sí mismo con su trofeo, mi sangre en sus brazos, y luego parece enviar la fotografía a alguien, como si reportara su labor».