En la tan marcada «época de los DJ’s» que estamos viviendo, pasa demasiado que todos parecieran enfocarse en intentar crear hits de factura rápida, incluso sin tanto esfuerzo a primera vista. Le agregan una voz familiar y listo, todo está hecho. El ejemplo más claro de esa fórmula se sitúa bajo la figura de David Guetta, el conocido, productor en verdad, DJ Francés, y claro, con «18 Months», el nuevo disco de Calvin Harris, eso pareciera seguir igual. Salvo por un pequeño gran detalle: el escosés de verdad pareciera querer darle otro matiz a esa forma de llevar las composiciones para los tipos de la mesa de mezclas.
Si bien la materia primera es la misma, de inmediato al poner play se puede notar otra intención. El track ambientalista llamado «Green Valley» da pie para una seguidilla de canciones que quieren conectar entre si. ¿Suena forzado? Depende, quizás en algunos pasajes si, otros tienen una sincronización exquisita, algo que hoy en día en la música electrónica masiva no se da. Y eso se agradece bastante.
Adam Richard Wiles, verdadero nombre del disc jockey, ha tenido un ascenso trabajado a la fama mundial. Hasta el pasado 2011 no era más que un artista de marcada procedencia en charts europeos, lejos del glamour y despegue internacional que el chart Billboard pareciera asegurar. Sin embargo, con constancia y una arista mucho más actualizada en cuánto a como hace su música ha ido escalando de a poco, hasta ser el «DJ House» de los MTV Video Music Awards 2012. Y se nota que quiere mantener esa posición ganada: los artistas invitados del álbum van desde números probados (Ne-Yo, Rihanna, que aunque no sea un track inédito, El Mega Hit «We Found Love» apoya demasiado al álbum en cuánto a potencialidad comercial) a otros artistas un tanto más de públicos minoritarios. Apuesta por una transversalidad, pero también por sostener el álbum con recursos propios, sin llenarlo de tantos featurings tediosos.
Punto aparte es la estructura que el pareciera ofrecer, a ratos deja más espacio para su labor de DJ, jugueteando con sintetizadores y pulsos más rápidos, otras veces dando espacio a mixeos vocales. Se puede comprobar a plenitud en «Awooga», con una marcada influencia de lo que realizaron antes grupos como Daft Punk.
¿Un punto torpe del álbum? Marcado claramente en un solo track, «Here 2 China», que cuenta con las colaboraciones del DJ Dillon Francis y Dizzie Rascal. Una suerte de pseudo experimentación que suena demasiado forzada en el álbum, entrando casi a la fuerza en un lote de canciones muy radiales y de fácil escucha. El resto es el viaje detallado, un álbum liviano pero con una intención extra a la labor del animador de fiestas electrónicas, que no se deja llevar por la colaboración fácil y trata de impulsarse como un todo, no un lote de singles (tan) genéricos. Eso se agradece bastante, aunque aún no existe aquel DJ Mainstream capaz de hacer sonar de forma no forzada a un LP como un todo, como una sola composición.