Martin Scorsese, el director de clásicos como “Taxi Driver”, “Toro Salvaje” y “El Rey de la Comedia”, ha enfrentado durante las últimas semanas ácidas polémicas por su visión acerca de las películas de la factoría Marvel, cuyas producciones, para él, no son cine. Una convicción que le ha significado recibir una lluvia de críticos por parte de otros realizadores, productores, actores y espectadores.
Pero Scorsese no cede en su crítica visión del mundo cinematográfico actual. Pese a que con “El Irlandés” este 2019 volvió a posicionar una de sus películas entre las mejores del año, y posiblemente de su destacada carrera, él cree que las producciones sobre superhéroes están acaparando la industria sin dejar espacio para otro tipo de filmes. Como resultado, teme que ésta puede haber sido su última cinta.
“Hemos estado discutiendo mucho sobre esto, que los cines han sido comandados por películas de superhéroes; ya sabes, solo personas volando y golpeando y chocando, lo cual está bien si quieres verlo. Es solo que no hay espacio para otro tipo de imagen. No sé cuantas películas más pueda hacer, tal vez esto es todo. La última”, señaló el director durante una entrevista con The Guardian.
Aunque “El Irlandés” fue nombrada como la película número uno del 2019, y sin embargo, Scorsese no encontró espacio en las salas de cine para su realización y distribución y si pudo avanzar en el proyecto fue gracias a Netflix.
“Estamos en una situación en la que los cines solo muestran las últimas películas de superhéroes. Tienes 12 pantallas, y 11 son la película de superhéroes. ¿Te gustan las películas de superhéroes, bien, ¿pero necesitas 11 pantallas?”, reclamó en la misma entrevista, indicando que está situación no deja espacio para que otro tipo de producciones, quizás más modestas, lleguen a la gran pantalla.
A juicio de Martin Scorsese, la historia ha demostrado que una cinta puede ser comercial y no por ello dejar de ser arte, y que el problema con las películas de superhéroes es que son productos desechables, no séptimo arte. “Un producto debe ser consumido y desechado. Mira una película comercial como `Cantando bajo la lluvia´. La puedes ver una y otra vez. Entonces la pregunta es: ¿cómo vamos a proteger el arte?”, concluyó.