Daniella comenzó su carrera en la televisión a los 22 años escribiendo junto a su padre, Néstor Castagno, la teleserie juvenil «Ámame» (TVN). Sin embargo, el mayor éxito lo obtuvo en Canal 13 con «Brujas«, el 2005, donde dio vida a las recordadas profesionales del servicio, acusadas de haber asesinado al dueño de la empresa donde trabajaban durante una noche de pasión. Luego de eso, vino su última teleserie en nuestro país, «Descarado«, y desde entonces la vida de Daniella Castagno dio un giro inesperado.
¿Qué has hecho profesionalmente después de tu salida de Canal 13?
Saliendo de canal 13, pensé dedicarme a cuidar a mi mamá que estaba muy enferma, limpiarme un poco la cabeza, el corazón y juntar fuerzas para volver a partir. Pero a los dos días de estar en mi casa, como una cosa mágica, recibí un llamado para ayudar en una adaptación de «Las Juanas», donde había una crisis con el guión. Esto era una producción de Telefutura, una rama de Univisión, que estaba haciendo esta adaptación con RCN en Colombia. El contacto venía, porque yo trabajé años atrás en Televisa con don Valentín Pimstein, un maestro. Tres años. Y ellos me recomendaron con Telefutura. Me pareció muy interesante como desafío y, por otro lado, pensé que refrescarme un poco y salir del ambiente de aquí sería muy bueno… Y lo fue.
¿Te costó mucho decidirte a aceptar este nuevo trabajo?
Mi mamá me apoyó mucho en tomar la decisión y también mi familia, ya que este nuevo trabajo implicaba muchos viajes, y con cuatro niños no es fácil… Pero todo resultó y partí no más. Llegué a un equipo que estaba golpeado, me refiero al guión. Ellos habían hecho muchas versiones de capítulos y no habían tenido buenos resultados, principalmente, porque se trataba de llegar a un público muy amplio. Con este equipo trabajamos codo a codo, y levantamos el proyecto y lo sacamos adelante. Para todos fue una tremenda experiencia. La protagonista era peruana, Stefany Cayo; el protagonista era venezolano, Juan Alfonso Baptista, y así, mexicanos, colombianos, cubanos americanos. O sea, un equipo súper amplio y diverso. Creo que todo nuestro esfuerzo dio muy buenos frutos. Finalmente estrenamos «La Marca del Deseo», una adaptación absolutamente libre de “Las Juanas”, ya que sólo toma de ellas que las mujeres tienen una marca común. La novela estaba hecha para los latinos en Estados Unidos y tuvimos muy buenos resultados. Ahora entiendo que se dará en varios países de habla hispana. En lo personal, fue una tremenda experiencia, desde los viajes, la gente, las locaciones, la selva… ¡Maravilloso!… Y aprendí muchísimo de todos…
¿Qué diferencias hay en los métodos de trabajo de los canales chilenos y los extranjeros?
Muchas diferencias, pero para mí, hay una que fue fundamental a la hora de quedarme a trabajar: la importancia y el respeto que se le da al guión. Se siente que el peso de la historia y de la manera de contarla es fundamental y eso, como guionista, me encanta. Supongo que cada país es diferente, pero en este caso en particular tuvimos un tremendo trabajo de guión, que luego debe ser respetado por el director y los actores al pie de la letra. Es un agrado trabajar así, puliendo y limpiando todo, hasta lograr que las palabras de verdad comuniquen lo que tú quieres. Ya había tenido una experiencia similar en Televisa y es un gusto escribir cuando valoran tu trabajo. Uno se exige mucho más.
¿Cómo fue dirigir un equipo de guionistas de otro país?
Especial, porque cuando llegué habían sacado a la cabeza de equipo y ellos estaban complicados. Llegar ahí no fue fácil, pero nunca me han gustado las cosas fáciles, así que nos atrevimos no más. Nos fuimos conociendo y todos a lo nuestro, que es escribir. Creo que finalmente “escribir” es el idioma común de los guionistas y ahí todos nos entendemos. Los colombianos tienen un excelente manejo del lenguaje. Ha sido una experiencia muy gratificante. En lo personal no pasé por un buen momento, perder a mi papá fue un golpe del que me costó mucho recuperarme… Si es que se puede decir que me recuperé… Pero día a día aprendo a no tenerlo al lado… Y al año siguiente murió mi mamá… Supongo que eso me afectó mucho y me puse más dura y más retraída, pero el equipo de trabajo siempre es un gran apoyo. En esta segunda novela que estoy haciendo sigo trabajando con colombianos. Tres de ellos son colombianos y una, chilena.
¿Echas de menos participar en alguna teleserie chilena?
Extraño a la gente, a los amigos. De pronto uno ve la pantalla y sí, se echa de menos, pero creo que la vida me puso aquí ahora por algo. No creo en las casualidades y estoy convencida que todo esto es parte de mi proceso de crecimiento como escritora. He conocido gente muy linda. Trabajar con Verónica Pimstein, Ronald Day, Angela Suárez, Magdalena La Rotta, Rodrigo Triana, Nicolás Di Blassi, Arnaldo Limansky, en fin, ha sido muy enriquecedor.
¿Volverías a Canal 13? ¿Por qué?
Sí, claro. Volvería a hacer teleseries con gente que sepa hacer teleseries y tenga ganas de verdad de hacer teleseries, como volvería también a Televisión Nacional, a Televisa y a todas partes. Finalmente uno se enamora de un proyecto, de un equipo y también del respeto que tengan por nuestro oficio. Donde quieran y valoren a los guionistas, ¡ahí voy a estar!
¿Qué te han parecido las nuevas teleseries? ¿Las has visto?
Creo que todo es muy extraño. Canal 13, el año pasado, compró la teleserie argentina Lola, una comedia (que a mi modo de ver es lo que la gente necesita hoy) y le fue genial. Entonces este año TVN compra al mismo autor Los Pells, hacen comedia, ¿y el 13 hace melodrama?… Es raro… Supongo que habrán estudios de fondo que avalen lo que se hace… Para mí, claramente, necesitamos comedia, con amor, con intriga pero con mucho humor, especialmente en estos tiempos de crisis… Lo que único que puede combatir las complicaciones es el humor y eso siempre ha sido igual. Siento que nosotros hemos aprendido mucho a reírnos de nosotros mismos y eso me encanta, como chilena. Pero me extraña que de pronto eso no se refleje en las áreas dramáticas. Me extraña también que los caminos no tengan continuidad y se quiebren… Me pareció excelente el trabajo que se hizo con Lola y no entendí por qué de eso pasaron al drama… Por género, la telenovela va evolucionando, y hay que evolucionar con ella. No hay que tener miedo de que «No, éste no es el genero”… La telenovela es nuestra, cambia con nosotros, nosotros hacemos el género. Yo siempre he sostenido que la base de las telenovelas son los Cantares de Gesta, y esos juglares relatando chismes e historias de pueblo en pueblo, hablando de la vida, entreteniendo con lo cotidiano, con aspiraciones y fantasía. De pronto siento que hay retrocesos fuertes, y eso me da mucha pena…
¿Tienes proyectos a futuro?
Ahora estoy en un clásico de clásicos, adaptando “Doña Beija”, que llevará el título de «Doña Bella», y ha sido muy complejo, ya que tengo unos ojazos enormes mirando cada palabra que escribo. Sé que doña Beija fue de las novelas mas queridas de Herval Rossano, gran amigo de mi viejo, y espero que los dos, Herval y mi papá, me guíen bien en este camino. Nunca hay que olvidar a los grandes, pero con el conocimiento y la experiencia de ellos hay que atreverse. Aunque nos equivoquemos, pero siempre vale la pena. Lo que no te mata, te hace mas fuerte… Bueno, muchos besos a toda la gente que quiere y disfruta las teleseries en Fotech…